2. Inútil, como el semen de los ahorcados
Enemigos íntimos
Del cálculo y la norma
Usureros del peligro y el azar
Vamos a invitarlos a escaparnos de las sombras
Y si no lo conseguimos nos da igual.
Joaquín Sabina Y Fito Páez – "Prohibido Prohibir"
Ni siquiera pestañeaban, todos estaban muy atentos al extraño comportamiento de "la lunática" al hablarle a alguien que no fuera ella misma.
La cafetería se convirtió de pronto en un cementerio, donde los únicos vivos eran ella y él. Ella lo taladraba con una firme mirada de odio mientras que Ryuu levantaba demasiado lento la vista hacia ella. Los ojos de iris grises retaron en silencio a los ojos oscuros de ella, ninguno dijo palabra alguna y durante algunos minutos permanecieron así.
Hasta que Ryuu comprendió que ella estaba esperando una respuesta.
—¿De qué estás hablando? —Se hizo el desentendido, lo cual solo provocó más ira en ella.
—¡No intentes tratarme como a una idiota, sabes muy bien a lo que me refiero!
—No, no lo sé. —Contenía el impulso de sonreír por su travesura, si sabía de qué estaba hablando, pero también tenía muy claro que si se lo devolvía, ella no le volvería a hablar.
Así que su estrategia seria tener su posesión como "rehén" y al parecer para ella era algo sumamente valioso, por lo que tenía la posibilidad de pedir recompensa por él.
—¿Me estas provocando?
—No sé de qué hablas. —La muchacha de oscuros ojos no sabía qué hacer. Él no estaba cooperando.
—¿Vas a obligarme a usar la fuerza?
—¿Me estas amenazando? —En ese momento Ryuu se levantó de la silla donde estaba sentado y quedó frente a ella. Por primera vez en su vida la muchacha se sintió intimidada. Ella era demasiado alta para la media 1,85 era su estatura y aunque conocía hombres de su tamaño, nunca vio personalmente a nadie que la sobrepasara.
Tuvo que girar los ojos hacia arriba ligeramente para verle la cara y por breves instantes sintió un desconocido miedo. Los que estaban en la cafetería se sentían como insectos, pues aparte de que todos eran más bajos que ambos, estaban sentados lo que los hacía mucho más insignificantes ante estas torres gemelas.
Ella sin darse cuenta retrocedió un poco y cruzó los brazos.
—Tómalo como quieras.
—Mira, no sé qué se te perdió pero búscalo en otra parte. Porque yo no lo tengo. Lo mejor será que te calmes porque estás empezando a hacer el ridículo sin necesidad.
—Para lo que me importa. —Él lo negaba rotundamente y lo único que la muchacha podía hacer era creerle, no tenía otra opción— Si me entero que lo tienes, te vas a arrepentir. No te me vuelvas a acercar —dijo arrastrando las palabras con rabia.
Dio media vuelta en sus talones y salió de allí. Toda la cafetería aún estaba en silencio, los estudiantes apenas se movían luego de esa dramática escena y miraban a Ryuu como si fuera un extraterrestre.
Era la primera persona con la que ella tenía contacto y todos empezaron a creer que él tenía los mismos problemas psicológicos que la chica. Poco a poco, los susurros iban en crescendo, hasta que todo regresó a la normalidad. Ryuu seguía hablando con sus compañeros y fingía no saber nada, pero su mente divagaba en lo que pasaría entre ellos. Esa chica le prometía toda una aventura.
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20 años, cosidos a retazos ©
Chick-Lit***EDICIÓN COMPLETA CON LA VERSIÓN 2015*** ***Novela finalista en la categoría chick lit: en ascenso en los premios watty 2014*** ***Primera parte de la bilogía Katharsis*** Ella odia que la toquen... Una noche descubre que tiene un admirador secret...