Capítulo 9
—No te escuché entrar, ¿Tienes rato aquí? —dice apartando la mirada.
—Mmm... No tanto, vine a verte, ¿Qué es lo que te pasa? —la miro fijamente. —Me has dejado en el aire todo el santo día.
—No me pasa nada samy, sabes cómo soy, ¡Listo!
—Sé perfectamente cómo eres y claro que no eres así, ahora no me vengas con esa.
—Pues si, estoy enojada contigo, desde que llegaste le pusiste atención a Liam como que él era él único visible para ti, los demás te valimos mierda.
—Ven —la agarro de la mano y la hago sentar en la cama. —Anny, lo sé, hice mal, fui una loca disculpa, pero aparte de que me enfoqué mayormente en Liam, también los saludé a todos.
Me mira entrecerrando los ojos —Samy.
—Lo sé, lo sé, pero ya, no volverá a pasar, no vale la pena seguir discutiendo pudiendo aclarar esto tranquilamente sin perjudicar nuestra especial y bonita amistad.
—Bueno, tienes razón —me da una sonrisa —Pero para la próxima, te arranco todas las pestañas, ¿Ok?
Al terminar de decir eso nos explotamos de la risa.
—Tú y tus comentarios —digo recuperándome.
Luego de eso me da un abrazo.
—Ya, ya, no hay que ser tan cursi. —digo echándome a un lado de la cama.
—¿Si verdad? — frunce el ceño y me empuja haciéndome cosquillas, a lo que le respondo de inmediato haciéndole a ella también, parecemos dos retrasadas porque la risa ya no se escucha y por poco nos hacemos pipí en la cama.
Anny logra salir de mis brazos —¡Basta!,¡Basta! —dice sin aire. —Me acabas de tocar las piedras de los riñones, eso le corresponde al doctor.
—Ah cierto, amiga tienes que ir pronto, están bastante grande eh, lo acabo de confirmar. —digo acomodándome la ropa frente al espejo, mientras ella se cambia.
—Me duele la barriga loca, me acabas de matar. —dice poniéndose los panties.
Me echo a reír —Oye, ¿Qué haremos? No nos podemos quedar aquí.
—No sé, ya me puse cómoda, no pienso salir.
—Noo, si tienes que ponerte un vestido corto bien pegado e irnos a mover el esqueleto, lo vas a tener que hacer.
—¿Estás loca? —se ríe.
—Sí, nos iremos de viaje.
—Que aburrimiento, y, ¿Si vas al psicólogo?
—Sí, lo he pensado, pero fuera de coro, hay que hacer algo.
—Sí, ¿Pero el qué?
—¡Ya sé! Una tarde de piscina.
—Perfecto, eres una genia amiguis.
—Lo sé, ¿Pero en dónde? ¿En mi casa o aquí?
—Mejor aquí.
—Bien, llamaré a mi nana. —digo tomando mi celular.
Después de varios sermones dado por mi papá, sí, por mi papá.
Pensarán que "cómo terminé hablando con mi padre si a la que llamé fue a mi nana".
Pues mi querida nana no me quiso dar el permiso porque no llegué a la casa, ya que directamente me vine para donde Anny, ella dijo que le hablara a mi padre y un viaje de cosas.