Volver a empezar

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Llegué al hospital y allí me estába esperando Santiago como él me había dicho. Al entrar a la sala de espera allí se encontraban los padres de Rodrigo muy conmocionados por lo sucedido; no me acerqué a ellos me quedé lejos junto a Santiago para evitar problemas.

- ¿Cómo pudo pasar?. – le dije a Santiago con los ojos llenos de lágrimas.

- No sé, yo venía conduciendo detrás de él y de repente vi que el jeep empezó a hacer movimientos raros y volcó. Enseguida llamé al 911 y a sus padres. Perdoname, de verdad no sabía que todo esto iba a tener este desenlace.

- Te pedí por favor que no le dijeras nada, esto no tendría que estar pasando, por dios.

- Perdón. Sé que no va a solucionar nada decirte esto ahora, pero es lo único que te puedo decir.

Se acercó la doctora para darnos a saber el estado en el que se encontraba Rodrigo.

- Hola a todos, yo soy la doctora Cecilia Morales. Bueno, su hijo llegó con una lesión grave en la cabeza y tuvimos que hacerle una cirugía de urgencia; ahora se encuentra estable y en este momento lo están trasladando a cuidados intensivos. Por ahora sólo podrá verlo un familiar por unos minutos y luego según su evolución se irá viendo si podrá tener más visitas. Ahora va a venir la enfermera a buscar a la persona que lo va a visitar. Nos vemos.

- Gracias. – dijimos todos juntos como si fuéramos un coro.

Después de que la doctora se fue, la “señora” Sandra se acercó a mi y no era para algo bueno.

- Fuera de acá, vos no sos nada de mi hijo, él está así por tu culpa maldita. – dijo llorando y muy alterada.

De inmediato la sacó de mi lado el señor Ricardo y logró tranquilizarla. Yo ni siquiera le dirigí la palabra, no era ni el lugar ni el momento para escándalos. Regresó Ricardo hacia donde estába yo, me pidió disculpas y también me pidió por favor si me podía retirar para no causar más problemas, y que no me preocupe que él me iba a mantener al tanto de todo. Me retiré, no es que me diera igual si estaba o no, sino que allí estaban sus padres cuidándolo y además no me iban a dejar entrar, mi presencia no iba a ser de mucha ayuda allí.

Pasaron los días y yo seguía sin tener nuevas noticias de Rodrigo; Santiago me contaba cosas pero yo tenia que verlo con mis propios ojos, así que fui al hospital.

Por suerte cuando llegué no se encontraba la “señora”, solo estába Ricardo y aproveché para acercarme a él y preguntarle por Rodrigo.

- Hola, ¿Cómo sigue Rodrigo?.

- Hola. Perón por el comportamiento de mi mujer el otro día. – dijo muy apenado.

- No pasa nada, no me pida perdón.

- Rodrigo todavía no despierta. Los doctores dicen que es por el golpe que tuvo en la cabeza y que puede despertar tanto ahora, como en semanas, meses, o años. Esperemos que sea pronto.

El señor Ricardo me llamaba cuando la “señora” se iba a descansar por un momento a su casa, para que yo en ese momento pudiera ir a ver a su hijo, Santiago me acompañaba cada ves que iba, nunca me dejó sola al igual que Sara, pero ella no me podía acompañar por temas personales.
Ya un mes y todavía nada, Santiago estuvo reemplazando a Rodrigo en la empresa y yo iba a trabajar como siempre, todo iba bien a excepción de que no estába Rodrigo con nosotros; los fines de semana me los pasé con mi familia, disfrutando de ellos; pero aún me faltaba una persona para completar mi felicidad, y era él.

Recibí una llamada de Santiago.

- Hola, ¿cómo andas?. – le dije.

- Muy bien, te tengo una muy buena noticia; Rodrigo despertó.

- En serio. Esperé tanto este momento. Ya voy para ahí.

- Bueno, te espero en la habitación, vení preparada para los ataques. – Y se ríe.

Fui lo más rápido que pude; entre a la habitación y allí estába Santiago, los padres de Rodrigo y mucha gente que no conocía. Sandra se encontraba junto a Rodrigo y por esa razón no me vio entrar, pero al apartarse de su lado para que otra persona lo pueda saludar se acercó a mi y me dijo: “ ¿Qué haces acá?”, Santiago me agarró del brazo y me acercó a Rodrigo.

- ¡Hola!. – fue lo único que me salió decirle entre lagrimas mientras le acariciaba la cabeza.

Él me miró fijamente y retiró mi mano de su cabeza; luego miró a Santiago.

- ¿Quién es?, ¿Es tu novia?. – le dice a Santiago.

Santiago me miró y miró a Rodrigo nuevamente.

- Rodrigo estas bromeando. ¡En serio no sabes quién es ella!.

- Es alguien importante, porque yo nunca la he visto en mi vida.

Miré a Santiago y de alguna manera supe que le iba a decir a Rodrigo que yo era su novia. Pero lo pude detener antes de que lo haga. Rodrigo recién se había despertado y era lógico que no se acordará de algunas cosas que habían pasado en este tiempo, así que no quise molestarlo.

- Yo soy una amiga de Santiago y por lo tanto nada importante para vos, así que te dejo descansar y ojalá que te recuperes pronto. Chau.

Me retiré muy mal de la habitación, Santiago me siguió para no dejarme sola, pero lo que quería era estar sola para llorar tranquila. Salí a fuera del hospital para tomar aire y desahogarme. Comencé a llorar desconsoladamente mientras pensaba el ¿Por qué? me pasaban cosas malas a mi, parecía que mi ser sólo atraía las cosas negativas de la vida. Santiago me abrazó para tranquilizarme porque estába muy alterada. Me dijo que todo se iba a solucionar, pero yo ya no tenía más energía ni esperanza para creer eso, en ese momento se me vino el mundo abajo.

AMOR SIN BARRERASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora