Capítulo 2

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El chico misterioso miró hacia abajo, me vio por unos segundo y volvió a mirar hacia atrás. En ese momento pensé que me dejaría, que se quedaría arriba el solo y yo terminaría muerta ese mismo día. Me vino un vacío. Me sentí sin vida por un instante. "No me dejes" decía para mis adentros. "No me dejes, salta por favor"

  Por suerte, el chico tiró su mochila y yo la atrapé. Después, se soltó de la ventana y saltó. Al caer, pude ver que se había raspado la rodilla. Le salió un poco de líquido rojo y me impresionó un poco, jamás había visto eso.

-¿Estás bien?- pregunté, un poco alterada-. ¿Necesitas ayuda?

  Giró su cabeza en forma de negación. No le importaba estar lastimado, creo que ni se había dado cuenta que estaba herido. Tomó su mochila y me agarró de la mano otra vez.Ya sabía qué significaba esto, otro maratón...

  Corrimos por un patio que solo puedo describirlo con una palabra: deprimente. Solo había tierra marrón mojada, un poco de barro y arena en algunas partes. Todo estaba dentro de una cerca que parecían alcanzar el cielo, eran enormes. Entonces me puse a pensar cómo se suponía que saldríamos de ahí. Parecía imposible sin abrir una puerta o cavar un...Un segundo...Cavar un túnel,¡esa es la solución! Solté su mano y me detuve un segundo para respirar y tomar aliento, no estaba acostumbrada a correr tanto en un mismo día. Me miró confundido, no entendía porque había parado.

-¿¡Qué haces!?- preguntó, inseguro-.¡No podemos descansar ahora, tenemos que salir!

-Sé como salir-. Dije, casi quedándome sin voz-. Hay que cavar un túnel por la tierra, así no nos verán.

  Pude ver en la expresión de su cara que estaba pensando. Estaba haciendo un plan, usando la idea que había propuesto hace unos segundos.

-No es mala idea- respondió-. Creo que en realidad podría funcionar. Pero debemos hacerlo con total discreción, o nos convertiremos en cenizas.

  Corrimos hasta una zona detrás del edificio, donde no había tanta gente. A lo lejos se veía una pequeña casita. El chico dijo que era un cobertizo, donde guardaban herramientas. Allí podíamos encontrar palas y otras cosas útiles para cavar nuestro túnel de escape. Entramos y cerramos la puerta. El chico tomó dos palas grandes y giró hacia mí.

-Toma- dijo-. Cuando yo te diga, empieza a cavar y ni se te ocurra detenerte,¿entiendes?

  Moví mi cabeza de arriba a abajo, sin decir una palabra.

  Abrió la puerta y miró hacia afuera para ver si alguien venía. No había nadie. Me hizo señas con la mano y salimos lo más rápido posible. El corría delante de mí y yo lo seguí hasta que paró cuando llegó a la cerca. Era gris, con pequeños agujeritos. Parecía inofensiva.  Otra ola de curiosidad se apoderó de mí y acerque mi dedo para tocarla...

-¡No!-gritó, tomando mi mano y alejándola de la cerca-.¡No la toques, está electrificada!

  Me disculpe. No sabía que significaba electrificada, pero supuse que no era algo bueno por la reacción del chico. Agarré la pala y él también agarró la suya. Me dio la orden y comenzamos a cavar. Cavé con todas mis fuerzas, sacando tierra y poniéndola en una montaña junto a mi. El chico lo hacía tan rápido que no me di cuenta y ya había sacado gran parte de la tierra. Me sentí inútil en comparación a él. Entonces me puse a pensar,¿por qué me estaba ayudando? El podría salir solo de aquí, perfectamente sin mí ayuda. Pero lo hacía conmigo.¿Qué querrá? Seguí cavando y noté que mi ropa comenzaba a ensuciarse. Se estaba manchando con la tierra que caía de la pala.

-No te preocupes- dijo él-. En esta mochila tengo ropa para que te cambies.

  Le agradecí y ambos cavamos un poco más. Continuó hasta que por fin vio un agujero decente por el cual los dos podíamos pasar hacia el otro lado.

Atrapada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora