Estrellas

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Link y Sidon se encontraban en aquella laguna donde se había instalado la bestia divina Vah Ruta después de que el héroe la libero del control de Ganon, liberando también el alma de la princesa Mipha. Sidon había sido elegido por la reina Zelda como el nuevo campeón a cargo de manejar a Ruta, y el rubio se había ofrecido a acompañarlo y enseñarle el funcionamiento de la bestia.

El Zora miraba con nostalgia aquella prenda azul con un bordado en forma de elefante, que en su tiempo había pertenecido a su hermana mayor, ahora el la portaba sobre sus hombros como una capa, había jurado hacer todo lo posible para estar a la altura de la difunta campeona y darle honor al reino de los Zora.

El rubio por su parte, golpeaba dos pedernales entre sí, logrando sacar una pequeña chispa que cayó en el montón de leña que había dejado en el suelo, encendiendo así una pequeña fogata, miró disimuladamente al ojiambar por el rabillo del ojo, el príncipe tenía la vista fija en el cielo.

Ya había oscurecido, el cielo estaba salpicado de estrellas y en lo alto se alzaba una enorme luna llena, el Zora estaba absorto observando aquellos puntos brillantes. Pronto fue sacado de sus pensamientos por el rubio, quien tocó su mejilla con su dedo índice.

- Hey Sidon ¿Estas bien? - le preguntó el espadachín - Hace rato que te estoy hablando -.

- Ah si, lo siento - el ojiambar sonrió algo avergonzado mientras se rascaba la nuca - No te escuche -.

- Tranquilo - el Hyliano le sonrió para tranquilizarlo mientras se sentaba a su lado - ¿En que piensas? Haz estado mirando el cielo por varios minutos -.

- Bueno... - el Zora suspiro para luego mirar al héroe directamente a los ojos - Promete que no vas a reírte de mi -.

- Jamás me reiria de ti - el rubio acarició con ternura la mejilla del príncipe para luego depositar un suave beso en sus labios, el cual fue correspondido.

Hace un par de meses, especiamente cuando Link y Zelda fueron a la región Zora a avisarles de su victoria contra Ganon el cataclismo, el Hyliano y el príncipe Zora habían dejado atrás su larga amistad, convirtiéndose en algo más.

- Si, tienes razón - le respondió el ojiambar cuando finalmente se separaron, seguido suspiro y volvió a mirar el firmamento mientras sujetaba la mano del rubio - Estaba recordando algo que Mipha me dijo hace muchos años, cuando yo aún era muy pequeño -.

- ¿Que cosa? - le preguntó con curiosidad el espadachín mientras apoyaba su cabeza en el hombro del Zora y miraba el cielo estrellado.

- Pues... -.

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- Mipha... ¿Somos amigos verdad? - preguntó con inocencia el pequeño infante, provocándole una pequeña risita a la campeona Zora.

- Claro que si - la ojiambar lo cargo con dulzura entre sus brazos, acariciando su cabeza con un aire maternal.

- ¿Y siempre estaremos juntos, no? - le cuestionó el príncipe, con una sonrisa que mostraba sus pequeños pero afilados dientes, la sonrisa de Mipha cambió a una expresión de preocupación durante una milésima de segundo, para después mirar con ternura a su hermanito menor.

- Sidon, pequeño... Te voy a contar algo que nuestro padre me dijo a mi hace años, antes de que tu nacieras incluso - el menor asintió para luego mirar con atención a su hermana mayor - Mira las estrellas - el pequeño obedeció y levantó su vista hacia el cielo nocturno, admirando el firmamento - Las personas que más queremos pero que ya no se encuentran a nuestro lado nos observan desde las estrellas -.

- ¿De veras? - preguntó asombrado el ojiambar.

- Si, así que cuando te sientas solo, recuerda que tus seres amados siempre estarán ahí para guiarte... Y yo también -.

El niño no había entendido a qué se refería su hermana, hasta que llegó aquel día, aquel fatídico día que cambió el destino de todo Hyrule. Vio cómo su hermana se había dirigido a la bestia divina Vah Ruta para ayudar a Link contra la batalla, prometiendoles a todos dar su mejor esfuerzo en la batalla, pero...

Ella jamás volvió.

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- A veces me pregunto... Si aquello será verdad, si Mipha de verdad estará allí, mirándome desde el firmamento - el príncipe suspiro mientras se pasaba su mano libre por el rostro - Es algo tonto ¿Verdad? -.

- Para nada - el rubio sujeto el brazo del ojiambar con ternura - Yo si creo en que los espíritus de los que ya no están nos cuidan y protegen -.

- ¿De verdad? - el príncipe volteo a verlo.

- Si... - el espadachín ebozo una pequeña sonrisa mientras recordaba su encuentro con el espíritu de Mipha, en el interior de la bestia Vah Ruta - Y estoy seguro de que ella está muy orgullosa de ti -.

- Gracias Link - el Zora suspiro aliviado para luego soltar la mano del rubio y así poder abrazarlo de los hombros, apegandolo más a él - De verdad, gracias -.

- No es nada, solo digo la verdad - respondió el Hyliano para después acercarse al príncipe y besarlo nuevamente en sus labios.

Ambos siguieron platicando junto a la hoguera hasta altas horas de la noche, quedándose ambos dormidos en aquel lugar, Link en la orilla y Sidon en el lago, ya cuando ambos estaban profundamente dormidos, apareció una Zora junto a ellos, cubierta de fuegos fatuos que mostraban que era un espíritu.

Nada más y nada menos que el de la difunta princesa Zora, Mipha.

La campeona se puso de cuclillas con las manos en las mejillas y sonrió levemente al ver a ambos durmiendo pacíficamente, se acercó a Sidon y le dio un pequeño beso en la parte superior de su cabeza para después susurrar le con una voz casi angelical.

- Te dije que siempre te estaría cuidando... - no pudo evitar suspirar con nostalgia al ver a su hermano, aquel pequeño Zora que siempre le pedía jugar con ella, al que le cantaba para dormir y que siempre le ayudaba a ponerse sus joyas reales, pues el niño no podía hacerlo solo... Ahora era todo un hombre adulto, y ella no podía evitar sentirse sumamente orgullosa de ver en lo que se había convertido - Aún en mi ausencia, haz sido fuerte y valiente -.

Volteo a mirar al Hyliano, aún con esa hermosa sonrisa en su rostro que tanto caracterizaba a la benevolente princesa.

- Me alegra que hayas encontrado por fin a esa persona especial... Por favor, sean felices juntos - murmuró en voz baja mientras acariciaba los cabellos rubios del espadachín, antes de desaparecer en un pequeño resplandor.

Lo único que quedó como prueba de su visita, fue un fragmento de estrella...

Tal como le dijo una vez a su hermano pequeño, las personas que amamos pero ya no están con nosotros nos observan y cuidan desde las estrellas.

( When actualizas super temprano

Escritora: Charlie, vengo inspirado.jpg

Y con esto completamos el 5to día y nos quedan dos más... Además de un One-Shot con temática libre)

One-Shots Sidlink ( Breath of the Wild - Yaoi ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora