Como pasan los años

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Diciembre hermoso llegó y por la pita que hacía calor hueón. Terrible, como si estuviera un horno sobre el cielo. Yo ya tenía 16 y estaba más feliz que nunca, a pesar de lo caluriento que estaba el aire, con cuea podía respirar, pero todo era porque estaba de vacaciones y la navidad se acercaba en menos de lo que canta un gallo.
—¡Ay, mamita! —la llamé, desde un poco lejos —, ¡mira estas esferas!, podemos agregarlas al árbol...
Se acercó a mí y las miró, pero negó con la cabeza.
—Ya tenemos, si ponemos más de vería excesivo.
Dicho eso se fue caminando al pasillo del lado. O sea, igual la entendía, onda, ella era súper cuática con el tema de la navidad, era el momento que más esperaba del año, y por eso le gustaba que todo saliera bien. A la mayoría de los adultos le duelen las patas en esa fecha po, por tanta weá que se debe comprar, pero a mí mamá le daba lo mismo, porque amaba el simple hecho de la energía que otorgaba el ambiente en Diciembre.
Caché que ella se alejó harto, así que me apuré para alcanzarla. Cuando llegué a su lado estuvimos harto rato viendo la sección de lámparas, habían unas súper lindas. Mi mami trató de alcanzar una que se veía elegante y me recordó al tipo de lámparas que habían en la casa de mi pololo, pero ella no pudo alcanzarla, y yo menos, si era unos centímetros más chica que ella. Un hombre alto se los acercó y se la pasó a mí mamá, ayudándola. Cuando mi procreadora se volteó para agradecerle se quedó con la boca abierta.
—¿Gonzalo? —le preguntó atónita.
—¿Tía Olivia? —respondió él, entregándole el objeto que ella quería sacar antes.
Sí, mi mamá se llamaba Olivia. A veces me daba risa, porque cuando era chica veía una serie de una cerdita que se llamaba así, era chistoso.
Lo más loco fue que al ver su cara, mi mente retrocedió con la velocidad de la luz al cartel que había fuera de la sala del abuelo del Pablo en la clínica.
"Gonzalo Miracle", era el doctor.
Él me miró y también quedó como el meme del pikachu.
—Tú estabas en la clínica ese día —me dijo, sorprendido —, ¿esta es la pequeña Andrea? —preguntó, con su mirada en mí.
Mi mamá asintió con una sonrisa, aunque sabía que era media fingida, porque su cara no quería dejar de mostrar la sorpresa, incluso creo que mostró más cuando dijo "ese día".
—Y tú también —le dijo la mujer —, no es la única que ha crecido... si no mal recuerdo la última vez que te vi tenías unos nueve años.
—Como pasan los años —comentó él, sonriendo.
Se veía súper distinto a como estaba ese día que lo vi en los pasillos de la clínica, parecía un hueón que tenía todo controlado, pero que al mismo tiempo no, concentrado en exceso, tanto que daba cosa. Pero en ese instante parecía otro ahueonao más, piola y sorprendido por mi mamá y bueno, por mí también supongo.
Mientras ellos conversaban recibí un mensaje, y cómo estaba aburrida hablando con un tipo que supuestamente debería conocer, pero que no hacía, me metí a ver de quién era. Me salió una sonrisa al toque, porque ustedes ya saben po.

Amore mío 💚:
Oye, hermosura, ¿veámonos?
13:47 pm √√

Te extraño como no te imaginas:(
13:47 pm √√

Mi corazón se sintió revoltoso, era peor que ese revolvimiento de guatita en fantasilandia, mucho peor, eran dinosaurios caminando por ahí, como polillas gigantes.

Yo:
Yo igual te extraño 😔
13:49 pm √√

Déjame decirle a mi mami, es que estamos vitrineando aquí en el mall, ¿tú estás en tu casita?
13:50 pm √√

Por cierto, ¿cómo están los mellizos?
13:50 pm √√

Chucha que la había hecho larga... ¿no les pasa a veces que hablan como un testamento y te responden con algo como con dos palabras?, V E R G O N Z O S O.
—¿Cierto Andrea? —me preguntó mi mamá, sonriendo ya más tranquila.
—¿De qué? —respondí confundida —, lo siento no estaba prestando atención.
Soltó un suspiro, apostaba a que pensaba que siempre era despistada. Pero se equivocaba, era chilena y a parte, de Santiago, eso quiere decir que era vivita, pero pucha... el Pablo me hacía imposible concentrarme, incluso sin estar presente. No entendía como había pasado eso, en qué momento.
—Le decía al Gonzalo que el Pablito es tu pololo —me contó, cómo madre orgullosa.
Fruncí el ceño. Tampoco teníamos que contarle nuestra vida entera a un hueón que acabábamos de ver.
—Sí, ¿por qué? —pregunté, nerviosa.
El celu ya me había vibrado como seis veces en la mano y quería solo contestar.
—Soy un médico que concurrentemente atiende a la familia Relish —me contó el Gonzalo, con cara de nostalgia.
Entonces me dio más interés y me causó intriga.
—¿Ya?... —respondí, ocultando mi sorpresa.
Hueón, en serio que rara la coincidencia. Con cosas así se ve lo chico que es el mundo. El celular del doctor sonó y se disculpó antes de contestar. Mi mamá me miraba con cara de "¿cachaste la weá loca?", pero creo que yo estaba como volando en el aire del pensamiento.
Me metí a mi celu y leí los mensajes de mi pololindo.

Amore mío 💚:
Sip, estoy en mi casita, pensando en ti.
13:52 pm √√

Oh, que tierno ctm.

Están bien ese parcito, impresionante la cantidad de energía que tienen, parecen máquinas 😎
13:53 pm √√

¿Amor?, ¿estás?
13:57 pm √√

Cosita.

Yo:
Envíale  saludos a tus hermanitos <3
14:06 pm √√

Yo también he pensado caleta en ti, no sabes cuánto, amor :(
14:06 pm √√

¿Veámonos mañana?, vayamos a algún lugar y no sé po... ahí vemos qué hacer.
14:07 pm √√

Mi mamá me tocó el hombro y me indicó al, ¿cómo era?, ¿Gonzalo?, sí, creo que así era ok no, con la cabeza. Él nos dijo que tenía que atender algo y se fue. Mi mamá dejó la lámpara en el carro que tenía y seguimos caminando por los pasillos del Easy.
—Está grande el Gonzalito —dijo ella, sonriéndole al techo.
Compramos un par de cosas y nos fuimos pa la casa. Mis abuelos habían salido a quién sabe dónde, pero éramos mi mamita y yo no más en la casa.
—¿Cómo van las notas? —me preguntó, hechando un paquete de fideos a una olla.
Uuuuh, chucha, la pregunta que te hace sentir como el pico.
—Eeeh, bien —respondí —, como siempre.
—¿Y la Maca cómo está? —me preguntó, cerrando la olla.
Se apoyó en la encierra y me miró. Estaba más sopeá que corredor de maratón y se le notaba.
—No he visto que la molesten —le contesté, pensándolo —, el Pablo amenazó a los hue...digo, a los tontos de cuarto —me corregí como siempre —y desde ahí que no los he visto hacer nada.
Mi mamá sonrió.
—Ese niñito tiene cada salida que sorprende, ¿o no?
Sí, así era.

******
¡Nota de la autora!:

Holiiii, ¿cómo están?, ¿cagados de frío?, espero que no. Bueno, si es así ojalá tengan a un Pablito que les de calorcito jiji.

¿Les gustó el capítulo?, ¡se vienen cosas locas!, así que BE READY ♥️

Recuerden seguirme en mi Ig.

Eso, un besito desde mi camita y hablamos, muac. ♥️♥️♥️

Avíspate, por fa/ ChilensisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora