El amor pudo vencer a esos recuerdos que no querían salir

243 11 0
                                    

Lo veo todos los días en la empresa y su indiferencia me hace mal. Todo en la empresa es como la primera vez que comenzó como jefe, le grita a todo el mundo y se cree más que todos sólo por ser el jefe; no me gustaba que vuelva a ser así luego de que él antes del accidente ya había cambiado su actitud, sé que perdió la memoria pero no podía permitir que siga así y fui hacia su oficina.

- ¡Ya basta!. Todos merecemos respeto y no es justo que nos trates como lo estás haciendo, así que pensa si te gustaría que te traten igual como lo estás haciendo con nosotros. - él se quedó perplejo y no salió ni una palabra de su boca, sólo me miró fijamente y enseguida me retiré de su oficina.

En ese momento se me ocurrió que podía hacerle revivir momentos que hemos pasado juntos, y así quizá podría recordar.

Día a día trato de hacer cosas que lo hagan recordar aunque sea algo minúsculo de lo que hemos vivido. Sé que no va a recordar de la noche a la mañana, o quizás sí recuerde, pero tengo que ser paciente y esperar.

Santiago me llamó para que hablemos.



- ¡Hola!.



- ¡Hola!, ¿Podemos hablar de Rodrigo?. - dice.



- Si claro, decime.



- Hoy en el almuerzo hablamos mucho Rodrigo y yo, y una de esas cosas fue sobre sus recuerdos; me contó que se le venían a la mente momentos de él junto a otra chica que no era Jennifer, pero nunca puede ver su rostro. Él siente que esa persona es alguien importante en su vida.



- Muchas gracias por contarme esto. ¿Podrías hacerme un favor?.



- Si decime.



- Mañana podrías invitar a Rodrigo a comer con nosotros como lo hacíamos antes, tengo una idea en mente que lo puede ayudar a recordar.



- Sólo le falta ese empujoncito y vas a ver que se va a acordar. Confía en mi.



- Muchas gracias por todo.



- No hay de qué.

Fuimos los cuatro a comer al Margarita y estába feliz del gran paso que iba a dar ese día. Disfrutamos de la comida y conversamos entre todos, la pasamos bien. Antes de volver al trabajo le pedí a Rodrigo si podía hablar un momento con él, Sara y Santiago se fueron y nos dejaron solos.

- Bueno. Santiago me comentó que te estás acordando de una chica, pero que no logras verla bien en tus recuerdos.



- Sí es así. A Santiago no se le puede contar nada porque ya va y se lo cuenta a todo el mundo.



- Santiago me contó porque me tiene confianza y porque yo sé quién es esa chica.



- ¡Cómo que sabes quién es la chica!. ¿La conoces?.



- Ella está esperando con ansias que vos recuperes la memoria y puedas recordarla. Te quiere mucho y puedo dar fe de eso. Ya sé que no podes hacer más de lo que estás haciendo para recordar y lo entiendo; de verdad espero que puedas recordarla. Ella me dio este anillo para vos, quizás te ayuda a recordar. - le entregué el anillo que él me había dado.



- ¡Pero por favor decime quien es, dónde vive; dame más información para entender, no puedo seguir con esta intriga!.



- No puedo decirte más nada. Lo único que te puedo decir es que está más cerca de lo que crees. - me levanté de la mesa y me fui a la empresa.

Por la tarde al salir de trabajar, Santiago me dijo que él me llevaba hasta mi casa a lo que yo accedí, de lo que no estaba enterada era de que Rodrigo también iba con nosotros en el auto. Al subir al auto Santiago me dijo sin que le preguntara nada el porqué Rodrigo iba en el auto con nosotros.

- El auto de Rodrigo está en el taller y me ofrecí a llevarlo a su casa.



- Si está bien, no me tenés que dar ninguna explicación.



- No sólo te decía.

A mi se me hacía mucha casualidad y sospeche que detrás de todo esto estaba Santiago, no me invitó porque si, me invitó porque se encontraba Rodrigo allí.

Llegamos a mi casa y vi a Rodrigo muy concentrado mirándola; capaz y había recordado algo pero no quería ilusionarme tanto por las dudas. Bajé del auto y Santiago arrancó.

A media noche suena el celular, miré la pantalla para ver quien era y era él, Rodrigo, ¿Rodrigo?; ¡sí Rodrigo!.

- ¡Hola!. - digo muy emocionada.



- Salí para afuera. - Y colgó.

No entendía mucho, trate de respirar hondo y calmarme. Me levanté de la cama y fui hacia el living a mirar por la ventana. Era él recostado en otro auto que no había visto antes, esperando a que yo saliera.


Salí rápidamente y lo miré desde lejos, él también me miró pero con una sonrisa en su rostro y con sus brazos extendidos hacia los lados para que fuera a abrazarlo, y eso fue lo que hice. Salté encima de él y lo abracé con todas mis fuerzas.

- Te amo mucho, perdoname por no recordarte soy un estúpido, perdón.



- Lo importante es que me recordaste y estoy muy feliz. Te amo. - le dije entre lágrimas de felicidad.

Pasamos toda la noche juntos, disfrutando de ese momento que fue único, y que de seguro no se nos iba a olvidar nunca. Estamos muy felices y más fuertes que nunca, ahora éramos nosotros contra él mundo y nadie nos iba a poder parar.


AMOR SIN BARRERASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora