[Te amo, Grazer.]

29. Una visita especial

J A C K

Siento el frío chocando mi frente, la luz golpea mi vista cuando trato de abrir mis ojos. Aunque ya es de día, el aire está frío por la lluvia de ayer, el sol no es caluroso, pero si fuerte y radiante, anunciando un nuevo día.

Cuando mis ojos logran adaptarse a la luz, observo a Emily sobre mi brazo derecho, descansando, durmiendo con tranquilidad, tengo que admitir que me gusta verla así, la vulnerabilidad visible en su sonrojado rostro, quien diría que semanas atrás me estuvo insultando y casi bofeteando por lo que le hice.

Me volteé hacia ella, mi nariz rozó su mejilla, aún dormía sobre mi brazo, me acerqué a ella y con mi otra mano empecé a trazar círculos sobre su rostro, grabando cada parte de su cara angelical.
Poco a poco, sus azulados ojos se abrieron, con una sonrisa me recibió.

-Buenos días.

-Buenos días Jones.

Ella bostezó y me dio una sonrisa.

-¿Dormiste bien?-preguntó ella.

-¿Dormir con mi chica favorita? no, ew, dormí horrible-bromeé.

Ella se ríe y posa su fría mano sobre mi mejilla.

-¿Soy tu chica favorita, Grazer?

-Desde ahora y para siempre.

Ambos reímos y se acerca a mí para darme un beso corto en los labios.

Se para y empieza a estirar sus brazos, el sol ilumina sus ojos y juro por Dios que no puedo dejar de observar lo hermosa que se ve con la luz del sol.

-Te ves muy tierna mientras duermes, y cuando bostezas, también cuando despiertas...

-Ya entendí Jack-dice ella-según tú soy muy tierna.

-Lo eres.

Ella niega con una sonrisa y se pasa las manos sobre el cabello.

-¿Bajamos a desayunar?

-Mamá seguro no está en casa, así que nosotros haremos nuestro desayuno.

-¿Y tu papá?-pregunta, con curiosidad.

-Él está de viaje por trabajo.

Ella asiente y se levanta, empezamos a guardar todo en mi habitación para empezar con el desayuno.

-¿Qué quieres hacer?-pregunto.

-Lo que sea, no como mucho.

-No se nota, ¡Por Dios Emily mira esa gran panza!-exclamo con drama.

-¡No seas rídiculo no estoy gorda!-reclama ella cruzándose de brazos.

-Si lo estás.-ella voltea sus ojos-pero así te quiero.

Ella sonríe y me toma de las mejillas, nuestras respiraciones se mezclan y lentamente nos damos un beso.

-Besas muy bien para ser principiante-digo, ella me da una pequeña bofeteada.

-No vuelvas a decirme principiante en algo.

-Qué competitiva.

-¿Ah si? ¿Tú crees?-dijo y alzó una ceja-veamos quien termina su desayuno antes-retó.

-Trato.

Ambos nos movimos rápido alrededor de la cocina, buscando ingredientes para terminar lo más pronto posible, era un simple reto, pero parecía divertirle, ella se reía cada vez que trataba de buscar algo y no lo encontraba.

-Los cucharones están debajo-hablé, mientras preparaba lo mío.

-¡No es justo! Tú sabes donde está todo, yo no-hizo un puchero mientras buscaba, yo encogí los hombros-debiste pensarlo bien antes de retarme, conozco mi casa de pies a cabeza, a diferencia de ti.