—¿Y qué te trae por Yers Tom? —pregunto mientras le doy un sorbo a mi café. Está tan caliente que casi me quemo toda la lengua.
—Yo...pues —titubea un momento—. Vine a visitar a un amigo. Teníamos algún tiempo que no nos veíamos y como no había planes con la banda, me tomé el fin de semana libre para darme una vuelta.
Tom bebe despreocupadamente de su café y al segundo casi lo escupe. Dice que toda su boca está hirviendo y me levanto rápidamente de los sillones donde nos habíamos sentado para traerle un vaso de agua
—¿Estás bien? Eso estaba muy caliente —digo preocupada.
—Sí, estoy bien. Le tomé con mucha confianza. Pero ya estoy bien, gracias por el vaso de agua, eres muy... amable. —Sonrie levemente.
—Bebe con cautela de ahora en adelante. Me alegro por lo de tu amigo —digo retomando el tema—. Es bueno saber que aún hay gente preocupada por conservar las amistades.
—Hablando de amistades Amanda, ¿cómo terminó tu noche el viernes del concierto?
¿Por qué me estás preguntando eso Tom? Tú sabes cómo termino, me llevaste a mi casa, a mi cama. ¿Me estás probando a ver si recuerdo algo?
—Pues, supongo que bien —digo titubeante.
—Espero que tu amiga te haya puesto atención por fin. Sabes algo, no los conozco ni mucho menos, pero me dio la impresión de que no pertenecías a ese grupo de amigos.
—Te estás metiendo en un tema delicado Tom. Soy un poco susceptible, un solo comentario y pueden cambiar la percepción que tengo de las cosas.
—Que va, no lo digo por meterte ideas a la cabeza. Además, eso de tu influenciabilidad debería ser solo de personas en las que confíes, las que te den buenos consejos, no te dejes llevar por lo que diga un pobre bohemio como yo.
«Confío en ti Tom». Afortunadamente no lo digo en voz alta. Suelto una risita nerviosa.
—Pero, de cualquier manera, ¿por qué lo dices? Digo, eso de que no pertenezco con ellos. Estudiamos carreras similares, se supone que tenemos temas de conversación parecidos y compartimos mismos intereses —digo con curiosidad. Tom hace una mueca, pensativo.
—Tal vez eso sí sea parecido. Pero no lo es todo. Las personalidades que observé son muy diferentes. Y no por querer encajar en un grupo social, vas a tener que sufrir o esconder a tu verdadero yo.
—Martha es mi verdadera amiga, con ella puedo ser yo misma.
—No lo dudo, pero ¿no estabas sufriendo el viernes que te encontré? Dijiste que te había obligado a ir y por ende tenías que soportar las escenas con su novio.
—Pues sí, tal vez dije eso, porque estaba enojada en ese momento, pero la verdad estaba agradecida con Martha por impulsarme a ir al concierto si no... —hago una pausa. Estoy a punto de decirle que, si no, no lo hubiera conocido, pero me callo. Es muy pronto para coquetear tanto—. De no ser por ella no hubiera tenido la gran noche que tuve con The Game. Y es algo que le agradezco, sin ella yo no saldría de mi zona de confort.
—Claro, no digo que sea mala amiga ni nada. Sólo me parecieron un poco diferentes, eso es todo.
—Quizá sí somos diferentes. —Medito un poco—. Pero no es como que fuera a cambiar de amigas tan fácilmente. No soy una persona sociable y con todo lo que tengo en la cabeza, mucho menos tiempo tendré tiempo de empezar a buscar nuevas amistades y no quiero quedarme...
—¿Sola? —pregunta arrugando la frente. Asiento—. Con el tiempo he aprendido que no se pueden forzar las cosas —dice tranquilo—, mucho menos las amistades. Y el miedo a sentirte sola no puede ser tu motivo para relacionarte con ciertas personas. No estoy diciendo que los dejes de ver. Nada de eso. Simplemente no te quedarías sin nadie, solo encontrarías a las personas correctas.
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Coincidencia
Teen FictionAmanda es una universitaria dedicada a la edición y venta de libros. Tom es un músico opacado por la fama de sus amigos. Dos jóvenes que se enamoran. ¿Qué podría salir mal? Cuando todo parece indicar que la vida de Amanda se llena de éxitos... y mu...