[Te amo, Grazer.]

35. He tomado una desición

E M I L Y

-¿En dónde estamos?-pregunta Jack, al notar mi expresión.

Suspiro y giro hacia él, con una sonrisa meláncolica-Aquí Jack, fue el último lugar en el que mis padres estuvieron con vida.
Probablemente ya estés harto del tema, pero...

Él bufa y niega al instante,-Jamás lo estaría. Sé que tratas de desahogarte, y si esta es tu forma de hacerlo estaré aquí para ayudarte. Nunca creas que eres una carga para mí por haber vivido algo tan pesado, al contrario, cuando estoy contigo sólo llevo una lección de vida.

Sonrío, mis ojos se cristalizan.

-Gracias.

Él me regala una sonrisa.

Entro al terreno y busco la llave del lugar en donde siempre solía estar, bajo una maceta. La tomo y abro la puerta de la casa, los recuerdos de ese último día invaden mis pensamientos, haciéndome temblar por la energía que me transmite este lugar.

-Sé que les encantará este lugar, ¡está totalmente nuevo!-anuncia mi padre junto a mamá.

Observo la casa, el vecindario es colorido y lleno de personas mayores.

Parece un lugar solitario, pero agradable.

2016, fue el año en el que ellos compraron esta casa para que nosotras la visitaramos en nuestros días malos.

Jamás volví a este lugar desde aquel día, en vez de tranquilizarme me llenaba de rabia, impotencia, y sólo aumentaba mi dolor.

-Emily, sabes que ellos querrían que fuéramos allá, ya sabes lo que nos dijeron. Si te sientes mal, inútil, y estresada debes ir. No te deprimas, no está bien-Emiliana me esperaba impaciente con sus cosas, ella todos los meses visitaba el lugar para limpiarlo.

-No iré allá, sabes que no me gusta. Me desagrada volver al lugar en donde todo empezó, o terminó. ¡Ya ni sé lo que es! ¿sabes?, la vida pierde sentido cuando tú ya no sientes que vivir es necesario, lo siento, pero no puedo.

-¿Y acaso no piensas volver nunca? ¡Fue el último lugar en donde estuvieron! ¡En vez de ponerte mal deberías...

-¿Debería qué? ¿Sentirme feliz?-bufo-Estás loca.

-No es lo que iba a decir.

-Claro.

-Algún día volverás.

-No hasta que esté lista, y no hasta que yo me sienta feliz...si es que eso es posible.

Suspiro, y finalmente, después de tantas veces de haber venido aquí después de lo que pasó, por primera vez sonrío.

Algunos pensarán que dependo de Jack, que mi felicidad es él, y que si un día se va se llevará todo, y volveré a estar rota. Pero no es cierto, él sólo ha traído colores a mi vida, me ha ayudado a superar, a cerrar heridas que pensé jamás sanarían. Si un día Jack decide irse, no tendré problema en aceptarlo, estaré triste, sí, pero recordaré, sonreiré y estaré agradecida de que me ayudara a superar.

-¿En qué piensas?-pregunta, observando mi rostro.

-En que eres fantástico, Grazer.

Él finge limpiarse la camisa-Lo sé.

Ambos reímos y cierro la puerta principal. 

-¿Te sientes bien estando aquí?-cuestiona, preocupado.

-Sí, ahora si.

-Entonces...cuéntame, ¿qué es este lugar?

-Ah, si. Mis padres compraron esta casa un mes antes de morir. La compraron para compartir juntos en momentos difíciles de nuestra vida. Emiliana solía escaparse con sus amigas cada vez que discutía con alguno de ellos, o con ambos. Así que prometimos que cada vez que quisiéramos ir a un lugar a sentirnos mejor o alejarnos del mundo, eligieramos este, prometieron no interrumpir o tratar de disculparse viniendo, prometieron darnos nuestro espacio cuando lo necesitaramos, lo hicieron para mantenernos a salvo, ya que Emiliana solía escaparse por días, y mis padres no lograban encontrarla varias veces.