Verde

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Cada paso era doloroso, sentía cómo si en cada pierna cargara un bloque de concreto, y en sus plantas un centenar de agujas lo apuñalaran, el viento era demasiado fuerte, el agua le aguijonaba en el rostro, no podía ver el camino, pero sabia donde se dirigía, el ruido de la corriente se hacía cada vez más fuerte incluso sobre el de la tormenta.

Sus pies resbalaban en el fango y la humedad, pero no se daría por vencido, tenía que llegar allí, algo dentro le decía que solo asi encontraría la paz que necesitaba, solo allí, tenía que soltarlo todo desde ese lugar. tenía que caer en lo profundo del dolor para ser libre, y tenía que ser pronto pues no podría soportarlo más.

Podía sentir como cada uno de sus huesos se astillaba mientras su espíritu trataba de liberarse de ese cuerpo maldito, lo desgarraba desde dentro, podía sentir sus músculos siendo estirados dolorosamente, casi al punto de ser reventados.

Necesitaba detener el dolor, esas voces le susurraban donde encontraría el alivio y era en ese lugar, en el lugar en el que una vez él lo envolvió en sus brazos y lo hizo sentir cálido y seguro, tenía que regresar a ese momento y sumergirse en el hasta que el dolor pasara.

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Darren Carter no podía creer lo que veía, en medio de la tormenta un hombre estaba sentado en el barandal del puente, el viento le azotaba el cuerpo y lo mecía peligrosamente, parecía ebrio, pero era difícil saberlo, la fuerza de la tormenta podría mover cualquier cosa incluso el puente se mecía, debajo de ellos la corriente del rio corría con furia, si llegase a caer no quedaría nada que reconocer, despertó a su hermano, y sin decir nada apuntó al hombre en el borde, Darel sacó su teléfono pero no había señal por la tormenta.

- Conduce al pueblo, avísales, intentare hablarle.

- No, no puedo dejarte aquí, no es nuestro territorio, iremos ambos, si él no salta la tormenta lo tormenta lo tirará.

Condujeron lo más rápido que podían, a veces hay casos asi, perdidos, demasiado perdido para que la voz de un extraño lo haga cambiar.

El chico elevaba sus brazos al viento y parecía hablar con alguien, ya era demasiado tarde para él.

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Era tarde cuando el chofer los llevó de vuelta, tuvieron que rodear la ciudad pues el puente estaba cerrado, talvez por fin se desbordaría el rio.

Había sido un día terrible James seguía sin hablarle, Kobe salió de casa pues ya no soportaba el silencio de su hermano, sólo para encontrar que James estaba igual, pero el silencio de este estaba cargado de resentimiento.

James no podía perdonarle el que no peleara por su hermano, pero es que Kobe ya no sabía qué hacer, no había nada que dijera o hiciera que lograra que Le Brown moviera un solo musculo de su cuerpo, se sentía un cobarde, pero la verdad es que ya no soportaba verlo consumirse, por eso salió ese día, necesita alejarse de él, de su dolor, antes de que lo arrastrara con él.

Su hermano siempre le dijo que tenía que estudiar, tenía que salir de ese barrio miserable y ser alguien en la vida, no podía conformarse con lo que tenían pues nada de eso era suyo, ¿entonces por qué Le Brown estaba perdido? ¿Por qué su hermano no escuchaba su propio consejo? Su hermano estaba reducido a un cascarón vacío, perdido, miserable.

No quería ser arrastrado en eso, sentía que tenia que ser quien lo salvara ahora y si no podía con palabras lo haría siendo el hombre preparado y fuerte que su hermano deseó que fuera y que estaba seguro muy dentro de él aun lo deseaba.

LA VIE DE COULEURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora