Un regreso esperado

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Esta mañana en la empresa, nos llevamos una gran sorpresa al ver entrar por la puerta a Santiago; traía puesto un traje negro, y una corbata azul oscuro que por cierto le combinaba muy bien con el traje. No llegó a dar unos pocos pasos luego de que entró por la puerta, y se detiene; dice en voz alta "volví para quedarme", con una sonrisa de oreja a oreja. Todos nos pusimos muy contentos por su llegada; él fue muy bueno con nosotros durante el tiempo que estuvo en la empresa, y parece una buena persona. Se acerca a mi, y me saluda con un beso en la mejilla; me ruboricé y no entendí porque me saludo así. Me pregunto si Rodrigo se encontraba en su oficina y a lo que yo le respondí que si, se acerca a la puerta y en un acto rápido golpea y entra; desde mi escritorio se lograba escuchar que hablaban pero no se entendía nada, lo único que alcance a escuchar fue un saludo entre ellos. Después de unos minutos salió Rodrigo y atrás de él salió Santiago.



- Luisana, podrías acompañar a Santiago a que elija algún escritorio, de los cuatro que tenemos disponibles en el primer piso.



- Claro. ¿Vamos señor Santiago?. - Le pregunte con una sonrisa y él asintió.



Rodrigo nos quedó mirando con una cara un poco extraña cuando nos retirábamos.



Al medio día me estaba yendo a almorzar con Sara, como todo los días laborales, y en eso se acerca Santiago.



- ¿Están yendo a almorzar?



- Si. - Le dice Sara.



- ¿Les molesta si voy con ustedes?



- No, no es molestia. ¡Vamos!. - Le sonríe.



Rodrigo estaba parado afuera de la empresa, hablando por celular, y nos vio salir a los tres; nos siguió con la mirada hasta que entramos al restaurante, yo miraba para todos lados como una loca, ¿Qué iban a pensar mis compañeros? Salí a almorzar con Rodrigo, y ahora con Santiago, (Algo bueno, no creo que piensen de mi). No podía decirle a Santiago que no, porque el ha sido muy bueno con nosotros y sería muy descortés decirle que no; por eso deje que Sara le respondiera.

A Santiago lo seguimos considerando como un jefe, aunque no lo sea.


Los tres pedimos lo mismo para almorzar, una ensalada mixta; luego de ordenar, los tres nos quedamos callados y para cortar el nudo de silencio que había entre nosotros, Santiago hablo primero.

- ¿Cómo les está Yendo en la empresa?. - Dijo un poco nervioso.



- Bien. - Dice Sara. - Ahora mucho mejor que tenemos un nuevo jefe.



- ¿Cómo un nuevo jefe?



- Si. Lo que ella quiere decir es que él señor Rodrigo, volvió cambiado, mejor de ánimo y más amable con nosotros. - Aclaré.



- Qué bueno, que decidió cambiar su mal genio. - Le asentimos con la cabeza Sara y yo.



- Y usted; Qué sorpresa nos dio al volver a la empresa. - Le afirma Sara.



- Somos muy buenos amigos con Rodrigo, y después de su reemplazo, él me hizo la propuesta de venir a trabajar a la empresa, y yo acepté. Trabajar en la empresa me gustó, y decirle que no, no era una opción.



Llegó la comida y mientras la degustábamos, hablábamos de nosotros para conocernos más.



Trabajamos toda la tarde restante y nos fuimos a casa, (Bueno, Sara no sé; lo más seguro es que se haya ido a bailar); llegue muy cansada, pero tenía un desorden que había que ordenar sí o sí. Mientras cocinaba, limpiaba y así hasta media noche; lavé lo que ensucie en la cocina y me di una ducha relajante; luego a la cama y mañana a trabajar de nuevo.


AMOR SIN BARRERASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora