27. Disculpa sincera

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J A C K

No puede ser.

No puede ser.

No puede ser.

¡La estaba besando! cuanto tiempo había esperado por este momento, cuantas veces había soñado con esto, y el momento en realidad fue mil veces mejor de lo que me imaginaba.

Cuando nos separamos, ambos nos miramos y ella soltó una risita, no era mentira, me encantaba verla sonreír y como sus ojos se achinaban con facilidad.

Sonreí con ella.

Realmente me gustaba Emily.

-Es mi primer beso estando acostada, fue extraño...pero a la vez lindo-dijo ella mientras reía-llámame loca, pero es mi primer beso.

Alzo las cejas con asombro.

-¿Jamás te diste un beso con Finn?

Ella niega levemente.

-No, supongo que yo no era lo suficiente para él, igual, agradezco que no haya pasado.

Tomé su mano y le di un beso.

-Para mí siempre vas a ser suficiente.

Ella sonríe otra vez.

-Tienes razón, es extraño cuando no estamos peleando, pero, debo admitir que me gusta más esta versión de ti, esta versión tierna y cariñosa.

-Esta versión a la que le gusta una persona.

-¿Qué dices? deja las tonterías-dijo riendo.

-¿Qué? es cierto, ¿no me crees?

-No. Demuéstralo.

-Bien, ¿qué quieres hacer mañana?

Ella lo piensa un momento, y luego sus labios forman una media sonrisa.

-Mañana mis padres cumplen tres años de fallecidos, no es la mejor primera cita, pero, ¿quieres ir a visitarlos?

-Mientras tú estés bien, siempre iré contigo.

-¿Y a ti que mosca te picó eh Grazer? estás muy empalagoso ¿no crees?

-No, osita.

-Llámame así en público y juro que gritaré que eres un violador.

-Está bien, osita.

Ella gruñó y me estrelló una almohada en la cara.

-¿Así quieres jugar ahora?

La tomé desde la cintura y la tumbé en la cama, empecé a hacerle cosquillas en el estómago mientras se retorcía en la cama, riéndose a carcajadas.

Su risa iluminaba todo a mi alrededor.

Sus ojos se achinaban, estaba empezando a sonrojarse de tanto reírse, dejé de hacerle cosquillas y me acerqué lentamente a ella, para darle otro beso.

Pero, antes de llegar a sus labios posó su mano en mi pecho.

-Alto ahí, no tan rápido, osito-Dijo sonriendo.

Negué mientras sonreía.

De pronto, la puerta se abrió, ambos miramos hacia la entrada, la enfermera alzó las cejas con asombro ante la escena que estaba presenciando.

-Oh, yo...lo siento debí tocar.

Me paré de golpe y Emily se incorporó.

-No, no es lo que usted cree, no estábamos...eso no importa, ¿ocurre algo?-pregunta ella.

[Te amo, Grazer.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora