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—Oh genial, ¿ahora también haces burlas de mi vestido? —me dice Martha riendo cuando nos quedamos solas. Yo también río.

—¿Estás bien? Sé que no eres la mayor admiradora de Rachel, y...

—No, no lo soy —contesta interrumpiendo—. Y sé que tampoco Rachel es la mía, pero no quiero arruinar este momento. —Asiento. Nada va a opacar esta noche.

Cuando entramos al salón, ya está demasiado oscuro para poder buscar con tranquilidad los mejores lugares, sin embargo, Martha sigue una flecha que indica el camino hacia la zona VIP. Hay una pequeña cadena que divide al público en dos partes. En la primera y más cercana al escenario, hay unas mesas altas, con cuatro sillas cada una, una vela en medio y un pequeño menú de bebidas. Todos los cócteles se ven demasiado costosos, pero Martha me dice que los boletos incluyen todo tipo de bebidas, así que ella y Roger se divertirán a lo grande. 

Dan las diez y media y, puntualmente, las luces del escenario se encienden estratégicamente para iluminar primero a Will Jen en la batería. 

Mi corazón se detiene por un instante. Aunque el más guapo de la banda es James, debo admitir que Will es el que tiene mi corazón. Es demasiado atractivo, y más en persona, a tan solo unos metros de mí. Se levanta un poco saludando al público con sus baquetas y sonríe impresionado por los gritos y los aplausos que está recibiendo, incluidos los míos y los de Martha. Las dos nos abrazamos al mismo tiempo, y casi puedo asegurar que está a punto de soltar una lágrima, pero se contiene. 

La luz de Will se apaga para dar paso a la de Josh Fen, el bajista, quien también recibe una dosis de aplausos y silbidos. Le sigue la luz de Mark Harris, el guitarrista, que empieza a hacer un solo espectacular. Mi corazón sigue detenido, en shock por haber visto el rostro de Will, hasta que, por fin, se enciende la luz del maravilloso vocalista James Farrow. 

Siento que la sangre se me calienta y mis mejillas arden. Grito a todo pulmón y no sé si estoy soñando, pero creo que logro captar su atención. Me parece que me guiña un ojo y sonríe mientras toma el micrófono y lanza una rápida mirada a todo el recinto.  

Ni Martha ni yo podemos contener la emoción, me toma de la mano abriendo la boca sorprendida y empezamos a saltar y bailar al ritmo de "Can you feel my love", una canción con una letra profunda pero un ritmo alegre y rápido, que hace imposible contener el movimiento de los pies. «...Even if you only touch my skin, you would feel my love. There is nothing to hide, not anymore».

La canción se termina y me descubro con los ojos cerrados, disfrutando enormemente del momento. Le sigue "The clouds are here", una canción un poco más lenta pero fácil de corear. 

Aún no hay rastro de Roger y los demás. Empiezo a notar cómo Martha desvía su atención del escenario para buscar por encima del mar de cabezas que se mueven alrededor de nosotras. Un mesero, al notar su búsqueda, acude rápidamente.

—¿Está bien señorita? ¿Gusta algo de tomar? —dice gentilmente. 

—No, gracias —contesta Martha sonriendo. El mesero está a punto de darse la vuelta cuando lo detiene—. Pensándolo bien, un vodka tonic.

El mesero lo apunta en su libretita y desvia su mirada hacia mí.

—Yo estoy bien gracias —digo rápidamente para volver mi cara hacia el escenario.

James se sienta en un banco, con una guitarra. Las luces se apagan y solo queda una arriba de él, iluminando su perfecto rostro. Tiene los ojos cerrados, inspirándose para cantar "The second time I saw you". Todos empezamos a corear en voz baja para no opacar el sonido de su voz. 

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