Del amor y otras desgracias.

Capítulo 22

Josué.

Es 15 de septiembre. Día festivo en México celebrando la independencia del país. Como cada festividad se realizan actos conmemorativos en los colegios, Celebrando aquel hecho que marco nuestro país. El día en el colegio es organizado para realizarse un convivió, todo es acto de celebración.

Llegó algo temprano a la escuela, ya que me toco realizar algunos detalles para el "convivió", como marcos de fotos con nopales animados con bigote y mazorcas con trajes regionales al rededor. El día transcurre tranquilo hasta que aparece Michel en mi vista. Mi desconfianza e inseguridades aparecen al verlo, todo lo negativo vuela por mi cabeza creando un ambiente toxico. Una parte de mi me dice que el y Marín tienen algo a escondidas, la otra me dice que solo son suposiciones mal fundadas. Ese es el problema de ser inseguro, puedes destruir y destruirte donde solo se encuentran fantasmas.

—¿Qué traes en la cabeza, Josué?, no me dirás qué tienes celos de aquel chico, Michel .

—No veo el porque tendría celos.

Por mi mente pasan todo tipo de comentarios negativos hacia Michel. Junto con los comentarios pasan breves imágenes de comentarios entre Marín y Michel en redes sociales. Oh, Redes Sociales, listas para aplicar veneno en las relaciones y que estas comiencen a intoxicarse, a menos de que sea alguien con mentalidad firme, sino logra deborarte. Aquel coqueteo entre los dos, Cada comentario lleno de palabras lindas y corazones. Me siento inferior, Marín nunca hace eso conmigo. ¿Qué tendrá Michel que yo no tenga?, Tal vez el no se toma este tipo de cosas tan personal, pero mi mente no puede dejar de ir tan rápido.

—Ya sabés, Josué. Marín y el parecen ser muy buenos amigos.

—Estuvieron a Punto de ser más que amigos.

—Lo se, entonces ¿Qué te preocupa? El te eligió a ti.

Ese comentario me exalta y a su vez me tranquiliza. Tal vez tenga razón, Pero en el amor no se trata de ver quien obtiene el lugar primero, si no de como surgen los sentimientos.

—Tal vez tengas razón.

—Tengo razón.

Terminamos de realizar el marco de fotografías, Siguió la convivencia y como buen convivió celebrando el 15 de septiembre, comemos Tacos, pambazos, Tostadas, Entre otras cosas, todo un desfile de platillos mexicanos. Muchos chicos van con sus camisas de Manta blanca, sombreros, mostachos, las chicas van con sus labios rojos, el cabello trenzado, trajes de tehuana, camisas con flores bordadas y listones, sin embargo yo voy con una playera con jeroglíficos egipcios en dorado y negro, saliendome totalmente de la temática Mexicana. Es divertido ver todo esto, es un día en el que todos se sienten orgullosos de su patria en donde todos gustan de la cultura y el nopal. Yo decidí no usar todo eso ya que no solo me siento orgulloso de la nacionalidad que me toco un día, siempre lo estoy y es bastante torpe solo resaltar mi cultura por un día.

Salgo del aula junto a Fernanda e Ivonne. Caminamos por la escuela, en nuestro recorrido nos encontramos a Marín y su amiga Sharon sentados en una mesa, comiendo tacos. El al igual que yo va fuera de la temática Mexicana, decidió ir con el uniforme escolar antes que unirse a la fiesta patria, lo único con toque Mexicano es su moño ranchero atado al cuello. Al principio solo los salude por cortesía, me parecía bastante incomodo quedarme junto a ellos, sin embargo lo hice. Me sente a un lado de Marín, en ese mismo momento comenzaron a llegar otras amigas de el, la platica grupal comenzó. como acto natural e inconsciente puse mi pierna sobre la de el.

—¿No hay problema?

Pone su mano sobre mi pierna, la acaricia de manera cálida.

—No, Para nada.

Sonrió timidamente. Temas triviales como el sexo anal aparecieron en nuestra plática. Reímos y nos incomodamos. Otras cuestiones se tocaron en la conversación hasta que de pronto todos se fueron y nos dejaron solos, Marín Y Yo.

—Por lo que veo eres un chico rebelde al igual que yo.

—¿Lo dices por el uniforme? — Formula su pregunta con tono divertido.

—Si.

—Odio los convivios.

—¿Por? —Pregunto con curiosidad. Como si se tratara de un secreto o alguna confesión.

—No lo sé — Se queda pensando. Analiza si debería decírmelo o guardarlo para el —Tan solo me parecen aburridos y una perdida de tiempo.

—No me dirás que prefieres estudiar en lugar de comer tacos y ropa civil.

Sonríe.

—Algo así.

—Eres alguien bastante raro.

—Aun así me amas.

—No puedo contradecirte, estas en lo correcto.

Le sonrió. Ocupo mi mirada directo a el, lo abrazó, mi contacto lo toma por sorpresa. Después de eso comienzo a observarlo. Cada detalle: Sus pómulo, el color avellanado de sus ojos, la grandesa de sus labios, lo ancho de sus cejas, lo linda que es su nariz. El decía que era un desastre, basura, pero para mi era la obra de arte más bella del mundo.

—Eres Perfecto, ¿Lo Sabias?

Las mejillas de Marín se tornan rojas.

—No lo soy, estoy horrible.

—No lo eres, En verdad eres hermoso.

—Creo que necesitas lentes.

—Creo que eres tu el que los necesita.

Toco sus mejillas, suaves y hermosas. El parece sorprendido ante mi forma de tratarlo. Me mira y me sonríe. Dirige un beso en mi mejilla. Hace frío, el comienza a temblar, le ofrezco mi chamarra, el la rechaza. Vuelvo a ofrecerle un abrazo, el lo toma de la manera más amorosa. Lo abrazo y en aquel acto fraternal, le muestro todo mi amor, deseo que el lo sienta. No puedo evitar enamorarme de el. Lo veo como a mi pequeño indefenso con ganas de amor. Y yo soy un loco dispuesto a dárselo. Nos levantamos de la mesa y caminamos hacia su salón. toma mi mano, caminamos juntos. No podría sentirme más feliz de estar con el.

—Gracias por estar conmigo, Marín.

—Gracias a ti por estar conmigo, se que no soy el mejor, pero lo intento, en verdad que lo hago Josué.

Siento un nudo en mi garganta. Todo desaparece en mi mente. A pesar de ser un convivió mexicano, comienzan a tocar música de rock. De fondo suena Te quiero por Hombres G.

Te quiero, no hago otra
Cosa más que pensar
En ti.

—Te dedico esa canción —Desvía su mirada de la mía al decirlo.

—Te quiero...