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Abrí los ojos y me doy la sorpresa de que estoy en mi casa.  Muevo mi hermosa cabeza para ver a la venta y me encuentro con que estaba oscuro.

¡Carajo estuve inconsciente tanto tiempo! Por lo menos me libre de lavar las medias, pensé dando saltitos mentalmente. 

Me sente de golpe en la cama al recordar al medio calvo de mi hermano que debe estar esperando mi muerte por mi pequeña broma sin importancia.   Claro esta, que horrible quedo sin remedio. 

Camino sintiendo el jodio piso frío y me asomo por la ventana para ver que todas las calles estaban desoladas.

— Extraño — murmure mientras le daba la vuelta al pomo de la puerta. 

Comencé a bajar las escaleras y agudize mis oídos para no escuchar nada.

Silencio, silencio y más silencio.

Me dejaron sola en casa después de aquél golpe.  ¡Son unos ingratos! ¡Demuestren que me aman carajo!

Cuando mire la puerta de la entrada, la perra estaba abierta y me asuste. ¿Por qué demonios esta abierta? Podría haber entrado un ladrón a robar...mis pantis tal vez o ¡Violarme!   Corrí como una gallina asustada a cerrarla y me giré sintiendome como la chica de la película Scream.  Sentía miedo y quería aunque sea tener al medio calvo de Bryan cerca. 

Volví a correr esta vez entrando a la cocina.  Mire a todos lados como una detective y abrí la nevera.  Cuando escuche un ruido proveniente del pasillo que llegaba a donde yo estaba, ¡la cocina! ¡la maldita cocina!

— ¿Quién es? — pregunte como una imbécil.   Claro Dana te viene a robar,  violar o matar y te van a decir el nombre,  pensé frunciendo el ceño. 

Se escucho una risa de lo mas siniestra que me erizo todos los pelos que si Afrodita no llega estar depilada estuviera como los pelos de Bob Marley.  Dana relajate, respire una y otra vez. 

— TENGO UN REVOLVER Y LO USARE CONTIGO — grite a todo pulmón tomando lo primero que encontre.  ¡Un pepinillo! Bueno tal vez si le doy en la frente lo noqueo.

¡La madre que me engendro!

Quería meterme dentro del horno, quería esconderme en la nevera, quería gritar como poseída hasta que mis pulmones colapsaran, pero me había quedado pasmada.  En el pasillo con el rostro pegado a la pared estaba el payaso que más terror le tenía.   Eran el payaso asesino de la película,  él que tenia todo el rostro de blanco y el pelo rojo. Me estaba mirando, me estaba mirando a mí, a mí coño.

NO, NO, NO.  ALEJATE

El payaso solto otra risita que a cualquiera le quita el estreñimiento y comenzó acercarse a mí.   Sin esperar más abrí la puerta de la cocina y salí corriendo.  Corría y corría con el pepinillo en la mano "Alias mi revolver"

— SALVENME.  SOCORRO, SOCORRO — odiaba decir aquella palabra, pero en situaciones extremas requiere palabras extremas.

Volteo mi cabeza y el endemoniado payaso venia corriendo detrás de mi como un loco desquiciado.  ¿Por qué mis piernas no corren tanto como cuando alcance huir de Bryan?

— NO ME ALCANZARAS JAMÁS.  NO ERES REAL, NO ERES REAL. 

Sin previo aviso el payaso apareció de frente y grite como loca.

MATA A TU MADRE, MATA A TU MADRE — grite como loca dando puños y patadas sin importarme nada.  Payaso de mierda o te mueres o te mato.

¿Sin suerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora