Mi estómago lo sentía en la garganta y ya había ido mas de seis veces al baño para descargar. ¡Sí, descargar! Cuando estoy muy nerviosa me activa la vena cacaria y tengo que correr. Ya estaba pensando tomarme algún medicamento para controlar este innecesario churrero.
Cuando llegue a casa mi madre había salido temprano y me esperaba con la chancla alías la sandalia asesina de mi madre, para darme con ella. A todos nosotros alguna vez nos había tocado recibir el fuete, pero esta vez era por partida doble. Una por dejar jodido el exuberante pelo de mi hermano—gran cosa— y otra por armar semejante escándalo en el colegio. Cosa que no fue mi culpa porque Bryan parecía un desequilibrado. ¡Claro que tenía que hacer escándalo!
Me dio con la chancleta mientras gritaba, las señoritas se comportan con elegancia y no hacen bromas de mal gusto. Tenia la marca de la dichosa sandalia en mis brazos, pero valió la pena luego ver cuando mi madre rasuro completamente la cabeza de mi hermano el cual lloraba diciendo, ¡No, mi pelo no! Aunque piensen que soy una insensible solte una carcajada y se me salieron hasta las lágrimas.
El idiota lloro como un bebe y yo no podía creerlo. Mamá me había mirado con disgusto y dijo el que ríe último ríe mejor. No le hice caso al principio, pero cuando salio y volvió a regresar casi pierdo un pulmón del grito que lance.
— NO PUEDO CREER QUE ME HAYAS ECHO ESTO. TÚ SABES QUE DETESTO ÉSA FOTO— chille horrorizada viendo con mis pelotas de ojos aquél horroroso retrato gigante en el centro de la sala.
Era mi retrato cuando tenía siete años y medio con creerme estilista. Había tomado una tijeras y me había picado el pelo. Quedó tan corto y parado que escondían a la niña adorable que era en ése tiempo. Bueno sigo siendo adorable.
Mamá me miro y sonrio de medio lado—. Te dije el que ríe último ríe mejor. No debiste reirte de la desgracia de tú hermano. Así que ésa foto permanecera ahí hasta que Bryan pase su luto. En otras palabras hasta que tenga un poco de pelo — decía mientras observaba la fotografía como si fuera la mejor del mundo.
— Eso lo veremos.
— ¿Qué dijiste? — pregunto mi madre con una ceja alzada.
¿Qué demonios tiene en esas orejas? ¡Si lo dije bajito!
Después de aquello cuando mi padre llego. Nos dio un regaño horrible y quise esconderme detrás del mueble, pero era inevitable. Debíamos escuchar toda su baboseria.
— Dana se me olvido decirte que cuando te fuiste la entrenadora me pidio que te dijera que estás en el equipo de atletismos — dijo Karen sentandose a mi lado en el escalón del balcón.
No me fastidies. La gordiflona ésa sera la que correra porque esta que esta aquí no lo hara. ¡No, no y no!
— Que espere sentada.
Volví mi vista a la carretera tratando de concentrarme para no ir más al baño. Al parecer mi hermana hoy quería hablar. ¿De cuando acá?
— Dana...tengo que contarte algo. — Pose mi vista en ella y sus ojos oscuros se veían asustadizos. ¿Qué locura habrá cometido? Tal vez nada grave, aquí yo soy la única que le suceden las peores cosas, negue sonriendo por mi tonto pensamiento.
— Dime. Te escucho — dije muy interesada al ver como se mordia el labio con nerviosismo.
— ¿Recuerdas este verano hace tres semanas exactamente cuando fuimos a la fiesta en la playa? — asenti. — ¿Recuerdas aquél chico rubio que me viste hablando? — volví a asentir y ella suspiro—. Ése día hicimos el amor en su auto aunque no fue mi primera vez, pero se supone que hace una semana me viniera Doña Juana, pero... no ha llegado y...
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¿Sin suerte?
HumorSoy una chica normal de dieciséis años con problemas normales y una vida normal ni tanto que digamos. Soy la reina de la mala suerte y cuando digo mala suerte es que la tengo. Siempre me pasan cosan increíbles para no decir horribles, pero tampoco...