Herido.

297 38 5
                                    

Parte 1.

-Es fácil pequeño bastardo, dime dónde está el maldito auto y yo te dejaré libre. Es sencillo, inténtalo-. Shawn miró al chico de manera que causaba terror hasta por los huesos. Su mirada era fría y carente de piedad. Sus nudillos se encontraban rojos y con sangre que no le pertenecía a él. Si no al individuo que colgaba de los brazos con cadenas. Su rostro había cambiado complemente dejándolo irreconocible. Sangre, sudor y mugre eran la prueba de la mutilación en carne propia.
Pero eso no llegaba a remover ni un poco el corazón de Shawn.
En esos momentos se volvía una piedra y en lo único que podía pensar era en descargar su furia con alguien.
El chico era la lamentablemente víctima.

- No, no sé de qué hablas-. Su voz apenas podía escuchar como un susurro en la enorme bodega oscura. Las imponentes paredes resguardaban sus palabras y lamentos.
Las fuerzas se habían debilitado y él no podía defenderse.

Solo una lámpara a unos cuantos metros alumbraban el cuerpo maltratado del chico y el lado izquierdo de Shawn marcando su aspecto malévolo.
Shawn soltó una risa sin gracia mostrando sus perfectos dientes, pero aún su expresión llegaba a ser tan aterradora como un demonio acechando a su presa.
Letal y duro.
Era lo que caracterizaba a Shawn cuando de violencia se trataba.
Su vista se tornaba roja y oscura acabando con lo que había a su paso.
Sin importar lo que fuera o quien fuera.
Lo tenía claro y el hombre que estaba delante de él aún no lo entendía lo que provocaba que su paciencia poco a poco llegará a su límite.

- Bien, es lamentable que no lo sepas. Por lo que me veré obligado a terminar con esto. Tu familia es muy linda-. Se acercó a una mesa llena de objetos para torturar, con su rizo peculiar volando sobre su frente se detuvo a buscar algo que fuera de utilidad. Tenía ganas de divertirse y cuando el hombre escucho sus palabras un grito ahogado resurgió desde su garganta.

- No, no, no por favor. Te lo suplico.
¡Ellos no!-. Imploro desesperado el hombre.

Esta vez Shawn sonrió con ganas y animado. La familia siempre era el punto clave cuando de respuestas se trataba.
No le sorprendía que la mayoría hablará ya que eran principiantes empezando en un mundo en el cual la familia era la que pagaba los platos rotos de sus malas decisiones.
Shawn lo sabía y aunque muchas veces le costaba tomar esa opción optaba por ella cuando los golpes no eran suficientes.

- Vale, vale. No me meteré con ellos si me dices dónde está ese auto. ¿ Eso está bien para ti?-. Camino de nuevo hasta el hombre alzando las cejas apuntando lo con una navaja de bolsillo la cual brillaba peligrosamente aún sobre la palpable oscuridad.

La cabeza cansada del hombre subió y bajo lentamente al igual que tragaba duro mostrando estar de acuerdo. 

-Lo han desmantelado cerca de la costa-. Trago duro y prosiguió.- Francesco el italiano. Él, él se ha quedado con toda la mercancía. Probablemente quiera llevarla a Los Ángeles este fin de semana para vendersela a los colombianos, ya están enterados del robo y quieren pagar mucho por ella.

Esas no eran buenas noticias. Lo que implicaba que gran parte del dinero que estaban por robar él y Calum pertenecía al valor de la mercancía que estaba por ser desaparecida.

- Mierda. ¿Francesco sigue en Miami?-. Pregunto molestó.

-Ssssi, si-. Sangre salió expulsada de entre los labios del hombre por una posible hemorragia interna. Pero Shawn no podía detenerse en ver al hombre, saco del bolsillo su celular tecleando con rapidez el número de Calum.
No respondió hasta el cuarto tono con voz soñolienta.

- ¿Qué pasa Mendes?, ¿Ya dijo algo?-. Un bostezo atravesó la línea haciendo que Shawn rodará los ojos.

-Malas noticias, Francis Toecelli tiene la mercancía.

SeñoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora