Reencuentro

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Mi padre se acerca.

- Luisana, ¿Qué haces acá?. Tu madre se va a enojar si te ve.

Me llevó hacia el costado de la casa para que no nos viera mi madre.

- ¡Hola!. – en ese momento lo abrace fuerte.

- ¡Te quiero hija!. – dijo entre lagrimas.


- Yo también te quiero. Vine para hablar con ustedes y terminar con esta distancia que hay entre nosotros; no podemos seguir así, y no me importa que se enoje porque yo sé que ella muy en el fondo no quiere estar peleada conmigo.

- Luisana, antes que todo quiero que sepas algo. Tu madre ahora está en la cama, no está bien de salud, no te lo dije antes porque tu madre no quería, vos sabes como es de terca.


- ¿Qué es lo que tiene?, ¿Es grave?.

- Tiene un tumor cerebral.

Quedé como en un estado de shock, no podía creer lo que estaba escuchando, mi madre, la fuerte, la que se enfrentaba a todo, no podía estar enferma, no podía.

Entramos a la casa y todo seguía igual como si no hubiese pasado el tiempo; cuando nos acercamos al cuarto donde se encontraba mi madre, la puerta estába abierta, y desde allí la vi acostada en la cama, la miré fijamente con una sonrisa en mi rostro y ella también me miró, pero después del breve momento que intercambiamos miradas gritó: “¡Andate, no te quiero ver andate!”. Mi padre me sacó rápidamente de allí.

- Es mejor que sepas toda la verdad de una vez. Sabías que tu madre se puso muy contenta cuando llamaste ayer.

- ¿Supo qué llamé?, si vos dijiste que no se podía enterar.

- Ella te ama es tu madre, lloró mucho cuando te fuiste, es cierto que a ella no le convencía mucho que fueras a estudiar secretariado y que prefería que estudiaras otra cosa, pero ella nunca se enojaría contigo por esto, tu carrera no fue el motivo para que te echara de la casa.

- Papá no estoy entendiendo, cómo que no fue eso.

- Ella unos días antes de que pasara lo que pasó, había ido al hospital a levantar unos estudios que se había hecho por el dolor de cabeza y los vómitos que tenía, te acordas.

- Si claro que me acuerdo.

- El resultado indicó que tiene un tumor cerebral; armó toda esa discusión que tuvieron con la excusa de tu carrera para que te alejes de ella. Ella no quería ser una carga para vos. Yo le dije que no iba a ser una carga para nosotros, pero debía respetar su decisión de ocultarlo.

- Entonces me mintió, sólo para alejarme. Ella es mi madre, y es mi responsabilidad cuidarla, no es una carga.

- Sé que estuvo mal, pero ella ya estaba decidida a no contarte nada; decía que no quería destrozarle la vida a su única hija; haciendo que renuncies a todos tus sueños sólo para cuidarla.

- No lo puedo creer. ¿Cómo está ahora ella?.

- El cáncer ya estába avanzado, y a pesar de eso los doctores dijeron que podían operarla, pero él riesgo era alto de que no resistiera a la operación. Ella no quiso operarse, quería vivir lo que le quedara de tiempo; y no era seguro de que saliera con vida del quirófano. Así que no podemos hacer nada.

Regresé a casa destruida, no tuve oportunidad de saludarla ya que se alteraba mucho con mi presencia y no quería que se ponga mal, ahora sé por qué me quería lejos, pero no me voy a alejar de ella, aunque no lo quiera voy a seguir a su lado para apoyarla y a hacer todo lo posible para que se opere, aunque no sea seguro de que ella salga viva del quirófano, es la única oportunidad para salvarla y no hay que desperdiciarla, aunque me duela mucho tiene que hacerlo.

AMOR SIN BARRERASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora