La calma y la tempestad. Parte 2

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Tal como Gróndel había previsto, casi un centenar de jinetes de Iriana llegó a Alisa al atardecer del día siguiente.

Erin se encontraba engrasando los arreos de Tempestad junto a Aior cuando fue alertado por el sonido de las tubas de la torre Este. Para cuando llegó a la plaza del mercado, que había sido reconvertida en almacén de armas, los jinetes de  Iriana y sus monturas estaban siendo atendidos por soldados Alisios.

A un lado de la plaza, varios soldados daban de beber a algunos hombres heridos. Entre ellos Erin pudo distinguir a Gásar tumbado en un catre. Se acercó a él y cuando lo vio, sudoroso y totalmente pálido, comprendió la gravedad de su estado.

-         ¡Soldado! – llamó a un hombre que se encontraba a la derecha – Trasladad a los heridos a la fortaleza e instalad al resto en alguno de los hospedajes donde aún quede sitio. Que no les falte bebida, comida ni ropa limpia.

El propio Erin acompañó a los heridos a la ciudadela y se encargó de lavar las heridas de su amigo Gásar, quien presentaba un profundo corte en el abdomen. La herida había sido cerrada cosiéndola con hilo de lino y estaba cubierta con un emplasto de hierba para que no se contaminase, pero aún así tenía muy mal aspecto. Un soldado Iriano se acercó a ellos y se sentó a su lado.

-         ¿Qué es lo que sucedió en la Llanura de las Águilas? – preguntó Erin al hombre mientras seguía curando las heridas de Gásar.

-         Fue terrible. – el hombre se cubrió la cara con las dos manos y agachó la cabeza- No pudimos…

-         Tranquilo, ahora estáis a salvo, no tienes porqué hablar si no quieres.

-         Gracias, no pasa nada, te contaré lo sucedido desde el principio. – respiró hondo y comenzó a relatar lo acaecido unos días atrás- Formábamos ante el ejército de Marduk, los Irianos ocupábamos el flanco derecho y las tropas de Arón de Arcas ocupaban el izquierdo. Al frente teníamos al mayor ejército que jamás he visto, pero Gásar mantenía alta nuestra moral ya que él era el primero en creer que nuestra victoria era posible. Marduk envió a sus tropas de asalto directamente contra nuestra falange, la cual avanzó confiada sabiéndose protegida en sus flancos por la caballería de Arcas, que era dirigida por el general Rávnar. Cuando faltaban menos de dos estadios para el choque entre ambas infanterías ocurrió algo imprevisible…- el hombre calló durante unos segundos, y continuó hablando mirando a Erin – Rávnar traicionó tanto a su rey como a los Irianos y atacó a la falange por los flancos con su caballería.

A nuestra izquierda la falange de Arcas, dirigida en persona por el anciano rey Arón, realizó una rápida conversión y se dirigió a atacar a los traidores consciente de que si la poderosa falange de Iriana era desmantelada no existiría ninguna posibilidad de vencer, pero ya era demasiado tarde. La infantería y la caballería de Marduk los envolvió y evitaron que pudieran acudir en nuestra ayuda. Aún así, Arón escapó del cerco montado en su cuádriga y dirigió su ataque directamente hacia la posición de Rávnar acompañado de multitud de jinetes. Fue el propio Rávnar quien derribó a su rey y lo mató en el suelo.

La maniobra  permitió que tomásemos un respiro y Gásar consiguió que formásemos en cuadrado para defendernos. Avanzamos hacia el bosque, donde la caballería no podía atacarnos, protegidos por los pocos jinetes que quedaban en nuestro bando.

Durante un día entero fuimos acosados por los hombres de Marduk. Sus tropas, conscientes de su desproporcionada superioridad numérica, atacaban sin cesar mientras eran relevados por hombres frescos y descansados.

Cuando llegamos frente a los muros de Iriana vimos que en las playas aún había miles de ciudadanos tratando de embarcar en las naves que debían haber zarpado hacía horas. Marduk envió a su infantería a atacar a aquella pobre gente y Gásar nos ordenó formar rápidamente ante las naves. Los Khúnar huyeron de la playa en primera instancia pero sabíamos que la calma sería temporal. En los arenales, decenas de miles de hombres se prestaban a atacarnos.

La Canción de tevunantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora