Harry's POV:
Miré a Taylor sonreír ante mi broma. Desde el día que nos topamos en el muelle, nos volvimos bastante amigos. Ella me mostró su talento con el canto, y lo bien que toca la guitarra. Hasta me enseñó algunos vídeos que tiene en youtube, y realmente es muy talentosa.
Por otra parte, Ariana me ha estado enviando mensajes, los cuales contra mi voluntad no respondo. Lo que vi fuera de su casa me dolió mucho, y realmente creí que ella no era así.
- ¿Por qué esa cara de afligido, compañero? -la voz de Taylor me interrumpió los pensamientos.
Justo la había invitado a dormir en casa, ya que ella y Gemma congeniaron bien al ser de la misma edad. Estábamos en el porche tomando chocolate caliente con malvaviscos, para soportar el frío que hacía por las noches.
- ¿Me darías un consejo como chica? -pregunté.
- Sabes que puedes decirme lo que quieras -dijo ella.
- ¿Aceptarías que el chico que te gusta estuviera con otra el día de vuestra cita? -susurré.
Ella me miró y suspiró.
- En Nashville he pasado muchos desplantes, de hecho, me considero la chica con menos suerte en el amor -dijo-. Hace un año empecé a salir con un chico. Realmente creí que le amaba, pero él solo quería acostarse conmigo para mostrarle a sus amigos que era cool. Él era muy guapo, y por eso no vi lo demás -sonrió tristemente-. No todo en la vida es apariencia, puede que hayas visto algo, pero los ojos no ven más allá del cuerpo, el corazón es lo que cuenta, y muchas personas es lo que menos ven. No te voy a decir que la perdones, pero quizás todo es diferente a como te lo imaginas. Y lo que te puedo aconsejar es que hablen primero, y luego tomen la decisión.
La miré y prácticamente corrí a abrazarla. Ella era la mejor consejera que había conocido jamás.
- Te lo agradezco de verdad Tay -susurré.
Entré a casa y corrí por las escaleras. Abrí la puerta de mi habitación y tomé mi teléfono. Hoy no me había enviado mensajes, y ahora sería yo quien lo hiciera.
'To: Ariana.
Necesitamos hablar. ¿Mañana en la costa de piedras? Te espero a partir de las 2 x'
Crucé mis dedos, realmente espero que vaya después de todos los desplantes que le había hecho.
[...]
Miré mis zapatos llenos de arena. Llevaba almenos quince minutos aquí y ella no había venido. No esperaba que lo hiciera, después de que le dije que la quería, y luego no le contestaba los mensajes sin antes escucharla, pero el maldito enojo pudo conmigo.
Caminé por la orilla de la playa pateando las conchas que había en ella. No había llegado en una hora, y ya me había cansado de esperar.
Miré a una señora vender raspados, así que me acerqué y le compré uno de fresa con jarabe de chocolate. Hacia calor y la mayoría de las personas estaban aquí en la playa.
Miré a lo lejos y ví una melena conocida, era ella... Con el mismo chico de aquella vez. Me acerqué a pasos decididos donde se encontraban tumbados en una manta en la arena.
- ¿Otra vez me dejaste plantado, y por lo mismo? -escupí con dolor.
Ella me miró y frunció el ceño.
- ¿Te conozco? -dijo hiriéndome.
- Ahora resulta que no me conoces. Ya no sé que más pensar de ti -dije mirándola con desprecio.
- Creo que te confundes de persona, así que por favor vete por donde viniste y déjanos tranquilos -dijo volviendo a ponerse las gafas.
Cuando estaba por tirarle arena por desgraciada, una voz a mis espaldas susurró:
- Hey.. ¿Qué está pasando aquí?