Capítulo 22, las grandes oportunidades se deben de apreciar

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Al llegar al instituto las náuseas que Amy había sentido en todo el camino fueron insoportables, al instante en que Daniel la acompaño y ella puso pie en su habitación se escurrió al baño a vomitar.

Daniel estaba junto a ella, sentado en el suelo junto a ella, una de sus manos le sujetaba el corto cabello y la otra se encontraba en su espalda, haciendo pequeños círculos con los dedos mientras le susurraba seguidamente que estaba bien.

Al instante se arrepintió de haber comido ese pequeño pedazo de pan francés.

Su cuerpo temblaba, la garganta le quemaba y las lágrimas le nublaban la vista.

Una vez terminó y su estómago se vació completamente se recostó contra él, el pecho de Daniel subía y bajaba rápidamente.

¿Está asustado? Se preguntó, el corazón le latió con fuerza cuando él la abrazó y besó su hombro.

–¿Estás bien, amor?

Amy asintió y puso sus manos sobre las de Daniel.

–¿Me ayudas a levantarme?

Preguntó ella con voz temblorosa, Ella sintió como él sonrió contra su hombro y asintió. Sin soltarla del tierno abrazo, Daniel la levantó con cuidado, ella seguía temblando pero sí pudo caminar sola hasta el lavabo.

Tomó el cepillo de dientes que estaba dentro de un vaso color blanco decorado con espirales de color azul cielo. Tomó agua limpia y se enjuago la boca antes de poner bastante pasta dental de colores diferentes sobre el cepillo y metérselo en la boca. Cepillo con fuerza por toda la boca sin dejar un espacio libre ya que no quería seguir sintiendo esa horrible sensación y sabor.

Una vez terminó escupió la pasta dental, se enjuago la boca. Seguía sintiendo el desagradable sabor en la boca, así que volvió a poner más pasta dental y volvió a lavarse la boca, vio en el espejo el reflejo de Daniel, admirándola como si fuese Afrodita y no Amy.

Cuando terminó volvió a escupir la pasta y se volvió a enjuagar la boca, esa vez solo se quedó el sabor a la pasta dental lo cual le agradó ya que adoraba ese fuerte sabor a menta.

Volvió a dirigir los ojos al reflejo de Daniel, estaba apoyado en el marco de la puerta con su traje de batalla haciendo que sus músculos se vieran increíbles. El cabello lo tenía más ondulado de lo normal, lo que Amy supuso que hacía el aire húmedo en el exterior.

Su expresión era tan sucia que le causó gracia a Amy, una mirada sucia jugó en los ojos de Amy al igual que una risa traviesa.

Dejó el cepillo de dientes de nuevo en el vaso y se dio la vuelta y pegó la espalda al lavabo, miró a Daniel de arriba a abajo, el corazón empezando a acelerarse al ver el bulto en sus pantalones.

Daniel se mordió el labio también repasándola con la mirada.

–Ven aquí.

Daniel se acercó rápidamente, Amy lo jaló de la chaqueta y al momento él la levantó, le sentó en el lavabo y enterró el cuerpo contra el de Amy.

Él la besó con tanta fuerza que la hizo estremecerse completamente, su piel se erizo y todo su cuerpo reaccionó al momento.

Los labios de Daniel envolvieron los de Amy con tanta agresividad que esto creo una corriente eléctrica en todo su cuerpo, tuvo que apartarse de los labios del chico para poder respirar a bocanadas.

Las grandes manos de Daniel pasaron por los muslos de Amy y su lengua se introdujo dentro de la boca de Amy, tocando la suya.

Amy gimió y se aferró a la chamarra de Daniel cuando él empezó a besarle el cuello.

Cazadores de Sombras: Ciudad de ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora