Capítulo
Me levanto, veo la hora y son las 7 a.m. de verdad siempre me pregunto por qué me levanto tan temprano y más ahora que estoy de vacaciones.
Aquí me dicen que me pondré vieja temprano ya que soy la primera en levantarse y además, que me encanta el café.
¿A quién no le gusta el café?
Bueno dejando un tema y volviendo a otro, me doy un baño y me pongo una ropa cómoda.
Bajo a la sala y encuentro mi padre lo miro y sigo directo a la cocina, abro la nevera y saco la jarra de jugo, cuando me doy la vuelta, aparece mi padre.
—No me puedes estar evitando todo el tiempo, ¿No crees?
Me sirvo un vaso de jugo y salgo de la cocina, él me cae atrás.
—Samantha te estoy hablando, soy tu padre.
Me volteo —¿Mi padre? Eso no lo pensaste cuando me has golpeado repetidamente sin alguna razón, sólo porque fui a divertirme un poco.
Se ríe —¿Divertirte?, ¿salir de aquí a las ocho de la noche, llegar al otro día y encima borracha, luego escaparte para el río y llegar de noche, a eso le llamas diversión?
—Sí pero.. ¿Te pedimos permiso o no? Siempre que salimos lo hacemos, siempre me la paso aquí encerrada y porque salí ese día ya soy la mala, ¿No?, ¿no te has preguntado por qué nunca te tengo confianza? Desde que murió mamá, siempre me la pasé aquí encerrada, nunca salía, y cuando por fin salgo a respirar, nos recibes con golpes, siempre con golpes, nunca te has sentado con nosotras a darnos consejos o algo por el estilo, o dime ¿Lo has hecho? Porque si sí, te pido disculpas ahora mismo.
Él desvía la mirada —¿Ves lo que te digo? Pides respeto pero no nos respetas a nosotras, siempre estás para Sophi y montse y a Esther y a mi que nos lleve quien nos trajo. Y no estoy mendigando amor, porque no lo es, simplemente te digo, que por una vez en tu vida asumas el papel de padre que dices ser.
Se acerca a mi —¿Crees que no soy buen padre? —me tenso —¿Eso es lo qué crees? Samantha, no sabes todo lo que he sufrido yo, ¿Lo sabes? Si hubiera sido otro, hace año que me hubiera ido y dejarlas solas, pero no, no lo hice , porque nunca me alejaría de ustedes. Yo tuve que soportar todas las pesadillas de Montserrat mientras ustedes dormían, yo fui quién soportó a sophi cuando cada vez preguntaba por su madre y siempre tenía que inventarle un cuento para que no sufriera. Y así —se le escapó una lágrima pero no la detuvo. —¿Dices que no soy buen padre?
Me quedo callada y volteo mi cara para que no vea mis ojos llenos de lágrimas, Esther baja y se acerca
—¿Qué pasa aquí?
—Que bueno que llegaste —habla mi padre —Te interesa esta conversación.
Me giro y veo a mi padre con los ojos rojos, él contúa hablando.
—Esther, Samantha, les pido perdón, por cómo las traté, sé que he estado ausente para ustedes pero eso no quiere decir que no las ame, de lo ausente que he estado no me di cuenta que ya crecieron que no son unas niñas, por eso actúe de esa manera cuando las vi borrachas. —mis lágrimas bajaban solas. —Perdónenme chicas, sé que el hueco que les dejó su madre no lo llena nadie, ni siquiera yo, pero trataré de que nunca se quede vacío, sé que extrañan mucho a su madre, yo también la extraño, no saben cuánto y sé que si ella estaría aquí, hubiera hecho lo mismo. Les prometo que estaré para ustedes siempre, sin importar lo que pase, porque —su voz se quebró —Yo las amo.
Sin pensarlo un sollozo sale de mi boca, mi padre abre los brazos —¿Me perdonan? —dice con la voz quebrada.
Sin pensar ya estamos en los brazos de mi padre, y... Se siente tan bién recibir un abrazo de corazón. —Las quiero chicas —dice.
—Nosotras a ti —decimos al unisón.
—¿Abrazo familiar sin nosotras? —dice montse, bajando las escaleras. —¿Ves lo que te digo sophi? Aquí no nos quieren.
Mi padre se ríe —Vengan aquí mis pequeñas.
Xx