36. Cuando me hablan del destino cambio de conversación
Este adiós no maquilla un hasta luego,
Este nunca no esconde un ojala,
Estas cenizas no juegan con fuego,
Este ciego no mira para atrás.
Este notario firma lo que escribo,
Esta letra no la protestaré,
Ahórrate el acuso de recibo,
Estas vísperas son las de después.
A este ruido tan huérfano de padre,
No voy a permitirle que taladre,
Un corazón podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca,
Este loco se va con otra loca,
Estos ojos no lloran más por ti.
Joaquín Sabina – Versos extraídos de "Nos sobran los motivos"
—¡Senpai! —El joven de glaciar personalidad se detuvo, alguien tropezó con él pero no puso mucha atención. Giró lentamente sobre sus talones y parpadeó creando una expresión, que más que expresión, debía llamarse mascara.
—Akegino... —susurró y sus ojos se quedaron fijos en los de ella. La castaña tensó sus músculos, apretó los puños y en un intento de retomar su valor desvió la mirada.
—¿Dónde has estado últimamente? Has faltado toda la semana. —Llevaban una nerviosa relación desde que Hyrachi la besó y ninguno de los dos podía olvidar ese suceso.
—Lo lamento, he estado muy ocupado. Se acerca mi graduación y pierdo la cabeza a veces. De todas formas no te preocupes, repondré tus clases perdidas y cuando tengas tu próximo tutor podrás estudiar regularmente.
—¿C... cómo qué próximo tutor? —tartamudeó impactada.
—Voy a graduarme en unos meses y como es lógico van a asignarte otro tutor.
—¿Entonces te vas? ¿Y no volveré a verte? —Las palabras sonaron con más ansiedad de la que ella hubiera querido.
—Básicamente sí, no tenemos ninguna relación más allá de tutor - alumno Akegino y lo mejor es que nos apeguemos a eso. Tengo algo de prisa, prometo que estaré allí el miércoles. —Hyrachi se volvió y la joven estaba segura de que su expresión cambió. ¿Una sonrisa? ¿Una mueca? ¿O estaba delirando? El chico le dio la espalda y siguió su camino con su ritmo impasible, pero la japonesa lo vio alejarse a la velocidad de la luz.
—Akegino estamos muy retrasadas con los preparativos de la fiesta de fin de semestre —dijo Ayame acercándose a ella con un cuadernillo de notas en las manos—, el equipo de música es irrecuperable por lo que hay que conseguir otro... ¿Akegino? ¡Akegino!
—¿Qué?
—La fiesta, ¿Recuerdas?
—¡Hyrachi! —dejando a su amiga con la palabra en la boca Akegino corrió para alcanzar a su tutor.
—¿Quién es Hyrachi? —se preguntó la chica. Akegino atravesó el pasillo, sin embargo era imposible distinguir el azabachado cabello de Hyrachi de los otros. Desesperada, pensó los posibles lugares donde pudiera estar y se dirigió a aquel jardín donde solía almorzar. ¡Eureca! Hyrachi, con pasos lentos y con desgana, aterrizó en el piso con pesadez cuando Akegino se lanzó sobre él.
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20 años, cosidos a retazos ©
Chick-Lit***EDICIÓN COMPLETA CON LA VERSIÓN 2015*** ***Novela finalista en la categoría chick lit: en ascenso en los premios watty 2014*** ***Primera parte de la bilogía Katharsis*** Ella odia que la toquen... Una noche descubre que tiene un admirador secret...