Hay gente con varias prioridades, algunos van al nivel de dar lo que sea por simplemente salir adelante.
Dream, Ink y Blue fueron 3 estudiantes que quedaron a la intemperie. Todo lo que tendrán que hacer, es sobrevivir. La pregunta sería, ¿a qué ni...
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Tanto la amarilla y la café, empacaban sus cosas de inmediato. Debían entregar lo más antes posible las llaves del hotel. Además, debían encontrarse en la casa de la azul. Al menos se encontraban más tranquilas. Después de todo, encontraron un lugar donde dormir.
No obstante, no todo era bonito. -Que raro que Blue nos dijera que viniéramos ya- Comentó la pintora con sus maletas. Por su parte, Dream asintió. -Realmente yo tampoco sé pero no conviene perder tiempo adivinando. No sabremos hasta que lleguemos-
Si bien una gran preocupación se fue, otra vino: el hecho que Blue les haya suplicado que vinieran. Mientras hacían lo suyo, tenían varias dudas en su cabeza. No sabían que pensar o que imaginarse, pero no podían perder tiempo. No tenían otra opción más que apurarse y retirarse de ahí. El tiempo era oro y ambas lo sabían.
Minutos después, pudieron realizar su hazaña. Se hizo la entrega de las llaves y se retiraron del hotel.
[...]
Con el apoyo del camión, pudieron reportarse enfrente de la casa de su amiga en cuestión de media hora. Vaya que ese hotel se encontraba un tanto lejano de la casa. No importaba, al menos se encontraban ahí sanas y salvas. Ink y Dream se miraban debatiendo quién debía tocar la puerta.
Ink suspiró y tomó la delantera. Los toques a la puerta resonó con algo de fuerza. Las dos estaban ligeramente nerviosas. Seguían creando conclusiones acerca de lo que pasaba con Blue. Ciertamente se le ha visto muy rara en estos días. Posiblemente hoy sería el día que al fin sabrían qué ocurría.
Podían escuchar como dentro del hogar había algo de movimiento. Parecía que alguien estaba limpiando el espacio. No obstante, en cuanto se escuchó los golpes de la puerta, este movimiento paró. Seguido de eso, pudieron escuchar los pasos de alguien. Por sus suavidad, intuían que eran de Blue.
Dicho y hecho, Blue fue quien les abrió la puerta. -Hola, que bueno que vinieron- Saludó la chica sonriendo levemente. Las otras respondieron con la misma sonrisa. -Gracias a ti por darnos la oportunidad de hospedarnos- Agradeció la amarilla mientras se sonrojaba de la vergüenza. -Lamentamos haberte molestado, Blue- Agregó la pintora igual de penosa.
La anfitriona negó con la cabeza. -Para nada es una molestia. Entren, es su casa- Habló suave Blue para luego moverse y darle paso a sus amigas. Ambas ingresaron y miraban sus alrededores. Su casa sí que era acogedora y serena, justo lo que necesitaban.
Por otra parte, Blue se cruzaba de brazos mirándolas. Le agradaba la idea de al menos no lidiaría con la soledad en un buen rato. Eso la tranquilizaba, pero eso duró poco.
