LA ESTACIÓN

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«Una llamada recibida en el peor momento»

El virus del que se estaba murmurando últimamente, no era una simple mentira divagando en la web... ¿Verlons cayó a causa de esto? Aun no lo sabía, pero lo único cierto en ese momento era que tenía que salvar mi vida.

          — ¿Akemi? ¿Eres tú? — Pregunté.

        — Tengo miedo, por favor sácame de aquí... No quiero morir.

        — Cálmate y dime donde estas.

        — Justo debajo de los vagones del tren — Respondió ella.

Sí, así es, de todos los lugares donde esconderse eligió el peor de todos. La estación estaba llena de esos seres agresivos ¿Cómo la iba a sacar de un lugar como ese?

      — Deam... no me dejes — Suplicó ante mi silencio.

     — No lo haré, pero el lugar está lleno de esas cosas. — Necesitaba una solución — No hagas ruido déjame pensar en algo.

     — Son atraídos por el movimiento, ruido o la misma magia.

     — ¿Cuánto tiempo has estado viviendo en Verlons?

    — Desde que dejamos la escuela.

Casi un año desde que dejó Orihime, eso quería decir que nuestro cuerpo eras más resistente o tal vez había un factor en nuestro organismo que hacía que perdiéramos más lento nuestras facultades mágicas. Solo había una oportunidad de sacarla de ahí, debía arrastrarse bajo los vagones y escapar cuando haga la señal.

    — Akemi, solo tienes una oportunidad para escapar. En cuanto veas la señal correrás directo al bosque.

    — ¿Cuál es la señal? — Preguntó ella.

    — La señal soy yo, seré la carnada... Si esos monstruos siguen la magia como dijiste vendrán hacia mí y cuando eso pase, aprovecharas para escapar.

    — Pero, podrías morir...

    — Aun sigo siendo bueno para correr — Me até los tenis — Prometo que te llevaré casa.

Desearía no haber contestado el móvil en ese momento, pero no había vuelta atrás sabiendo que ella estaba allí, solo tenía que ayudarla.

Me dirigí hacia la estación, justo delante del tren y di un grito.

    — ¡¡ Mi nombre es Deam de la ciudad de Orihime!! ¡Tienen frente a ustedes al futuro mejor investigador del nuevo mundo, si quieren comer mi cerebro vengan por mí!

La señal fue dada de esta manera por si no salía vivo, quería gritar mi sueño al mundo, porque quizá todos alguna vez desearon un apocalipsis zombi. Pero la realidad no se acerca ni un poquito a la ficción... Esta no es una historia de manga o una película, no eran seres lentos con los que se podían lidiar.

Al escucharme los monstruos comenzaron a moverse muy rápido detrás de mí, quizá era peligroso agotar mi energía mágica, pero no tuve otra opción.

     — Ellos podrían migrar hacia Orihime, lo mejor sería atraparlos aquí mismo... Magia pérdida entre las montañas: Prisión subterránea.

Con solo haber usado un hechizo me sentí mareado, en verdad debía tener cuidado con no contraer la enfermedad ahora. Los atrapé en un agujero subterráneo y luego me dirigí a la estación, caminé hasta el final de los vagones del tren y me percaté de un gran charco sangre en el piso.

     — ¿Ella no lo logró? — Me imaginé el peor escenario —Maldición no pude salvarla.

De pronto un ruido se escuchó dentro de uno de los vagones, miré y en el piso había un rastro de sangre aun fresca.

     — Akemi ¿eres tú?... Si eres tú, sal de ahí. Ya no hay nada que temer, debemos apresurarnos e ir a casa... — El vagón se quedó en silencio — ¿Me éstas escuchando? Pronto oscurecerá y sabes que el bosque es peligroso de noche.

Al no responder decidí abrir la puerta, aun sintiendo mucho miedo. Mi cuerpo estaba tenso por lo que estaba sucediendo, quité el seguro de la puerta y era un infectado que se encontraba atrapado, me atacó y caí al piso.

     — Rayos, no puede terminar así... Maldita cosa no me comerás. — Decía mientras forcejeaba.

Sabía muy bien que otro hechizo me dejaría inconsciente, no obstante, tenía que hacer algo para quitármelo de encima. Fue cuando vi el arma del oficial, luché por no ser devorado y a la vez por alcanzar el arma.

     — Si tengo que morir un día, no será por ustedes — Apunté a su cráneo — Que tengas buena noche.

Le disparé directo a la cabeza y resignado por no encontrar a Akemi, decidí irme.

     — Estuve tan concentrado por investigar el paradero del "héroe", que olvidé mis sentimientos hacia ella. — Di un suspiro — Bueno, es hora de regresar a casa, necesitó contarles a los demás lo que está pasando.

Salí de la estación y tomé el camino a casa aun pensando en ella.

      — Era tan linda en uniforme escolar, y tan amable con los demás, ojalá y me hubiera atrevido a hablarle al terminar la escuela... ¿Me pregunto si habría aceptado tener una cita conmigo?

      — Uhm. Pues creó que si me lo pedías habría aceptado. — Dijo alguien.

     — ¿Yo cómo iba a saberlo?... Ni siquiera hablábamos mucho en la escu... — Reaccioné asustado — ¿Eh? ¿Quién dijo eso?

Ella salió de entre unos arbustos, tenía uno de sus brazos lastimados, pero dijo que se lo hizo al encerrar al infectado del vagón.

     — Así que eso paso... — No podía dejar que se enteré que casi me mata.

    — ¿Deberíamos acampar o seguir caminado? ... La noche ha llegado. — Señaló Akemi.

    — Lo mejor será caminar un poco, para alejarnos de la estación, luego acamparemos.

    — Pues vale, eso haremos.

ORIHIME: La ciudad de los inmunes © (Completa) Sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora