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He aprendido la lección nunca mandes a tú hermano a una cita a ciegas con la hippie. Creanme no es un buen plan. Bryan todavía no se ha recuperado de su tragedia y eso que ha pasado una semana. Casi me mata.

Mejor les cuento, porque se que quieren saber.

La puerta de mi habitación parecía que era masacrada por Big foot. Bryan le estaba dando con una fuerza descomunal así que decidí abrirla. Es mejor coger al toro por los cuernos.

Abrí la puerta y...un balde de agua helada cayo sobre mí. No, no cayo fue lanzada sobre mí. ¡Maldito desgraciado!

-¿QUÉ COJONES TE PASA?- grite temblorosa por lo jodidamente fría que estaba el agua. Bryan entro a la habitación y cerro la puerta. Se le veía la vena de su frente palpitar y respiraba como un toro a punto de embestir a su presa.

No me matará, ¿Cierto? Yo soy su hermana favorita porque Karen...es media bruja.

- La hippie me beso...ME BESO. ELLA NO TENÍA NI UNA PIZCA DE MODELO- exclamó caminando hacía mí de una manera peligrosa.

Oh...¿Qué me hará?

- ¿Cómo que no llego la modelo? Sí, me dijeron que era una modelo de Victoria Secrets - mentí descaradamente buscando que me crea.

Por amor a Dios, creeme. Yo no la hare otra vez.

Bryan sonrió de medio lado y no me dio tiempo ni a gritar cuando me inmovilizo de pies y manos.

- Sueltame estúpido. No fue mi culpa que llegará la hippie - dije molesta moviendome, pero fue imposible.

Bryan me pego cinta adhesiva gris en la boca. ¿Qué me va hacer? ¡Soy su hermana, no puede matarme!

- Me pagaras por el beso y por tener que soportar su risa de foca psicótica, por ver su maquillaje exagerado y por la manoseada en el culo que me dio - susurro a mi oído mientras mi cuerpo estaba tendido en el suelo.

Por favor, ¿Un beso? Solo fue un beso.

La risa ya es otro cantar. La cabrona rie tan feo que hasta un bebé puede molestarle.

Hubiera dado mi vida por verla maquillada, pero pues no se pudo.

Pero a Bryan le hacía falta una buena tocada en el culo. De milagro no le dio con creerse súper héroe. Reprimi las ganas de reirme.

- No fue mi culpa...

Mis palabras quedaron atoradas cuando él me levantó y me saco hasta al balcón. Me amarro las manos a los tubos del balcon y quedé como en cuatro con el trasero levantado.

No podía gritar.

Ésto no lo hace un hermano.

- Ahora si, Danatella. Te cobrare mi pelo y la cita.

Me bajo el pijama por el trasero y me halo el panti hacía arriba ahorcando mi culo. Mis nalgas quedaron expuestas.

- UHHH UJJJ

Me comenzo a dar nalgadas.

Cabrón, me cago en tú madre. ¡Maldito seas!

- No voy a parar hasta que tus nalgotas estén rojas. Por mala hermana - murmuro riendo mientras seguía dandome nalgadas.

Mis nalgas ya ardian y ya iba por la nalgada número quince.

Pendejo.

Infeliz.

Pene chiquito.

¿Sin suerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora