Capítulo 36

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Pasaron dos meses, desde que llegamos de Nueva York nuestra vida cambió. Cambió en el sentido de que cada vez estábamos más enamorados. Cada uno estaba a sus cosas en el trabajo, como si fuésemos dos compañeros más pero cuando llegamos a casa, éramos algo más que compañeros.   Todo iba genial hasta que recibimos una noticia.  Estaba en casa, un sábado por la tarde, sola y recibí una llamada.

-¿Sí? -dije descolgando el teléfono de casa.

-Hola, ¿Jessica?

-Sí, ¿con quien hablo?

-Soy Dorothy...

-Ay, Dorothy no te había conocido, ¿qué tal?

-Bien, ¿y vosotros?¿Qué tal la luna de miel?

-Genial, Nueva York es precioso.

-Me alegro,  verás,  te quería comentar algo.

-Claro, dime.

-James ha salido de la cárcel.

¡¿Qué?! ¿Cómo era posible que en tan sólo unos meses estuviese fuera una persona como esa? Una persona a la que habían castigado con casi 5 años de cárcel....

-¿Q - Qué? ¿Cómo es posible? -dije asustada.

-Ha tenido buen comportamiento durante estos meses y se ha sometido a un curso de psicología, supuestamente está rehabilitado así que lo soltarán hoy.

-Gracias por avisarme...

-Es mejor que te enteres por mí que por otra persona.

-Pues sí...

-Bueno, tengo que irme. Adiós Jessica, cuídate.

-Adiós Dorothy y... gracias.

Colgué y me quedé pensando, me senté en el sofá, me agarré las piernas y oculté mi cara entre mis rodillas. Esto no podía estar pasando.

A las 10, como siempre, llegó Liam.

-Hola Jessi - dijo soltando sus cosas en la entrada. -¿Qué tal la tarde?-dijo dándome un beso en los labios.

-Bien... - mentí, llevaba toda la tarde nerviosa.

-¿Segura? No lo parece, ¿ha pasado algo?

-No, de verdad. ¿Y tú qué tal?

-Pues igual de aburrido que siempre,  porque no te veía a ti.  -dijo abrazándome por la cintura. - Arréglate.

-¿Qué? ¿Qué me quieres decir con eso?-dije poniendo cara de "enfado".

-Jajajajaja, nada, no estoy queriendo decir nada. Sólo quiero que te pongas más guapa de lo que ya estas porque te voy a invitar a cenar a un sitio especial. 

-Uy, ¿y eso? -puse cara pícara.

-Aahh, sorpresa sorpresa. Tú arréglate.

Me fui a la habitación y me puse unos vaqueros ajustados, una camiseta blanca y unos botines marrones. Por el momento no le contaría nada de lo de James. Salí de la habitación y fui a donde estaba Liam.

-Ya estoy - dije saliendo de la habitación.

-Genial, vámonos. - me agarró de la cintura y nos fuimos.

Ambos nos montamos en el coche y Liam condujo y condujo sin yo saber a donde me estaba llevando. De momento, se paró en un lado de la carretera.

-¿Qué haces? ¿Por qué paras? -pregunté

-Necesito que a partir de aquí te tapes los ojos.

-¿Qué?

-Es parte de la sorpresa, toma - me dio una cinta - pontelo, solo será un momento, lo prometo. -me la puse - ¿ves algo?

Luchando contra el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora