34. The day before you came

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Alba

El sol empezaba a salir por detrás de las montañas, acababa de pasar el cartel que me indicaba que había entrado en Pamplona. Estaba cansada y nerviosa, me sentía fatal por haber dejado a Lea con mi madre, nunca habíamos estado separadas y tenía miedo de su reacción pero Natalia me necesitaba y si tenía que estar en algún sitio ahora mismo era aquí. Conduje por las calles de Pamplona sin saber muy bien qué hacer, pasé por una cafetería que parecía estar abierta por lo que en el siguiente espacio para aparcar metí el coche y me bajé metiéndome en la cafetería.

"Buenos días" Sonreí cerrando la puerta viendo a una chica bastante joven preparando café.

"Hola, ¿qué tal?"

"Muy bien ¿Me pones un café con leche porfa?"

Mientras la chica me preparó el café saqué el móvil viendo que Natalia me había mandado un mensaje de buenos días hace unos minutos, no podía ser más perfecto. Marqué su número y esperé que cogiese el móvil.

"¿Alba? ¿Qué haces despierta? ¿Ha pasado algo?" La voz ronca y preocupada de Natalia me partió el corazón.

"No mi amor está todo bien" bufó aliviada y escuché como se volvió a tumbar en la cama.

"¿Por qué estás despierta a estas horas?"

"Estoy en Pamplona"

"¿Cómo?" escuché de fondo como se había vuelto a levantar de la cama.

"Pues qué estoy aquí en Pamplona"

"¿Alba qué dices? ¿Has bebido?" su voz de sorpresa era adorable.

"No Nat, estoy aquí en una cafetería, no sé muy bien dónde estoy exactamente" Y se empezó a reír.

"No te creo Alba Martínez Reche, estás loca de la cabeza" Me alegraba muchísimo que el simple hecho de saber que estaba aquí le había hecho reír.

"Bueno ¿Pero vas a decirme tu dirección o algo o me quedo en esta cafetería para siempre?" Tras reírme me mandó su ubicación, me bebí el café dejándole a la chica el dinero y salí despidiéndome.

Puse la ubicación en el GPS y llegué a su casa en quince minutos. Era una casa enorme muy moderna, saqué el móvil volviendo a llamarla y antes de que me lo cogiese la puerta principal se abrió y salió Natalia con su pijamita. Corrió hacia mis brazos abrazándose fuerte a mí, en el momento en el que la rodeé con mis brazos se echó a llorar.

"shh Nat ya pasó" le acaricié la espalda dándole besitos en la cabeza.

"Vamos a entrar" Susurró secándose la cara y dejando un beso sobre mis labios.

"Emm Nat ¿tus padres?" pregunté preocupada, no me importaba verles pero quería estar con ella y no me apetecía ponerme a hacer presentaciones ahora con las pintas que llevaba.

"Tranquila están en la planta de arriba" me cogió la mano y entramos en la casa, pasamos por un salón enorme que era precioso, la casa entera en sí era preciosa. El color blanco predominaba pero había varios toques de gris alrededor de la casa, se notaba de donde había sacado Natalia su gran estilo.

Al entrar al cuarto Natalia se tiró en su cama abriendo los brazos invitándome a tirarme encima suya. Escuchaba su corazón, estaba nerviosa, levanté la cabeza para mirarla, tenía los ojos llorosos mirándome.

"No me creo que hayas venido" Me subí por su cuerpo llegando hasta sus labios besándolos con cuidado, la estaba besando cuando empecé a notar sus lagrimas cayendo por mis mejillas .

"¿Que te ha pasado Nat?" siguió llorando, los sollozos eran cada vez más fuertes "Nat respira conmigo porfa" Me levanté cogiéndole las manos ayudándola a respirar mejor.

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