Estaba preocupada por Lucas. Después de haber hecho el amor hace una semana no sabía nada de él. Solo la palabra me utilizo rondaba mi cabeza. Aunque yo también tenía la culpa, yo quería que él fuera el primero y lo disfrute mucho.
- Los hombres son así. Aveces le damos nuestra virginidad y luego ya no eres importante - comento Cereza mientras me ayudaba a darle comida a los cerdos.
Ésto olía a mierda.
- Sí, pero me duele que no me llame o me responda las llamadas. Por amor a Dios, hicimos el amor, no se comió unos tacos - dije sintiendo mi garganta seca. Llevaba días queriendo llorar y no lo hacía por darme un poco de esperanza.
Lucas me quería. Debía de quererme, ¿Por qué estaria conmigo entonces?
Cereza ahogo una arcada cuando vio al cerdo haciendo sus necesidades-. Dana tendrás que hacerte a la idea que eres parte de su larga lista. A mi me sucedio lo mismo con mi segundo novio hace unos seis meses, pero estoy bien.- Me halo del brazo para irnos juntas del corral.
Caminamos en silencio hasta sentarnos en una de las colinas que quedaba detrás de mi casa y en esos instantes sono mi móvil. Desesperadamente lo saque de mi pantalón corto.
- Lucas...mi amor.
Solo hubo silencio.
- ¿Qué pasa? - pregunte sintiendo un escalofrío recorrer todo mi cuerpo.
Mi corazón me decía lo que iba a suceder en éstos momentos y deseaba llorar.
- Danatella me voy a Barcelona - respondió en un susurro casi audible.
¿Se iba? ¿Por qué tan lejos? Mis temores se estaban haciendo realidad y esté era nuestro fin, lo sabía y me dolía.
- Ya veo. Ahorrate cualquier palabra...
- Nunca te mentí cuando te dije que te quería y hacer el amor contigo fue algo muy importante para mí. Mi futuro está en Barcelona...
¡¿Su futuro esta en Barcelona?! ¡¿Y yo qué?! ¡¿Qué soy un trasto viejo?!
- LUCAS VETE A LA MIERDA, JODETE Y ESPERO QUE TE VIOLEN, IMBÉCIL. OJALÁ Y TE QUEDES IMPOTENTE, CABRÓN - grite llena de colera y colgue.
Cereza me abrazo y me converti en un mar de lágrimas. Me sentía utilizada y abandonada. Le faltaron pantalones para decirmelo a la cara y eso me duele mucho más. Hubiera preferido que no me llamara. Lucas no veía un futuro conmigo y eso fue como clavarme una daga al corazón.
Me destroso completamente.
*****
Horas más tarde estaba en mi habitación deseando tomar los boxers que dejo atrás y cortalos por la parte delantera para pensar que era su odioso pene. Era un desgraciado y deseaba arrancarle los ojos de raíz.
La puerta se abrió dando paso a mi hermano que llevaba una semana aquí revoloteando por todo el lugar especialmente jodiendome la vida a mí, pero ahora no estaba de humor para él.
- Acompañe apestosa a dar una vuelta - dijo mi hermano tomando la almohada para darme con ella en la cara.
¿Por qué el estúpido no buscaba una vagina en donde pasar su tiempo?
- No, no quiero. Busca a Karen a ver si quiere - dije tomando mi otra almohada abrazandome a ella.
Mi hermano me miró de una manera extraña para luego acercarse a mi tocador y jugar con mis perfumes.
- No seas idiota y pasa el día conmigo. Mañana me iré y me aburrire viendo a Lucas como un baboso con su nueva novia.
Me congele completamente y mi corazón dio un vuelco que casi me deja sin respiración. Los ojos me escocian, pero no permití que saliera ni una sola lágrima.
- ¿Desde cuando esta tan baboso ése pendejo? - pregunte intentando sonar divertida aunque creo no haberlo logrado.
Bryan se río negando con la cabeza-. El tonto lleva tres semanas y no dejan de dar náuseas con tanta cursileria. - Hizo una expresión de asco y no pude seguir escuchando.
Salí corriendo de la habitación sin rumbo fijo. Quería gritar con todas mis fuerzas, quería golpearme en la cara por ser tan imbécil. ¿Cómo pudiste pensar que había dejado de ser un mujeriego? ¿Te quiero? ¡Sí, claro! ¡Solo quiere a su pene!
Lo odio.
Lo detesto.
¿Acaso lo de Barcelona era una mentira para no herirme? Claro que debía de serlo para no tener que terminar conmigo a la cara. Me dolía enormemente el corazón y ahora que recordaba todo lo que habíamos hecho me sentía usada. ¡Por amor a Dios, si me iba a dejar debió ser más resistente y no tener sexo conmigo!
Iba en busca de Cereza a su casa, pero me encontré de frente con uno de los gemelos. ¡No ahora! Él llevaba unos pantalones color crema, botas negras y camisa de cuadros azul sin faltar un sombrero, un vaquero a toda la regla.
- Mira quién esta aquí mi diosa hermosa.
Era Arnold, no había duda de ello.
- No estoy de...humor - murmure comenzando a llorar como una magdalena. El pelirrojo abrió los ojos de par en par.
- Mi diosa tiene mal de amores.- Me abrazo con fuerza y sin darme cuenta el pelirrojo estaba llorando conmigo-. Maldito hombre cruel, ¿Qué te ha hecho?
Nos sentamos detrás del tronco de árbol y lloré por quererlo, lloré por haberme entregado a él y lloré porque deseaba odiarlo con todas mis fuerzas. Sabía que lo conseguiría. Así que le conte todo a Arnold.
- No te preocupes que cuando yo sea un famoso actor de cine tu serás la señora Fox y te daré mucho cariño - dijo pasando sus dedos entre mi pelo. Yo sonrei por sus ocurrencias.
- Gracias.
El pelirrojo se encogio de hombros y solto una carcajada-. ¿Viste como llore? Se me salieron hasta las jodidas lágrimas. Cada día mejoro más y haré un película con Tom Cruise.
Maldita sea la madre que lo parió.
Sin poder evitarlo le dí un puño en la cara que me dolio más a mi que a él. Permita Dios y termine haciendo películas de piratas para que se joda.
- Ésa me dolio, pero siento mucho lo del imbécil, mi diosa.
- Yo también lo siento. Yo también.
Nuevamente una lágrima resbalo por mi mejilla, pero me la quite de mala gana. Nunca más me fijaría en un chico mujeriego. ¡Jamás!
- CORRAN - gritaba Beck como loco y yo miré a su hermano que lo miraba burlón.
- JODANSE.
Oh que alguien nos salve.
El toro feroz de la familia Fox se había soltado y venía en nuestra dirección. Me levante para comenzar a correr, pero el cabrón de Arnold me espacharro los dedos de los pies cuando él se puso de pie. Mientras corríamos para salvar nuestras vidas del toro enloquecido sentía los dedos de mi pie latir del dolor, pero aún así corrí con todas mis fuerzas.
- LO LOGRAMOS - grite cuando logramos entrar en la casa del pelirrojo y el toro siguió detrás de Beck, pobrecito.
- MALDITA, ¿POR QUÉ NO ME DIJISTE QUE TENÍAS VARICELAS?
Arnold me miraba aterrado y yo abrí los ojos de par en par. ¿Varicelas? No puede ser que mi maldita suerte sea tan buena. Busque el espejo más cercano y vi aquéllas pequeñas bolsitas comenzando a salir por mi cuello.
- Tal vez te hayas llevado mi suerte contigo, idiota.
Fin

ESTÁS LEYENDO
¿Sin suerte?
HumorSoy una chica normal de dieciséis años con problemas normales y una vida normal ni tanto que digamos. Soy la reina de la mala suerte y cuando digo mala suerte es que la tengo. Siempre me pasan cosan increíbles para no decir horribles, pero tampoco...