1. Dijo hola y adiós... y el portazo sonó como un signo de interrogación

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1. Dijo hola y adiós... y el portazo sonó como un signo de interrogación

Yo no tenía ganas de reír, tú reías para no llorar,

Yo no venía de ningún país, tú ibas camino de cualquier lugar,

Conmigo no contaba el porvenir de ti no se acordaba el verbo amar.

Yo no jugaba para no perder, tú hacías trampas para no ganar,

Yo no rezaba para no creer, tú no besabas para no soñar.

Joaquín Sabina -Versos extraídos de "El rock and roll de los idiotas"

-¿Quieres ir al karaoke esta tarde? Voy a invitar a unas chicas que están buenísimas.

-Debo ponerme al corriente, no tengo tiempo.

-Ryuu, te estoy ayudando a ponerte al corriente. Te voy a presentar a las chicas de la universidad, ¿Acaso hay algo mas importante que eso?

Suspiré.

«Lo mejor fue alejarme de él, sino hubiera terminado con la mente igual de dañada.»

-No es en eso en lo que necesito ayuda -dije irritado.

-Está bien, no es para que te enojes... Es decir, tienes buenas notas, solo necesitas un par de días para acostumbrarte a nuestro sistema educativo. Sí, ya sé, prefieres el de tu universidad europea. -Esto último lo dijo con tono de burla y metí los dedos en mi rebelde pelo rojo, tratando de encontrar paciencia. Estos años de estudio en Japón serian terriblemente largos. Por lo visto, el mujeriego de mi amigo no me dejaría en paz hasta que al menos la mitad de la población femenina de esta universidad haya pasado por mi cama.

Fue cuando mis ojos se posaron en ella. Tenía una larga trenza oscura en la espalda, el sol brillaba en su piel mulata, aceitunada y tostada como miel. El natural y sensual caminar de la diosa se abría paso entre la multitud estudiantil.

-¿Quién es ella? -le pregunté a Kes, el amigo que trataba de mal influenciarme.

-¿Quién? -murmuró distraído, mirando hacia otro lado donde una chica le guiñaba el ojo.

-Ella... -Por primera vez en mucho tiempo quedé estupefacto y sin palabras. Supe entonces que estaba prendido de aquel ser que tanta curiosidad me provocaba.

-¿Quién? -Ahora sí miraba en la misma dirección que yo y se le desfiguró el rostro-, ¿La lunática? ¿En serio Ryuu?

-¿Lunática? -Lo miré con los ojos desorbitados.

-Sí. No se sabe mucho de ella, pero no tiene buena fama ni buen humor. No habla con nadie, solo sé que es extranjera, fría como el polo norte y que a pesar de tener un par de años aquí solo hace que le gente le huya aterrorizada.

-¿Por qué?

-Créeme cuando te digo que tiene muy mal carácter.

-¿Y lo de lunática?

-Yo no estaba allí y no conozco mucho el rumor. Dicen que al principio, cuando llegó a la universidad, la encontraron haciendo "ritos satánicos" en una de las aulas de la plata baja.

-¿Ritos satánicos? -pregunté sorprendido.

-Aquí no le importa a nadie, pero se supone que según su religión es algo muy grave, bueno, tú sabes de eso así que podrás entenderlo. Lo más gracioso de todo son las teorías disparatadas que dice en las clases. No hay nadie en toda la universidad que no se haya burlado de ella, aunque solo a sus espaldas, no he conocido al primero con el valor de retarla...

20 años, cosidos a retazos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora