Capitulo 1

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Giré la llave para apagar el motor del coche y suspiré ampliamente. Agarré el volante del coche fuertemente negándome a bajar para enfrentarme a mi nueva vida, pero tenía que hacerlo. Cogí el bolso que estaba en el asiento del copiloto y bajé del coche lentamente, como si ir al instituto fuese una condena. Cerré la puerta torpemente y eché un vistazo al colegio parada al lado de mi coche. El oscuro cielo no le favorecía para que pareciese un lugar agradable, pero todos los alumnos entrando y saliendo del edificio sin hacer mucho jaleo me hacía pensar que con un poco de suerte, no lo pasaría tan mal como tenía imaginado. Me armé de valor y comencé a caminar por el aparcamiento mientras unos cuantos alumnos se daban cuenta de mi presencia y murmuraban algo referido a mí. Intenté desconectarme de todos aquellos cuchicheos que comenzaban a tomar más fuerza. Me sorprendí de lo observadores que podíamos llegar a ser los adolescentes cuando había una novedad en un instituto y comenzó a aterrarme la idea de llamar demasiado la atención, así que miré hacia el suelo hasta que entre por las puertas del edificio asegurándome de que ya nadie me miraba.

Saqué un papel del bolso que me indicaba donde estaban la mayoría de las clases a las que tenía que asistir y el horario que tenía. Por suerte para mí, el director del colegio me había dejado ir un día antes de que empezaran las clases para conocer más o menos donde estaban y así ir haciéndome a la idea de lo que sería mi nuevo instituto. Avancé por el pasillo con todos los libros en el bolso que me pesaban una barbaridad. Busqué rápidamente mi taquilla para poder dejar unos libros en ella y que me moviese con más agilidad, porque mi estado no permitía que maniobrara más rápido de lo que me gustaría. Metí la combinación que tenía la taquilla y la abrí rápidamente para dejar los libros que tenía a última hora de la mañana y sólo llevar los necesarios hasta la hora del almuerzo. Cuando terminé con la taquilla la cerré y me encontré de sopetón con un chico que estaba apoyado en la taquilla de al lado y del que no me había percatado.

-Oh, perdona si te he asustado.-dijo él sonriendo con una amplia sonrisa.-Sólo venía a presentarme.

Ni siquiera me le quedé mirando un segundo. Era demasiado tímida y desconfiada con los chicos que no conocía y ahora mismo me sentía intimidada por el que estaba a mi lado.

Me coloqué mejor el bolso que llevaba y comencé a andar.

-¿No sabes hablar?-preguntó él andando conmigo a mi lado.-¿Te ha comido la lengua el gato?

Era tímida sí, pero también odiaba que me molestaran. Y eso era lo que estaba haciendo el chico en ese momento. Me giré para dejarle bien claro que no se tenía que acercar a mí porque le diese pena.

-Sí que sé hablar, pero lo que pasa es que no quiero hablar contigo...-dije mirándole a los ojos.

Entonces sucedió. Observé esos oscuros ojos azules y me quedé hipnotizada mirándolos como si nunca antes hubiera visto unos ojos tan bonitos. Y no era lo único bonito en él. Su pelo oscuro estaba cortado de forma que se lo peinaba de punta y hacía que fuera más atractivo de lo que la madre naturaleza le había hecho llegar a ser. Era un poco más alto que yo y sus músculos se marcaban en la camiseta que llevaba, por lo que deducí que debería hacer algún tipo de deporte. Entonces me acordé de que ningún chico se fijaría en mí en este momento, así que cualquier esperanza de que se hubiese fijado en mí por mi aspecto desapareció y un sentimiento de miedo repentino apareció en la boca del estómago.

-¿Me oyes?-preguntó él sacándome de mis pensamientos.

Me llevé la mano a mi prominente estómago y le volví a mirar a los ojos.

-Mira, si me has hablado porque te doy pena déjate de estupideces y dime que quieres.

-¿Siempre eres así de borde con todo el mundo?-preguntó él.-No es un buen comienzo para hacer amigos.

Nueva entre los CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora