Capítulo 23
Samy.
Amaneció, me levanto y salgo de mi habitación, me dirijo a la sala donde me encuentro a mis hermanas y a mi padre.
Me paro en el final de la escalera con mis manos en la cintura y le doy una mirada a Sophia.
-Tú y yo tenemos que hablar.
Sophia se esconde detrás de mi padre.
-No te escondas, no. -me acerco
Mi padre da un paso al frente, para que no me acerque más.
-¿Qué pasó, Samantha?
Giro los ojos y le doy una mirada cansada.
-¿Sabes lo que hizo tu hija? -digo.
-¿Qué hizo?
-Agarró mi celular sin permiso, -mis hermanas comenzaron a reirse -Y no sólo eso, puso una foto de estado.
-¡Wow!.. Sophi, -habla montse -Yo siempre quise hacer eso, cómo conseguiste la contra-
-¡Callate! -la interrumpo.
Mi padre se acerca y me da un beso en la frente
-Amor... No tiene nada de malo, es tu hermanita.
Me despego -¿No tiene nada de malo? Papá, es mi privacidad, no me importa que sea mi hermana, ella debió pedirme permiso, porque ella sabe que yo se lo presto. Pero, ¿A qué lo coja sin permiso?
Sophia seguía parada sin decir nada, bajó la cabeza y cuando la subió dos lágrimas bajaron por sus mejillas.
Me acerco -¿Ahora vas a llorar?
-Samy -Esther habla -Ya, déjala, dile que te pida disculpa y listo.
-Claro hija, es sólo una niña.
-No. -¡Responde!
Sus labios temblan y su rostro estaba rojo por las lágrimas.
-No me vas a conmover con tus lágrimas. -le digo.
Mi padre se acerca -¡Samantha! ¡Ya basta! -toma a Sophia del brazo y la aleja de mí.
Se puso a llorar de una vez -Pa... pá.
-Ya, corazón. -la carga. -Samantha es una loca.
Sophia entierra su cara en el cuello de mi padre y lo abraza.
-Qui.. quiero a mi ma.. mami. -trata de hablar con la voz quebrada.
Y es ahí donde me siento la chica más mala del mundo, verla así me destruye, sólo quería asustarla y que aprendiera a respetar las cosas ajenas.
Pero no...
Tengo que venir yo a dañar las cosas, como siempre.
Mis hermanas me miraron mal y se fueron a sus recámaras.
Mi padre se llevó a Sophia a su recámara y yo...
Bueno, yo me quedé sola.
Me dirijo a la cocina, me quedo en el marco de la puerta observando a Ramona.
Le tengo tanto aprecio, que si nos llegara a faltar algún día, no lo soportaría.
Ella ha estado desde qué nací; me ha visto llorar, reir, en fin. Ha estado desde siempre.
Como si notara mi presencia, habla.
-¿Nunca vas a dejar de hacer eso?
Se refiere a que desde pequeña me he parado en el marco de la puerta a observarla cocinar.
-Eh.. -entro y me siento en el mesón -Me conoces muy bien.
Ella se gira para verme -¿Te pasa algo, mi niña?
No le puedo mentir, siempre me descubre.
-No, nada.
Se acerca y se sienta a mi lado
-Sabes que no me puedes mentir.
-Nana -se asombra, tenía años que no la llamaba así.
-¡Volviste a decirme nana! -dicencon una sonrisa y un brillo en los ojos.
-Sí.. Nana, nunca dejaré de decirtelo.
Levanta su mano y me acaricia la mejilla.
-Te quiero mucho.
-Y yo a ti, nana.
-Y dime, ¿qué te pasa?
Aparto la vista -No lo sé, nana. Estoy confundida.
-A ver, cuéntame.
-Es un idiota nana, yo si lo amé y sólo jugó conmigo, entonces, ahora que conozco a un chico diferente, guapo, no lo puedo dejar entrar en mi corazón.
Ella entrecierra los ojos e inclina su cabeza.
-Porque hasta que no saques de aquí, -toca mi pecho -a Liam, no vas a poder rehacer tu vida amorosa.
-Pero ya lo saqué de mi corazón, no siento nada por él.
-¿Estás segura? -levanta una ceja.
-Claro que estoy segura.
¿Lo saqué de mi corazón?
-No te creo.
-¿Por qué no? -frunzo el ceño.
-Porque amas a ese muchacho.
Esa palabra me hizo cosquillas en mi estómago y un sentimiento extraño recorrió todo mi cuerpo.
-¿Qué? -me levanto -No, cómo crees.
Se levanta también -Claro que lo amas.
-Claro que no, nana.
Se acerca -Y si no lo amas, ¿Por qué en este mismo instante tienes el corazón acelerado y estás con las mejillas rojas.
Me giro y sin que me vea me toco el pecho y la verdad creo que se me va a salir de tan rápido que late.
-No tengo el corazón acelerado y mis mejillas no están rojas.
-¿Ah si?
-Sólo, hace calor y cuando hace calor mi corazón se pone así.
Idiota, ¿No tienes otra excusa? Ni yo misma sé lo que digo.
¿Calor y Corazón?
Eso no rima, pero por lo menos empienzan con la misma consonante.
-¿En serio? -me gira para que la enfrente.
-Te lo juro nana, sabes que cuando hace calor mi pobre corazón se acelera.
Ella arquea las ceja -Eres un caso serio, a otro perro con ese hueso, a mi no me engañas.
¿Qué he hecho para merecer tanta injusticia?
De tanto que hablamos, a mi nana se le olvidó la sopa y se le votó toda.
-¡Ay! ¡La sopa de tu padre! -dijo apagando la estufa.
-¿Ves? -me río
-No, ves tú por entretenerme.
-Está bien, no te vuelvo a contar nada.
-Siempre dices eso, y terminas sentada en la misma silla.
-Pero, ya soy una persona adulta.- alzo la barbilla.
-No me hagas reír, mocosa -se acerca a mí.
Yo me levanto de la silla para irme antes de que me alcance, pero es demasiado tarde.
Me comenzó a dar con su zapato en mi pompi.
¿Le han cantando los glopes?
Bueno, he aquí la señora que canta los golpes.
-De -¡Bam! -ja -de ser, -¡Bam! -freca.
Mi risa se oía por toda la casa, mientras mi nana me daba yo brincaba. Estaba modo "Brinca la tablita".