Nueve

880 57 5
                                    

- ¿Me dirás quién es la chica? Creo que se parece a la que vimos el día que llegamos a aquí -la voz de Gemma resonó en mi habitación cuando llegué.

Quería tener la suerte de que cuando llegara estuviera dormida, pero ya ven, no todo sale como quieres.

- Se llama Ariana, estamos saliendo y sí, es ella -respondí a sus dudas.

Ella brincó por alrededor tapándose la boca para evitar despertar a los demás.

- ¡Sabía que terminarías con ella! Aunque pensé que tú, eras más de rubias -frunció el ceño.

- Pero ella es mejor que cualquier rubia -guiné mi ojo.

[...]

Llevaba dos horas cambiándome de ropa. Estaba nervioso. Sé que dicen que los hombres sólo vemos lo primero que tenemos en el armario y nos lo ponemos, pero en realidad se equivocan. Al menos yo soy de esos hombres que les gusta verse bien para sentirse cómodos. Por lo que me fue difícil encontrar algo correcto para tener una cita con la chica que te gusta, puesto que yo nunca tuve una cita, y mucho menos que la chica te gustara.

Decidí que un tejano negro estaría bien. Era verano, sí, pero debía ir presentable, y los únicos pantalones cortos que traje, eran para ir a la piscina. Me puse una polera blanca básica manga corta. Se veían algunos de mis tatuajes en el brazo izquierdo, y eso me gustaba. En mis pies me puse unas Converses, eran mis zapatillas favoritas, y me traían suerte. Me puse colonia, y luego moví un poco mis rulos. Estaba listo.

Bajé y le pedí dinero a mamá, ya que ya no me quedaba nada. Ella al principio no quería, pero al ser su hijo adorado me dio. Claro. Primero tuve que decirle el porqué.

Salí de casa faltando diez minutos. El muelle estaba bastante cerca, por lo que solo ocupé cinco para llegar hacia allí. Me senté en una banca larga que había ahí, a esperar a Ariana, pero cuando miré el reloj ya habían pasado más de quince minutos. Me preocupé un poco, ya que ella no me plantaría porque sí, por lo que decidí que era mejor ir a su casa para asegurarme que estaba bien.

Cuando iba saliendo del muelle choqué con un cuerpo delgado. Había botado a una chica rubia. Ésta al mirarme se quedó ida, por lo que supuse que le gustó mi físico.

- ¿Estás bien? Lo siento, no te ví -dije tendiéndole mi mano para que se pusiera de pie.

- Oh sí, lo siento, iba descuidada -dijo y se sacudió la arena de la ropa-. Soy Taylor -me tendió la mano, mientas que sonreía.

- Harry -susurré estrechando su mano.

- No eres de aquí ¿cierto? Tienes un acento distinto -ella me miró. Sus ojos eran azul, bastante lindos debo admitir, pero no del tipo que me gustaban a mi.

- Soy de Londres, estoy vacacionando aquí. Tu acento tampoco es de aquí -afirmé.

- Soy de Tennessee, soy más acento del sur -ella rió. Sonreí hacia ella, era un poco amigable para las pocas palabras que habíamos cruzado.

- Me gustó verte, pero debo irme.

Ella asintió y siguió su camino por el muelle cargando algo en su bolsa. Caminé en dirección de la casa de Ariana, topándome con una sorpresa. Están sentada en su jardín riendo con un chico. No quise ser un celoso de primera, pero si ella acordó que tuviéramos una cita a las tres, ¿por qué me planta, entonces?

Caminé con decisión a preguntarle que pasaba, cuando ví algo que me dejó helado. Él la besó, y ella correspondió tomándolo de las mejillas.

Summer [Hariana] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora