Capítulo 15, solo podrías odiar

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Amy tomó la camisa de Daniel y se cubrió con esta

–No estábamos haciendo nada.

–Si claro, eso se nota.

Dijo Sophie, miró en dirección a Amy que se cubría con la camisa de Daniel.

Él se dio la vuelta, claramente estaba enfadado, y ella tuvo que mantenerse quieta para que su amiga no pudiera verla sin blusa... sin nada.

–¿Qué quieres, Soph?

Preguntó Daniel, Amy se puso el suéter cubriéndose con el cuerpo de Daniel, ella le dio su camisa la cual él se puso en un segundo.

–Primero que nada, que asco, yo uso esa mesa y segundo, el amigo de Amy está abajo, está esperando afuera.

Amy casi se cayó de la mesa lo cal hizo que Daniel se volteara a sujetarla.

–¿Qué?

Daniel miró a Amy y después a Sophia, ella solo mantuvo sus manos en las caderas y alzo un comisura, así como si estuviera diciendo "que esperabas que hiciera"

Amy se bajó de la mesa con ayuda de Daniel, ella se sujetó de su camisa necesitándolo tanto como necesitaba aire para respirar. Él no se alejó o se inquietó por eso, fue como si la entendiera perfectamente, ya que le rodeó la cintura y con la otra la puso sobre sus hombros.

–Tu amigo está abajo. El guapo de ojos bonitos–dijo Sophie.

Suspiró y miró en dirección al pasillo. Como si pudiera verlo desde ahí.

–No puede ser...

Dijo Amy en un susurró, sintió como si algún tipo de veneno recorriera su cuerpo, se soltó de Daniel.

–Lo voy a matar.

Dijo, aunque no hubiera querido decirlo lo hizo.

Amy ni siquiera se molestó en arreglarse el suéter o el cabello, sabía que tenía los labios rojos y que las piernas le temblaban más de lo que habían hecho antes de que Daniel la hubiese subido a la mesa de la biblioteca y estuviesen a punto de...

Amy se pasó las manos por el cabello cuando caminó junto a Sophie que evitó mirar a su amiga mientras la miraba con una sonrisa sucia.

Lo voy a asesinar. ¿Que acaso no entiende una puta indirecta? podía perdonarle lo que fuera, pero que no la hubiese ayudado desde aquel día en el hospital, cuando llegó Ahira a pelear en contra de Oliver y Ray, si él aunque sea hubiese dicho que le estaban mintiendo, que no estaba perdiendo la cabeza, si se hubiera quedado sentado en vez de ir a buscar a la enfermera, Amy no se habría enojado tanto... más bien, no la habría lastimado al grado en que para ella ya era imposible perdonarlo.

–¡Amy!–gritó Daniel, solo para después haberse dado cuenta que ya la había llamado antes.

Amy no se detuvo. Como si el enfado la hubiese consumido al grado de que la controlaba completamente. Como si ya no fuese esa chica que había estado marchita por casi dos años.

Lo voy a asesinar y después de que yo muera lo voy a perseguir también.

Abrió la enorme puerta de entrada del instituto con un golpe impresionante. Como si esta fuera una pequeña pluma. Pudo ver la expresión de impresión de Mason cuando ella salió hecha un rayo al exterior. Sintió como los huesos se le congelaron, como estos dolían, pero era más grande el enfado que sentía que el dolor en todo su cuerpo, en especial en las muñecas y dedos al abrir la puerta.

Lo había visto días antes, pero todo eso parecía haber sido siglos atrás. Amy se había mejorado en esos días, pero Mason... Mason sin duda que no lo había hecho. Tenía la ropa desaliñada y el cabello despeinado, podía notar unas ojeras más oscuras de lo que jamás se las había visto. Sus ojos estaban hinchados e irritados.

Cazadores de Sombras: Ciudad de ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora