Capítulo 8

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Estaba muy confundida.¿Acaso Nicolás había mentido? ¿No había ido a buscar vegetales? Quise decirle a Noah, pero temí que se enojara conmigo por sospechar de su amigo, así que me quedé callada mirando como Nicolás entraba a la casa.

-¡Ya volví!-gritó, mientras subía las escaleras y entraba al cuarto-¿Todo bien?

-Sí, todo está perfecto-mentí. Le hice una cara de pocos amigos y pregunté-.¿Cómo te fue en el jardín comunitario?

  Me vio con enojo, pero tratando de no parecerlo porque Noah estaba cerca

-Bueno, me distraje hablando con un amigo y me olvidé-dijo, seguro lo había inventado recién-.Pero igual tenemos arroz para cenar. Después de hablar, fue abajo a la cocina para empezar a hacer la cena.

  No me sentía cómoda estando en la casa de Nicolás. Desde que había llegado actuaba muy diferente a la primera vez que lo conocí. Ahora tenía miedo de estar cerca de él, creo que sospecha de que yo sé algo, pero no sé nada. Noah entró al cuarto y al verme se acercó a mí y se sentó a mi lado. Yo trataba de no parecer tan asustada, pero no podía evitar mostrar algo de temor.

-¿Estás bien?-preguntó.

-Sí...-respondí, temblorosa-. Estoy bien.-obviamente, por mi manera de hablar, Noah notaba que que no estaba bien, pero no dijo nada. Simplemente apoyó su brazo sobre mi hombro y me dio un pequeño abrazo. No me sentí mejor, seguía igual de nerviosa que antes.

-Seguro es que estás cansada por todo lo que está pasando-dijo-. Ahora después de cenar puedes subir y dormir un poco-eso era lo menos que quería hacer, dormir. Me sentía más vulnerable mientras dormía.

-¡La cena está lista!-gritó Nicolás. Ambos bajamos y nos sentamos a comer. Como solo había dos sillas, Noah y yo nos sentamos en la mesa y Nicolás en el sillón.

-El mejor arroz que comí en mi vida-dijo Noah, riendo- Me había olvidado de lo bien que cocinabas.

-Sí, espero algún día dedicarme a ello-respondió Nicolás-. La verdad es que tengo una pasión por la cocina.

  Mientras ellos dos hablaban yo intentaba parecer que estaba tranquila, comiendo mi plato de arroz con tomate. Pero dentro de mi cabeza surgía un plan, algo para saber si Nicolás en serio tramaba algo. En cuanto Noah se durmiera, mi plan entraría en marcha.

  Después de cenar todos subimos. Nicolás fue a su cuarto y Noah y yo fuimos al nuestro. Me acosté y fingí dormir, esperando que Noah hiciese como yo y se durmiera. Creo que estuve acostada por 40 minutos. Me moví despacio para asegurarme que estaba dormido. Lo estaba, eso me dio alivio. Continué con el plan y salí al pasillo. Al ver la puerta del cuarto de Nicolás cerrada me dio mucho miedo pensar que tendría que abrirla. Antes de hacerlo, puse mi oreja contra la puerta para ver si podía escuchar algo. No se escuchaba muy claro, pero algo logré captar.

-Si, están aquí-lo oí decir. Parecía que estaba hablando con alguien, pero, ¿con quién podría ser? Nadie más había entrado a la casa aparte de Noah y yo-. No, no se han dado cuenta. Ahora están los dos dormidos. Entonces vendrán...

  No pude escuchar más, sentí un ruido detrás de la puerta. Nicolás se acercaba. Salí corriendo lo más silenciosamente posible, me tiré en mi cama y volví a fingir que estaba dormida. Pero esta vez el sueño si me ganó y terminé dormida. Estaba mal, tenía que advertirle a Noah del peligro que representaba Nicolás, no podía esperar hasta mañana. Pero mi cuerpo no quería despertar, est

  Desperté alterada. Había tenido una pesadilla terrible, en la que Nicolás nos mentía y nos traicionaba, entregándonos a los guardias del Hotel Matanza. Me sentí mejor al ver a Noah durmiendo del otro lado de la habitación. Pero no había tiempo que perder, tenía que despertarlo y advertirle sobre lo que había oído ayer en la noche.

  Me levanté rápidamente y lo sacudí para despertarlo.

-Noah, despierta-dije-. Es importante, ¡despierta!

  Noah abrió los ojos, estaba un poco aturdido. Me miró a los ojos y al resto de la habitación.

-¿Para qué me despiertas?-preguntó, mientras bostezaba y estiraba los brazos a los costados.

-Tengo algo que decirte... Algo sobre Nicolás-comencé a decir-. Ayer de noche lo escuché hablando con alguien. Le dijo que estábamos dormidos y que no nos habíamos dado cuenta de algo que planeaban. Creo que él no tiene muy buenas intenciones. Debemos irnos, Noah.

  Me vió como si estuviese loca y rogué que me entendiera y creyera en mí.

-¿Pero cómo Nicolás haría eso?-preguntó-. ¿Estás segura que oíste eso? Quizás fue fuera de contexto.

-No, sé bien lo que escuché-protesté-. Estaba hablando con alguien del hotel, estoy segura-mi voz se había vuelto temblorosa y el tono de la misma mostraba nervios, se notaba que estaba asustada. Miré a Noah con temor y esperaba que me hiciera caso.

-Sé que tienes miedo por todo lo que pasaste en estos días, pero no debes asustarte por cualquier cosa-dijo-. Todo está bien, Avalon, en serio. Igual, no te preocupes, hoy nos iremos en el tren.

  Justo cuando Noah estaba por abrazarme, Nicolás pasó por la puerta con una sonrisa que no podía ser más falsa.

-¡Buenos días!-dijo-. Apúrense a bajar, antes que se vayan quiero darles una sorpresa.

  Me vino un cosquilleo al estómago, temía saber que era esa sorpresa. Cuando vi que Noah se preparaba para irse empecé a hacer lo mismo. Al terminar, me sonrió y bajamos juntos. Traté de sonreírle de vuelta, pero me fue imposible. Algo malo se acercaba y podía sentirlo.

  Al bajar, Nicolás nos dijo que esperáramos sentados porque la sorpresa no tardaba en llegar. Quise acercarme a Noah para advertirle, le toqué varias veces el hombro hasta que obtuve una respuesta.

-¿Qué tienes?-preguntó, confundido. Al ver mi cara se dió cuenta que estaba nerviosa.

-Tengo que decirte algo-dije tartamudeando-. Pero tiene que ser en privado. Miré a Nicolás con desprecio y me llevé a Noah lejos, pero él me detuvo.

-Avalon, no repitas lo mismo que hace un rato-dijo un poco enojado-. Todo estará bien, Nicolás es una buena persona y no nos hará daño. Te lo prometo-su sonrisa quería tranquilizarme, aunque no pudo.

-¡La sorpresa ya está aquí!-gritó Nicolás. Noah y no nos giramos hacia la puerta. Nicolás nos miraba con una sonrisa, mientras abría la puerta lentamente. Me sentí congelada en el tiempo al ver a dos grandes guardias pasar por la puerta, correr hacia nosotros e inmovilizarnos.

Atrapada (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora