CAPÍTULO 12

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EN MARSELLA

A las ocho y media de la mañana ya estaba sonando la alarma. Eso solo indicaba que ya era hora de empezar el día en la siguiente parada, Marsella. Según le informó el Sergio, era el primer puerto de Francia y la segunda ciudad respecto a términos de población. Inés seguía durmiendo plácidamente aunque haya sonado la alarma, y Juanes recordó cuando el día anterior le comentó que su tono era, desde que salió, Cuando Nadie Ve. Empezó a cantarle suavemente el inicio de nuestro tema, y conforme iba avanzando le iba moviendo el cabello o le acariciaba la mejilla, y finalmente despertó.

Inés - Buenos días a ti también.

Juanes - Buenos días Bella Durmiente.

Inés - Gracias por despertarme de esa manera tan tierna.

Juanes - Lo repito mañana con gusto, si la damisela quiere.

Inés - Ay no, ya es mucha cursilería para las nueve de la mañana.

Juanes - ¿Entonces qué me recomiendas que haga para dejar la cursilería?

Inés - ¿Te importaría que use el baño primero? Estos pelos no se arreglan solos.

Juanes - Para mi sigues igual de hermosa aun con pelos de leona.

Inés - Eso a mi me da igual, ahora lo uso yo primera y te fastidias, niño cursi.

(Narra Inés)

Para visitar la ciudad Francesa elegí un bonito vestido blanco con flores azules fresco con unas sandalias del color de las flores. Elegí mis gafas azules porque me quedaban mejor con el outfit y un peinado que me caracteriza, se trata de una coleta pero seleccionando solo los pelos de encima de la oreja del frente, dejando el resto suelto con mis ondulaciones al natural. Un rociado de colonia frutas del bosque y la cámara de fotos colgada en el cuello. Llevaba también una mochila pequeña con lo esencial, cartera, móvil, pañuelos, las llaves de la habitación y una pequeña botella de agua. Al salir del baño la mandíbula de Juanes quedó en Cuenca. El iba bastante guapo, unos vaqueros claros cortos combinados con una camisa súper veraniega y sus imprescindibles botas con un sombrero marrón claro. Llevaba el teléfono en un bolsillo y la cartera en el otro. Ninguno cogió los cascos porque lo vimos innecesarios, la verdad. Al bajar del crucero nos dieron un mapa con varios sitios marcados que nos recomendaban visitar y varios sitios para comer.

El primer sitio al que fuimos fue a la súper recomendada La Maison Diamantée y también estuvimos en el precioso Palais Longchamp. Dos maravillas de lugares, preciosos y con mucha cultura. Hicimos todas las fotos posibles y comenzamos a andar para ir a comer a La Cantine de Lynn que fue el más recomendado en TrypAdvisor y quedamos muy contentos, sin duda de diez el lugar. Al finalizar de comer, comenzamos a caminar para ir a visitar las playas y calas de las Islas de Frioul antes de ir al crucero a las cinco.

Al llegar al crucero, fuimos directamente a dejar las cosas en la habitación. Nos habían dicho que habría una obra en el teatro, pero no qué obre y con la intriga rondando por las venas nos acercamos a dicho lugar. Ya había terminado la actuación, y sorprendentemente, fue un musical que nos encantó. Salimos cuando aún quedaban dos horas para cenar. Decidí investigar la parte de la biblioteca y ver si habría algún libro para leer. Pasadas las nueve me dirigí al comedor para cenar, y como imaginaba, Juanes ya estaba en la mesa pero vestido con camisa de arreglar y pantalones ajustados. En ese momento me sentí mal con mis pintas, el iba muy arreglado mientras yo llevaba un look veraniego y fresco. Le dije: "Lo siento, no sabía que te ibas a poner tan arreglado. ¿Llevas mucho esperando?" A lo que él me contestó un simple y directo: "No importa, me acabo de sentar." Eso me relajó bastante, para ser sincera. Siguiendo, disfrutamos bastante de la cena. Me estuvo comentando las actividades que había estado viendo y practicando mientras yo estaba en el mundo del libro que había visto: Pulsaciones de Javier Ruescas y Francesc Miralles.

Nada más terminar, me retiré para ir a la habitación, ducharme y cambiarme por algo más formal, como iba Juanes. Un vestido azul marino de manga corta reposaba en mi cuerpo; y en mis pies llevaba un calzado que me regaló mi madre hace unos años, unos sencillos, bonitos y cómodos tacones azules marinos. Me dejé las mismas gafas y el peinado me volví a hacer el mismo, solo que esta vez me rice la parte suelta con un poco de difusor. Juanes vestía unos vaqueros largos con una camisa arreglada blanca y unas botas negras con su sombrero negro, se había cambiado solamente los vaqueros a unos más sueltos.

Después de dejar todo excepto las llaves del cuarto fuimos directos a la discoteca. Sonaron temazos clásicos de la última década como Mi Gente de JBalvin, Ego de Willy William, Wake Me Up de Avicci o Dance Again de Jennifer López. También los míticos de David Guetta como She Wolf, Say My Name o Memories, una de mis favoritas. Y para finalizar, los temas más actuales como Nada Sale Mal de Aitana, Sucker de los Jonas Brothers, Con Altura de Rosalía o la clave de este verano Calma de Pedro Capó. Sobre las doce nos fuimos a la habitación, ambos éramos conscientes de que teníamos que madrugar y ya habíamos quedado en acuerdo de que lo mejor era trasnochar de fiesta el último día, es decir, mañana. Nos asearíamos, cada uno se pondría su pijama, yo en la habitación mientras él usaría el cuarto de baño, y a dormir. Pero parece que Juanes no tenía los mismos planes que yo.

Capítulo 12, a 12 de mayo, el día de Lola.

Y para colmo me ha pasado una cosa muy fuerte, de esas que piensas que no pasan más allá de aquí (Wattpad) o las pelis...
Solo sé que el mundo es un pañuelo y a mi me graban constantemente.
No sé más.
Menudo dia.

12 de mayo, la vecina...

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