Esas fechas parecían ser lo más feliz de la vida, y ciertamente para algunos lo es. Regalos, sonrisas y luces por todos lados, como si la oscuridad no existiera en ese preciso momento. Las calles de arriba a abajo estaban repletas de familias en aquel día, las tartas mientras más nuevas más deliciosas. Por eso mismo las pastelerías estaban con filas infinitas, saliendo empleados con envoltorios y entrando clientes con ganas de devorarse esos trozos con familiares, amigos, amores de sus vidas o incluso solos. Agradeciendo a todos los dioses existentes, el peliceleste se alegró por no formar parte del último caso.
Aquella Navidad la familia Akashi también la pasaría de maravilla, Kuroko lo presentía. Tenían planeado algo él y Seijuro para sus dos pequeños: Kane y Hitoshi. Cumplieron siete años hace poco, una edad donde aún no lograban entender tanto el sufrimiento escolar y tan solo disfrutaban de todo lo que entraba por sus cinco sentidos. Eso es realmente influyente para una buena infancia, los parentes se habían esforzado durante todos esos años para que sus queridos no perdieran la escencia más importante de una larga vida: la felicidad.
—Papá~ ¿Y padre dónde está? ¡Hay que celebrar Navidad en familia! —Kane fue el primero en quejarse por la ausencia del pelirrojo mayor, por una parte quería ver a su padre y por otra quería la tarta que había deseado durante todo el año desde el último veinticinco de diciembre.
—Padre llegará pronto a casa, ha tenido unos asuntos urgentes de última hora... ¡Llevará la tarta cuando vuelva! —Este era el método que utiliza Kuroko al mentir, suele acabar diciendo una verdad a medias. Cierto que su marido traería un pastel precioso y deseado por cualquier infante que exista, pero lo de asunto urgente ya no lo es. Se estaba impacientando, si hasta Hitoshi comienza a preguntar, tendrá que comunicárselo al pelirrojo rápidamente.
Suerte suya que antes de que el peliceleste menor comenzara a dudar de todo y a llorar por la falta de miembros familiares, algo sonó desde arriba, callando a todos súbidamente. Los pequeños tenían la mirada fija en las escaleras, los pasos comenzaban a dirigirse hacia allí, la persona iba a bajar.
—Papá, ¿no será...? —Hitoshi fue el primero en hablar en esta ocasión, había bajado su tono. Los mellizos han visto alguna que otra vez películas con escenas que dan miedo, sobretodo si tienen relación con los baños, espejos, escaleras o incluso ventanas. Por alguna razón se han visto todos los típicos conceptos de terror, no intencionalmente, claro.
Pero Kuroko sabía que no era eso.
—Tetsuya, ¿estás seguro de esto? —El pelirrojo observaba aquel traje rojo con ojos dudosos. No es como que nunca haya visto eso, de hecho lo conoce de sobras. Aquello era el traje de Santa Claus, la fantasía de los niños pequeños en Navidad. De pequeño también hubo alguna que otra vez que realmente esperó la llegada del hombre barbudo, lo cierto es que nunca llegó y dejó de creer—. No tengo ni idea de cómo actuar como él.
—Sei, confío en tus habilidades de actuación. Los niños también estarán felices, será un bonito recuerdo para todos. —Dicho esto, Kuroko le sonrió con total sinceridad, dejando al pelirrojo sin más palabras para debatir. Al final tan solo pudo aceptar su destino.
Valdrá la pena por su familia, se dijo internamente.
—¡Es Santa! —Exclamaron los niños, sin prestar atención a que no era el mismo personaje que en las imágenes de la escuela. Se lanzaron hacia Seijuro Claus, tomando los regalos que llevaba el mismo entre manos. Mientras los infantes desbordaban felicidad, Akashi y Kuroko cruzaron miradas, tampoco hacía falta que este se quedara por un largo rato, terminarían los niños descubriendo la gran mentira de la sociedad.
—Santa se tiene que ir, niños. Tiene más regalos que entregar. —Entre risas dieron las gracias al hombre de traje rojo, se despidieron mirando a este salir por la puerta. Los niños se miraron extrañados después de unos segundos, Kane fue el primero en dejar salir la pregunta.
—Papá, ¿Santa se va por la puerta?
Seijuro volvió unos minutos después, entró por la puerta trasera y se cambió la ropa con la máxima rapidez. Escuchó que era momento adecuado, salió y volvió a entrar, pero ahora por la puerta principal. El peliceleste sabiendo que por fin había vuelto, fue con los niños corriendo hasta la entrada. Esa bienvenida también exclamaba buenas vibras.
—¡Padre, volviste tarde! ¡Antes hasta vino Santa! Lo hubieses visto, papá lo ha visto, encima nos ha dado regalos, no los hemos abierto aún pero seguramente son fascinantes. ¡Hitoshi y yo pensamos que estaría bien abrirlos todos juntos! —La energía también parecía no agotarse nunca en los pequeños. Ambos adultos se alegraron por dentro, había salido todo bien e incluso mejor de lo que se imaginaban.
—Claro, los abriremos juntos. Seguramente son buenos regalos. —Dicho esto, dirigió su mirada hacia su esposo, quien al parecer esperaba eso desde hace tiempo, ya que sin dudar siquiera dejó salir un par de palabras mientras levantaba las comisuras de sus labios.
—Estabas precioso, Sei.
Aquella Navidad iba a fluir con mucha paz.
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Entonces, ¿por qué escribo cosas de Navidad a principios de junio?
Ni idea, pero pues vino la idea yyyyyy así quedó c:
Espero que no esté horrible JAJAJAJ
¡Que tengan un lindo domingo y buena semana la que venga!
Bai bai ~
PD: No lo he corregido, así que si ven algo pues... perdón c:
PD2: Veo a algunos votar en los primeros 30 días y es como que me da mucha pena. Esas cosas realmente dan vergüenza ajena, mira que los que escribo ahora también, pero :(
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30 Días OTP Challenge - Akakuro
FanfictionLo que dice el título, serán 30 relatos sobre el ship de Akakuro. ADVENTENCIA: Los primeros 30 dan cringe, lean los últimos ;;