Capítulo 11.
Al tocar la campana salimos todos de inmediato a la cafetería, ya que no nos dieron recreo porque nos portamos súper bien. "Sarcasmo activado".
—Amixx, date prisa, me muero de hambre. —le digo a Anny que viene a paso de tortuga, parece que no tiene hambre. —¡Anny!
—Sisi, ¡Ya voy! —corre hacia mí.
—Vamos, —la halo —¿Y las chicas?
—Vienen detrás.
Llegamos a la cafetería y pedimos una malteada, luego llegaron las chicas y pidieron lo mismo.
—Era justo comer algo —dice Raquel, dándole una mordida a su tostada.
—Se pasó el maestro. —dice Melody
—¿Crees que al hacerle esa broma no nos pasamos? —me río —Todavía me acuerdo de su cara.
—X2 amiga —dice Anny.
—Amor ven conmigo —me susurra Liam.
—¿A dónde? —lo miro.
—Sólo ven, necesito decirte algo.
—No puedo dejar a Anny sola.
—Cuñadita Anny, ¿Vienes con nosotros? —dice abrasándome por la espalda.
—No, me quedo con las chicas —me guiña un ojo —Vayan ustedes.
Me levanto de la mesa y comenzamos a caminar hacia su carro, al llegar, me abre la puerta y entro.
—Extrañaba este auto —digo acomodándome el cinturón.
—¿Me decías? —dice entrando.
—Mmm, nada, sólo que extrabaña tu auto.
—¿Sabes lo que extraño yo? —se gira hacia mí.
—No, ¿El qué?
—Esto —se acerca tomando mi cara en sus manos y besándome con todo lo que tiene.
¡Santo Dios! Necesitaba de esto, ladeo la cabeza para sentirlo más.
Escucho como despega su cinturón para tener más acceso a mi boca, lo siento acercarse cada vez más.
Lo último que siento es el asiento echarse para atrás y ya sé por dónde va esto.
Ya encima de mí, masajea mis senos descaradamente, haciéndome gemir.
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—Liam, no. —logro decir sin aire.—Sí, lo sé, sólo te extrañé un montón. —dice mordiendo mi labio inferior.
—Yo también amor.
Me da otro beso y se arregla en su asiento, yo hago lo mismo.
—Y, ¿Qué era lo que me ibas a decir? —digo.
Se rasca la parte trasera de su cabeza —Ya se me olvidó.
—Liam —entrecierro los ojos.
—No era nada, perdóname, sólo quería estar un rato a solas contigo. —dice acariciando mi mejilla.
—¿Te dije que te amo? —me acerco a su boca.
—Mmm, pensándolo bien, nunca me lo has dicho. —hace pucheros.
—Pues te amo, te amo, te amo. —digo dándole besos en toda la cara para luego volver a mi asiento.
—¿A dónde quieres ir? —enciende el auto —¿Quieres algo de comer? —me mira.