Capítulo 1
Hoy... ...es día de las madres. Ha sido el peor día del año.
Como siempre, he visitado a mi madre; ya han pasado cinco años de su partida, y siento como si hubiera sido ayer.—¿Vas a ir? —dice mi abuela.
—Sí, iré. Para no dejarlas ir solas —Dijo mi madre, al tiempo que se sentaba en el asiento del copiloto de la camioneta. Nosotras, ya habíamos subido en la parte de carga.
Íbamos de camino a un pequeño festejo donde una prima, cuando de repente, nos salieron al paso unos atracadores en una motocicleta, el chico que iba al volante de la camioneta aceleró, para intentar así tumbar a los desconocidos. Ellos, a su vez, sacaron sus pistolas y comenzaron a dispararnos. Cuando escuché los disparos, me asusté mucho y, desesperada, comencé a llorar y a llamar a mi madre.
—¡Mami! ¡Mami! —decía, entre sollozos.
Entonces, levanté la cabeza para mirar hacia delante; veo que ella me mira y se recuesta hacia un lado.
El chico que iba manejando aceleró, logrando así alejarnos de los delincuentes. Nos detuvimos frente a una casa, nos demontamos de la camioneta, y lo primero que hice fue colocarme frente al cristal lateral para ver a mi madre.—¡Ay mi mamá! —dije, al verla empapada de sagre. Tenía los ojos cerrados. La llamaba, una y otra vez, pero nunca me respondió. Sentía que me halaban por detrás pero me resistía; sólo quería que mi madre me respondiera.
Mi hermana me abrazó para consolarme. En ese momento, ya no aguanté más y me fui en llanto.
Mi hermanita, la más pequeña, no paraba de llorar. Sólo tenía seis añitos, no me imagino lo confundida que estaba.Al otro día, llegó mi padre y nos trajo la peor noticia que había escuchado en mi vida.
—Ustedes saben que Dios nunca abandona a sus hijos, ¿cierto? —dijo mi padre con la voz entrecortada.
—Su madre siempre las va a cuidar, donde quiera que esté. Ella, ahora está en los brazos de Dios. Y, nunca las va a abandonar. —continuó diciendo.Mi hermana mayor tenía doce años y yo once. Por lo que, al instante, ella supo que mi madre ya no estaba con nosotros, y comenzó a llorar. Y yo, no sabía qué hacer. Las lágrimas no me salían.
Ya la extrañaba. Y, ni siquiera le dio tiempo a despedirse; se fue sin decirnos adiós.Comencé a imaginarme mi vida sin mi madre, y no podía. No quería vivir sin ella. Hasta que volví en si y mis lágrimas corrieron por mis mejillas sin parar.
Cuando supe que la bala le entró por la glándula y le subió a la cabeza destrozándole todo por dentro, justo en ese instante, mi vida se cayó.—Samy, yo también la extraño. —dice mi hermana Esther sacándome de mis pensamientos.
Me sequé las lágrimas.
—La... [sollozo] ...extraño mucho, ¿sabías?—Todos la extrañamos —dijo Montserrat, acariciando la foto de mi madre.
Sophia es, ahora, la más pequeña de las cuatro. En el momento que pasó todo, mi madre estaba embarazada. Cuando la llevaron al médico, tuvieron que hacerle cesárea. Mi madre se fue, pero nos dejó esta hermosura.
Sophi, como le decimos de cariño, es una niña muy tierna. Tan sólo tiene cinco añitos y me da impotencia el hecho de que nunca conoció a nuestra madre.
—Samy, mami vendrá a mi cumple, ¿Verdad? ¿Verdad que cuando cumpla seis, sí va a venir? —dijo Sophia.
No supe que decir y me fui en llanto. Me duele tanto escucharla decir eso. Ella nunca la conoció y, creo, es lo peor del mundo.
Siempre, en cada cumpleaños, pregunta por ella. Pero, para que no se sienta mal, le decimos que viene en camino.
Sí, sé que no debemos mentirle. Pero, ella a penas tiene cinco años y no está preparada para lidiar con eso.
Lo digo, porque cuando pasó lo de mi madre, Montserrat tenía seis años y no había un día que no tuviera pesadillas. Duró casi dos años sin hablar, casi no comía y eso es devastador para una niña tan pequeña.Ya estaba cayendo la noche y nos dirigimos hacia nuestro hogar.
Mi padre nos recibió con un beso en la frente a cada una.
—¿Cómo les fue? —preguntó mi padre.
—¡Papi! ¡Mami sí va a venir a mi cumple! ¡Yupii! —dijo sophi, brincando.
Mi padre nos dio una mirada triste.
—Sí, corazón. Claro que vendrá —dijo con la voz quebrada.
Xx
Eh... Hola...
¡Si les gusta la trama déjenme saber y sino, también!