Colgué y posé el móvil en una mesita al lado de la ducha.
-¿Quién era?- preguntó Calum acercándose a mi.
Piensa (tn), piensa...
-Nah, solo era una broma telefónica.
-Ah.- contestó Cal seco.- Esto... ¿Estás bien?
-Sí. Quiero decir... ¿Por qué no iba a estarlo?- contesté con una media sonrisa.
La verdad es que no estaba bien. Aquella llamada me preocupaba. Todo sonaba a broma, pero a la vez se veía tan tan realista...
-No sé. Te ves algo sería. Antes de la llamada noo estabas así.
-Simplemente odio que nos hayan interrumpido por una estúpida broma.- dije abrazándole.
Él me devolvió el abrazo.
-Tranquila. Podemos continuar en otro momento.- me sonrió.
Yo fui a mi cuarto y me puse mi pijama de conejitos. Un mensaje llegó a mi móvil haciendo vibrar a este.
Era un número desconocido.
-Si no estás dispuesta a hacer nada, yo lo haré por ti.
Mi corazón empezó a latir con fuerza. Fuera quien fuera, familia de Calum o no, nos estaba vigilando.
Cerré todas las ventanas y la puerta con llave. Después volví a mi cuarto. Empecé a notar mucho silencio.
Oh, oh...
Abrí los ojos como platos y salí corriendo de la habitación.
-¿Calum?- le llamé entrando en el baño.
Nada. No estaba.
-¿Calum? ¡Calum!- seguí llamándole mientras miraba en toda la casa. De repente una mano se posó en mi hombro.
Era él.
Yo le abracé con todas mis fuerzas. Una lágrima corrió por mi mejilla. Estaba harta de esto. ¿Por qué no podían dejarnos a mi y a Calum tranquilos?
-¿Me buscabas?- preguntó preocupado.
-Prómeteme que no me vas a dejar.
-¿Qué?- preguntó extrañado.
-Prómeteme que tendremos un final feliz, como en los cuentos. Como en las pelis.
-¿De qué hablas?- preguntó otra vez muy extrañado.
-¡PRÓMETEMELO!- grité abrazándole con más fuerza. Algunas lágrimas más se desplazaron por mi rostro.
Él se quedó en silencio.
-Te lo prometo.
Le di un suave beso en los labios y le miré fijamente a los ojos esbozando una dulce sonrisa perdida.
-¿Qué ocurre? ¿Estás llorando?
Yo me sequé las lágrimas con las manos.
-Nada. Simplemente eres lo mejor que me ha pasado. No pensé que los chicos como tú existiesen. Pero aquí estás. Eres real.- reí.
-Será mejor que vayamos a dormir. Ya estás comenzando a delirar.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Porque soy un desastre. Es imposible que sea como te imaginabas. Cualquier chico podría ser mejor que yo.
-Ves.- Sonreí.
-¿Si veo qué?
-Solo un chico perfecto diría eso. Un chico cualquiera me habría dado la razón.
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Mi droga
RomanceQuién me iba a decir que mi vecino, la persona más borde y odiosa del planeta, se convertiría en mi mayor adicción.