29. Y el amor, después del amor, después del amor, después del amor

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29. Y el amor, después del amor, después del amor, después del amor

  Como quien baja a bordo,

De un barco enloquecido,

Que viene de la noche,

Y va a ninguna parte,

Así mis pies descienden,

La cuesta del olvido,

Fatigados de tanto,

Andar sin encontrarte.

Me enfado con las sombras,

Que puebla en los pasillos,

Y me abrazo a la ausencia,

Que dejas en mi cama,

Trepo por tu recuerdo,

Como una enredadera,

Que no encuentra ventanas,

Dónde agarrarse.

Si quieres encontrarme,

Ya sabes dónde estoy.

Joaquín Sabina –"Calle melancolía"

La chica de ojos negros se había resignado a que quizá no volvería a ver nunca más a Ryuu, por eso dejó de buscarlo. Por otra parte, Taina pidió de inmediato el cambio de alumno, no soportaba ver al depravado sexual que le había tocado y se dirigía a la oficina de tutores debido a la queja formal que había levantado en contra de Shun, Llamó a la puerta con recato y se le permitió el paso, Al entrar, su reciente acosador apenas la miró, llevaba una seria expresión aunque no tan rígida como la que tenía la orientadora sentada tras el escritorio.

—Caró tome asiento —ordenó la señora—. Según su informe, pidió el cambio por desacuerdos mutuos ¿Es eso cierto?

—Por completo —afirmó ella.

—Hemos estado buscando algún otro tutor que pueda tomar a Murakami, pero todos los demás tutores tienen sus horarios completos con varios pupilos. Por el momento a usted solo se le ha asignado uno y sin apenas empezando ya tienen problemas. No podemos hacer nada a menos que tenga un motivo razonable.

—¿Le parece razonable ser atacada sexualmente? —preguntó Taina altiva a lo que la mujer abrió mucho los ojos.

—Señor Murakami, ¿Podría desmentirlo? —cuestionó a Shun, quien se había mantenido sereno sentado con las piernas cruzadas.

—No, señora. —Taina lo observó incrédula. No lo negó, ni siquiera lo intentó.

—Es algo muy serio Murakami, puede provocar su expulsión.

—Discúlpeme señorita Caró, me salí de mis cabales —le dijo el chico.

—Sus declaraciones estarán siendo evaluadas —explicó la mujer a la dominicana—, en veinticuatro horas Murakami se encontrará fuera de la universidad. —Taina sintió que el destino del chico estaba en sus manos y aunque lo quería lo más lejos de ella posible, no quería ser responsable de su expulsión.

—No es necesario —le interrumpió—, puedo retirar mi reporte y estoy segura que él puede irse con una advertencia. —El tono en la voz de Taina era claramente amenazante, lo suficiente que hasta la señora lo advirtió.

—Perfecto —manifestó la señora aliviada de librarse del papeleo—. En ese caso, seguirá usted siendo su tutora.

—¡No! Mi petición de cambio de alumno sigue en pie—gritó exasperada la chica.

20 años, cosidos a retazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora