Capítulo 24, deseo insaciable

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Después de un largo y frío paseo por las calles de Nueva York, llegaron a un local que se veía bastante atractivo.

–¿Un bar? ¿Enserio?

Preguntó, lo tomó de la chaqueta y se acercó a él, Daniel sonrió y se agachó para plantarle un sensual beso en los labios, una excusa para morderle el labio y sonreír como diablo una vez que lo hizo.

–No en todos los bares saben hacer cervezas de mantequilla tan buenas como aquí.

*******

Después de que Amy tomó dos cervezas de mantequilla, obligó a Daniel a que jugará billar con ella.

No era un lugar muy grande, pero estaba muy bien arreglado. Además de que preparaban cervezas de mantequilla inspiradas en Harry Potter, Amy notó otras cosas relacionadas. Había unas banderas, no muy grandes, de los colores de las casas de Hogwarts. El corazón de Amy se disparó al ver la bandera amarilla con una H de color negro en el centro, un grito se escapó de su garganta. No dudaba que el alcohol tuviera que ver en la forma en la que actuaba.

No había muchas personas, solo Daniel, Amy, la chica de muchos tatuajes con cabello rosa muy corto que servía las bebidas que parecía no ser muy sociable ya que al ver que Amy y Daniel se fueron a jugar billar ella desapareció en alguna parte del local. Amy no había notado al hombre en la mesa de la esquina, él se encontraba completamente inconsciente, cubierto por una capucha negra y con la frente contra la mesa.

Al empezar a jugar Amy notó que los tacos de billar también estaban relacionados con Harry Potter, tenían pequeñas letras que representaban las casas de Hogwarts.

Amy tomó el que tenía una H y Daniel el que tenía una G. Según la chica que les llevó otra ronda de cervezas, quien ganara tendría cien puntos en favor a sus casas. También daban cien puntos a quien bebiera más cervezas.

Daniel sonrió cuando dio el primer golpe, las bolas de colores amarillo mostaza, rojo, verde y azul se separaron y pararon en diferentes lugares, arrastrándose por la mesa con rapidez. Dos bolas se metieron en los huecos de las esquinas de la mesa, lo cual hizo que Daniel sonriera victorioso.

Amy gruñó, tomó con más fuerza el gran palo de madera en su mano y caminó hasta él, pretendiendo estar concentrada en su primera jugada, aunque en verdad no era así.

Se paró frente a Daniel, empujándolo con el hombro, él sonrió y se hizo para atrás mientras Amy se agachaba frente a él, su trasero haciendo contacto con el cuerpo de Daniel. No escuchó más que su exclamación de ahogada sorpresa.

Amy pretendió que no estaba escuchando, clavó los dedos en la madera hasta que esta crujió, cerró un ojo para tener una visión más clara de en donde debería de pegarle a la bola para que esta, o alguna otra, entrarán en los huecos de la mesa.

No podía concentrarse completamente, estaba tan centrada en el contacto que su cuerpo tenía con el de Daniel que ni siquiera ponía atención al juego. Se sentía orgullosa de pretender interés en el billar, cuando en verdad estaba bajo las influencias del alcohol y su cuerpo empezando a arder.

–Sé lo que estás haciendo, Swan.

Dijo Daniel, Amy cerró un ojo y apuntó la bola con el taco, acomodándose para pegarle y que está cayera en los hoyos de la mesa, su cuerpo chocando más con el de Daniel mientras lo hacía. Lo escuchó carraspear, pero no se quitó.

Gracias a Raziel pensó, si se hubiera alejado hubiera sido tan vergonzoso y solo le quedaría culpar al alcohol cuando ni siquiera estaba tan ebria.

–¿Y qué es eso?–preguntó.

Una sonrisa sucia apareció en su rostro. Esperó a que Daniel no la viera sonriendo de esa manera, pero otra parte deseo que si lo hubiera hecho, que supiera completamente cuál era su intención. Aunque ya la supiera.

Cazadores de Sombras: Ciudad de ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora