Habían pasado ya dos semanas de aquel encuentro, su hermano no quería hablar con nadie, se la pasaba encerrado en su cuarto rodeado de botellas de alcohol a veces llorando y otras gritando de dolor, era desgarrador escucharlo, era como un animal herido, moribundo. No había nada que pudiera calmarlo.
Kobe no podía entender su dolor, no podía entender cómo fue que le afectara tanto, Derek jamás les mintió, nuca les dio una promesa, jamás dijo que serían una familia y eso su hermano lo tenía claro, fue siempre él quien le dijo que no le contar nada de esa mujer y esa casa aun cuando Kobe sentía que lo traicionaba, fue Le Brown quien se inventó una historia justificando su existencia en la vida de ese hombre que no era ni su padre ni su amante, era su dueño.
¿Y acaso las mascotas tiene derecho de reclamar algo a su dueño? Viven de lo que él quería darles.
Aun asi se sentía culpable, debió notar el momento en que su hermano se perdió en ese hombre por completo, debió notar cuando dejó de verlo como un amo y lo convirtió en su mundo, pero no estaba seguro de que él mismo se diera cuenta, Derek ya no vivía en el corazón de su hermano, Derek era ese corazón, era el motor que le daba vida y que ahora se la estaba arrebatando.
Y él era cómplice de eso.
Kobe pidió perdón a una puerta cerrada, rogó y lloró para que su hermano le abriera la puerta, pero no consiguió respuesta, no sabía de donde sacaba las botellas, supuso que alguien las traía o eran de las que guardaban para cuando Derek venía a cenar, pero esas debieron de terminarse hace días. Le preparaba comida que su hermano no tocaba, la encontraba descompuesta y llena de moscas al llegar de la escuela.
Muchos sentimientos pasaron por Kobe esos días, al principio era culpa.
Él era tan culpable del engaño como Derek, sin embargo, al menos el mayor jamás le habló de amor a su hermano. Pero Kobe, el amor de Kobe estaba arraigado en la sangre, su traición está implícita. Él traicionó a la única persona que quedaba en su mundo, lo traiciono por su bien, para que no sufriera, el no imaginó que algún día todo tomara este curso de destrucción.
Pero debió saberlo, no, su madre la mujer que se supone los cuidaría y amaría sobre todas las cosas fue la primera persona que los traicionó a ambos, quien estaba dispuesta a cambiar a sus hijos por monedas o veneno, era ahora como ella, él traicionó a Le Brown ¿a cambio de qué? ¿De una familia, de un sueño?
Después llegó la impotencia, el saber que no podía regresar el tiempo, borrar sus actos ni darle a su hermano la tranquilidad que se merecía, el mundo que se merecía, porque nadie más merecía ser feliz en este mundo como Le Brown y aun asi, no podía ayudarlo, no podía hacer nada para borrar la traición que cometió.
Después el coraje, la furia de comprender como su hermano se dejaba consumir como ella lo hizo, como podía perderse asi por un hombre que jamás demostró amarlo, como podía ser reducido a algo tan patético como ella lo fue.
Y se dio cuenta que algo de ella seguía en ambos, en él la traición y en Le Brown la debilidad, no eran tan diferentes de ese ser que tanto despreciaban, al fin eran sangre y carne.
Una tarde después de clases Kobe encontró la puerta de su casa abierta, todo era un desastre parecía que alguien entró a robar, muebles volcado por todos lados y cosas rotas esparcidas por el piso, entró corriendo temiendo que su hermano estuviera herido y lo encontró inconsciente el piso de su habitación, con botellas rotas por todos lados, los espejos rotos, las sabanas rasgadas, parecía que un huracán azotó su cuarto.
Al sentirse asustados hizo lo único que se le ocurrió y llamó a Derek
Este no apareció, pero envió una gran comitiva, hombre y mujeres a limpiar la casa, que trabajaban como hormigas sin descanso, también llegaron paramédicos y un detective de la policía, por lo que se podía ver Le Brown fue quien ocasionó los daños, los paramédicos lo pusieron en la cama y dijeron que estaba bien, que no se había hecho daño a él mismo, que solo tenía que descansar y dejar que el alcohol saliera de su sistema.
ESTÁS LEYENDO
LA VIE DE COULEUR
Storie d'amoreLe Brown cuando era un niño sólo conoció la generosidad de su mano, el amor en sus caricias y el calor en su brazos. Nadie le dijo que el precio que ese hombre pagaba por él la vida se lo cobraría con creces, que la pasión consume, las caricias son...