Capítulo 10
—No puedes quedarte ahí todo el tiempo Anny, está bien que estás muy mal por todo lo que te dijo ese imbécil. —le digo parada frente a ella.
—No me pienso parar de este sofá, ¡Ya te dije! Tú porque no estabas ahí, si hubieras visto como me trató, —dice con la voz cortada. —Hasta se hacía el invisible para que dejara de dirigirle la palabra.
—Sé que cuando se enoja es difícil, pero, ya verás como vendrá detrás de esta chica tan guapa y auténtica que tengo frente a mi.
Se ríe —Samy por favor, no trates de animarme.
—Lo sé, pero no puedes darle el gusto a él, eso es lo que quiere, verte sufrir.
—Es cierto, pero no tengo fuerza para nada, mejor vamos a dormir, yo me quedo aquí y tú acomódate en la cama.
—Anny, ¿De verdad?
—Sí.
—No lo puedo creer, nunca te he visto así, has cambiado mucho, te has vuelto muy sensible, no eres ni la mitad de lo que eras. Ahora entiendo todo.
—No soy sensible, soy mucho más fuerte, sólo estoy un poco triste, es todo. —dice acomodándose en él sofá.
Aparto la mirada, —Pues no parece, creo que una persona fuerte y ágil, enfrenta las cosas, además, no se deja subestimar de nadie.
—Gracias por todo, pero, ¿Qué hago? —dice —Tampoco puedo ir allá y pedirle una segunda oportunidad, o, ¿si?
—Obvio no, sólo tranquilízate, haz algo que te entretenga, no sé, —digo.
Suspira —Sí.
—Hay algo que no me cuadra Anny. —digo caminando de un lado a otro.
—¿Qué?
—¿No te has puesto a pensar que probablemente él se enteró lo del beso con Joel?
—¡Shit! —se levanta del sofá de repente agarrándose la cabeza con frustración, —No lo había pensado, ¿Será por eso?
—Y, ¿Quién se lo habrá dicho?
—La verdad no sé, pero es como tú dijiste, tiene que ser alguien de su familia, ya no tengo la menor duda. —dice mordiéndose el inferior.
—Exacto. Bueno, ¿Vamos por un helado? —digo cambiando de tema.
—¿Helado?
—Sí, o lo qué quieras.
—Bueno, vamos.
Se ordena el cabello al igual que yo, salimos de la habitación acercándonos a la escalera.
—¿Para dónde van? —pregunta Jessy.
Nos giramos para verla a la cara —Iremos por un helado, ya volvemos. —dice Anny.
—¿Estabas llorando hija? —ladea la cabeza.
—Eh... No. Me lavé la cara para quitarme el maquillaje.
—Ah.
Llegamos hasta la sala y nos detuvimos cerca de la puerta principal.
—¿A dónde iremos por fin? —se apoya en la pared.
—Ya te dije, vamos por un helado.
Al abrir la puerta nos encontramos con Danna a punto de tocar el timbre.
—¡¿Danna?! —digo sorprendida.
—La misma que viste y calza. —se ríe.
Se acerca a saludarnos.