21. Del cuello de una nube aquella madrugada me colgué

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21. Del cuello de una nube aquella madrugada me colgué


Que todas las noches sean noches de bodas,

Que todas las lunas sean lunas de miel.

Que el maquillaje no apague tu risa,

Que el equipaje no lastre tus alas,

Que gane el quiero la guerra del puedo,

Que los que esperan no cuenten las horas,

Que el fin del mundo te pille bailando,

Que el escenario me tiña las canas,

Que nunca sepas ni cómo ni cuándo.

Que el corazón no pase de moda,

Que los otoños te doren la piel.

Que las verdades no tengan complejos,

Que las mentiras parezcan mentiras,

Que no te dé la razón los espejos,

Que no se ocupe de ti el desamparo,

Que no te vendan amor sin espinas.

Joaquín Sabina y Chabela Vargas –"Noche de bodas"

—Ko... Koshiro ¿Puedes venir por nosotras?

—¡Qué pasó? —La voz del metalero sonó asustada a través el auricular, Taina trató no alarmarlo.

—Solo ven, estamos en el parque infantil a tres calles del restaurante.

—¿Mei está bien? —Taina examinó a su amiga. Esta, incapaz de reaccionar, estaba hecha un ovillo, enrollada en sí misma, sin llorar, sin hablar.

—Es mejor que lo veas por ti mismo. —Koshiro colgó y en cuestión de diez minutos, conduciendo como un demente y saltándose algunos semáforos en rojo las encontró. La rubia estaba rígida, rígida porque si relajaba uno solo de sus músculos posiblemente se quebrara su cuerpo.

—¿Qué demonios...? —preguntó solo moviendo los labios para que Mei no le escuchara.

—Solo llevémosla a mi casa —murmuró Taina. Sin mucho esfuerzo lograron que la japonesa se sentara en la camioneta, sencillamente permitía que la manejaran como una marioneta porque quizá, estaba cansada de vivir su propia vida. El trayecto fue silencioso y Koshiro guió a la muchacha de ojos azules por las escaleras hasta llegar al apartamento de Taina, donde la recostaron en la cama y la dejaron sola.

—Ahora explícame —continúo Koshiro en voz baja cerrando la puerta con cuidado. Taina le hizo una seña con el dedo para que la siguiera hasta la sala de estar.

—Fue todo un caos —relató en susurros—, volvió a declarársele y Kes la rechazó. El problema fue que Mei insistió y en medio de tanta presión Kes explotó e hizo una desastrosa escena. Nos echaron del restaurante... Kes fue severo y muy cruel, le pedí a Ryuu que lo acompañara para que intentara calmarlo.

—Voy a matarlo. —Koshiro le dio un golpe con su puño a la pared.

—No es su culpa, Mei lo provocó y me consta.

—Pero ahora es ella quien está sufriendo.

—En algún momento tenía que aceptar que la vida es dura —dijo Taina—¸no siempre las cosas salen como ella quiere y es mejor que lo aprenda temprano. Va a sufrirlo, eso la hará fuerte y es lo único que importa.

20 años, cosidos a retazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora