- ¿Por qué no hablas conmigo?
Estaban en el muelle viendo el atardecer y Derek atendía el teléfono sentado en una banca, este fin de semana se tomó un tiempo de sus responsabilidades para disfrutar esta tarde antes de que el invierno llegara.
El sol se estaba poniendo en el horizonte y a todo le daba una tonalidad dorada, la arena y el mar parecían arder, pero el viento era fresco presagiando el frío invierno.
Las tardes eran frescas y las noches frías, algo asi sentía también en le corazón de Le Brown, a veces se sentía tibio y lleno de la calidez de su amante que ahora lo visitaba con mas libertad, que le pedía salir con ellos más seguido como esta tarde que compartía el día con ellos como una familia, pero al ver a ese joven frente a el frio le calaba en los huesos.
James aprovechaba cualquier oportunidad para estar cerca de Le Brown y este ya no encontraba maneras gentiles de alejarlo, no sabia si el chico se burlaba de él y esa sonrisa y mirada inocente solo era una máscara que su madre le enseñaba a usar, o simplemente esa mujer era una arpía que no pudo corromper ese niño y ahora él estaba ansioso de amor y por eso toleraba al amante de su padre aun cuando este fuera un hombre.
- No tenemos de que hablar.
- Yo creo que sí, después de todo mi mejor amigo es tu hermano y mi padre... bueno ¿cómo lo definirías?
Le Brown había esperado el desprecio del chico, insultos o ataques de su parte, lo que no se esperaba era esta curiosidad, el chico no le hacía ningún reproche al contrario lo atosigaba a preguntas, le Brown quería decirle a Derek que por favor lo alejara de él, pero no podía, ese niño era un tormento que tenía que soportar.
Un pequeño precio que pagara por su felicidad.
Tanta curiosidad, no debería estar molesto por que le robasen el tiempo de su padre, ¿por qué este pasara sus tardes en casa de Le Brown y no en la suya?
Si de solo pensar en que las noches Derek las pasaba en esa casa, con esa mujer y ese hijo, le Brown se sentía consumirse en la desesperación, como ese muchacho podía estar allí y verlo a los ojos y hacer esa pregunta.
¿Como lo definiría?
- Tu padre, es para mí... él ha estado conmigo cuando más lo he necesitado, es un hombre generoso.
- Pensé que dirías que lo amas.
Amor, le Brown no sabía si eso era amor, su mundo comenzaba y terminaba con Derek, no había aspecto de su vida que no llevara la presencia de ese hombre, pero no sabía si podía llamársele amor, ¿acaso el conocía le amor?
Derek jamás le hablo de amor, nunca de sus labios saldría un te quiero, mucho menos un te amo, las caricias dadas y recibidas eran siempre una moneda de cambio, él sabía que, aunque el dinero ya no apareciera en su buro este era depositado puntualmente en su cuenta de banco, le Brown seguía siendo una puta para ese hombre.
Pero si tuviera que darle un nombre a esas ilusiones, a ese sentimiento que le llenaba el alma, la cabeza y los sueños, que le hinchaba el pecho de dicha al verlo que le hervía la sangre con cada caricia y beso, le llamaría pasión, no podía llamarlo amor aunque sintiera que la vida se le esfumada con es hombre, aunque en cada respiro llevar su perfume y el latido de su corazón estuviera condicionado a su voluntad.
Mirando la espuma del mar, recordó esa historia del ultimo unicornio donde un toro rojo guiaba a los unicornios al mar para que este los tragara y los transformara en espuma, por un momento sintió la necesidad de arrojarse al mar, escapar de todo y reventar en la arena como la espuma, olvidarse de todo, incluyendo a ese hombre que lo orillaba a su perdición.
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LA VIE DE COULEUR
RomanceLe Brown cuando era un niño sólo conoció la generosidad de su mano, el amor en sus caricias y el calor en su brazos. Nadie le dijo que el precio que ese hombre pagaba por él la vida se lo cobraría con creces, que la pasión consume, las caricias son...