Summer [Hariana] ✔️

Veintiuno

Harry's pov

Salimos del local luego de que el concierto terminara. Ed lo había hecho fantástico, y Ariana lo había disfrutado.

Pasé mi brazo por sus hombros cuando el frío se hizo aún más presente. Ella sonrió y se acurrucó en mi.

— Gracias –susurró.

Sonreí y besé su cabello.

— Todo por mi amor –dije.

Caminamos a su casa, y durante el trayecto ella no dejó de abrazarme y decirme lo feliz que estaba. Cuando nos detuvimos frente a su jardín, ella se volteó para besarme.

— No tengo palabras para agradecerte todo lo que hiciste por mi hoy –empezó–. Solo puedo decir que.. Te amo.

La miré sorprendido.

— También te amo, Ariana –susurré.

La atraje a mi, para volver a besarla, cosa que no podía dejar de hacer.

Unos pasos se escucharon dentro de la casa de ella, y las luces del porche se encendieron. Ariana me miró asustada, y me jaló hacía un árbol de roble que había al lado izquierdo del jardín. Lo escalamos en silencio, que dando cubiertos por las hojas.

— No se puede haber escapado –dijo la voz de una mujer.

— Yo sé que no, Ariana no sería capás, alguien se la llevó –la grave voz de un hombre dijo–. ¿Pero como...?

Miré a Ariana suspirar y verme tristemente.

— No te preocupes, es un viejo problema –dijo en susurros–. Cuando entre se calmarán.

Yo asentí sin saber que hacer. Esperamos unos minutos a que las personas se fueran, y ambos bajamos del escondite.

— Nos vemos mañana, te quiero –dijo.

Luego de que nos besáramos, emprendí viaje a casa. Mi abrigo me cubría bastante, pero sin embargo hacía mucho frío.

Abrí la puerta, y entré. Estaba todo en silencio, y a oscuras. Con mi teléfono alumbré hasta llegar a mi habitación, y luego lo tiré en mi cama para quitarme la ropa. Tenía esa vieja costumbre de dormir desnudo, porque sinceramente la ropa molesta. Cuando estuve listo, me acosté y cerré los ojos pensando en ella. ¿Por qué es hermosa? ¿Por qué siento esto cuando estoy con ella? Ni podía parar de mirarla, de notar lo mucho que me inspira a dibujarla, a escribir sobre ella. Porque la amo, eso lo tengo firme.

Escuché mi ventana abrirse, y me asusté. Abrí los ojos viendo la figura de una mujer entrar, y acercarse a mi cama. En silencio alargué mi mano a la lámpara que hay, al lado de mi cama, en la mesita de noche, y la encendí. Ariana estaba de pie, quitándose el enorme abrigo de piel.

— ¿Qué haces aquí? –pregunté.

— No podía entrar a casa, así que vine para que me des posada. Mañana me iré –pidió.

— Claro que puedes quedarte, pero mi mamá no debe saberlo –susurré.

Ella asintió y se quitó los zapatos. Se arrastró a mi lado, y recordé algo...

Ella anda una diminuta falda, y yo estoy desnudo...