¿Cómo llegó a ese lugar? Él nunca había visto un lugar asi, tan verde y lleno de luz.
Las colinas eran altas y redondas, como las que uno ve en esas pinturas en las casas de mujeres que tejen junto al fuego y preparan chocolate caliente a sus nietos.
¿Estaba en una pintura?
No podía creer eso, esa mujer en la cima de la colina se mecía, en las pinturas las personas no se mueven.
Y ese lugar era cálido, tan cálido que quería quedarse dormido tirado en la hierba mirando es cielo tan azul.
Pero esa mujer, él parecía recordarla de algún lado, ese cabello y ese vestido... estaba seguro que los había visto antes.
- Te está esperando
Su voz era tan dulce, parecía una caricia.
- Despierta, él te está esperando.
¿Por qué le hablaba? ¿Por qué no volteaba? La señora Flynn lo regañaba si él no volteaba al hablar, donde estaba la señora Flynn ahora, podía oler el té, tal vez si atravesaba todas esas colinas la encontraría, debería ponerse en pie y seguir.
- No, ve con él, te espera.
No quería irse, ese lugar era perfecto, se sentía en paz, tranquilo y ligero, como si todo su dolor se hubiera desprendido de su cuerpo.
- Cuídalos.
La mujer se dio la vuelta lentamente como en una pelicula, la luz definía su perfil delicado ella era...
Despertó con un pip, después otro, y uno más.
Una luz amarrilla le cegaba y su cabeza dolía, de pronto fue consciente del peso de sus miembros y el dolor, tanto dolor.
Pero no era como el de antes, este dolor era físico, simplemente fisco.
No había gritos desde dentro que lo hicieran querer...
- Saltar.
Su voz sonó ronca, irreconocible.
Inmediatamente un hombre de bata blanca estaba a su lado, tocándolo por todas partes, hablando con alguien mas, pronto un montón de personas lo rodearon, sentía que le faltaba el aire, no podía respirar.
- Tranquilo, respire por la nariz, todo estará bien, está a salvo.
Intentó calmarse, estaba en un hospital, las personas que lo rodeaban eran enfermeros y doctores, decían cosas como; un milagro, ni un hueso roto, despertó.
Le hicieron preguntas, le pincharon por aquí por allá, Le Brown iba y venia en la inconciencia, escuchaba vagamente a los doctores hablar.
- Lo dejaremos descansar, es un milagro que este bien, su pareja se llevó la peor parte, debería estar agradecido.
- ¿Cuál es su nombre?
- LeBron Flament y su ... no lo sé, supongo que su padre.
Le Brown quería poder escuchar mejor, pero algo le arrastraba a la inconciencia de nuevo.
Es como si le impidieran salir de las aguas fangosas de ese rio al que él saltó, cómo si aún en sus oídos pudiera escuchar la furia de la tormenta que le impedía oír claramente lo que los doctores trataban de decir, se sentía desesperado, como si aun estuviera en el fondo del rio.
- ¿Es ese hombre verdad, por el que estan aquí los medios? Un hombre rico, ni sus millones lo despertaran, deberían desconectarlo y donar, nadie despierta después de eso.

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LA VIE DE COULEUR
RomanceLe Brown cuando era un niño sólo conoció la generosidad de su mano, el amor en sus caricias y el calor en su brazos. Nadie le dijo que el precio que ese hombre pagaba por él la vida se lo cobraría con creces, que la pasión consume, las caricias son...