Malas noticias

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Podía plantearse todo de nuevo, borrarse los errores, analizar los fallos y no soltar la correa como antes, por qué si eso sucedía todo se iría a la basura.
Considerando que se había tomado libertades haciendo caso omiso a lo que él mismo se había prohibido.
"No meterse entre las piernas de una tia"
Había roto una de las reglas más importantes y cruciales para llevar a cabo su venganza.

Estaba claro en ese momento, las faltas que se habían cometido era claramente notables.
Por poco y todo acababa mal y la verdad es que en realidad si estaba todo mal puesto que la única salida se había vuelto hacerle frente al problema.
No podía hacerlo.
Shawn no estaba preparado para eso. Ya que sí hacía eso las cosas terminarían mal.
Y probablemente con un tiro en el pecho y el otro entre ceja y ceja.
Tenía que pensar con la cabeza fría y no seguir como antes sus arranques e impulsos.
Sus cartas seguían sobre la mesa y tomaría una a una con cuidado planearia la siguiente jugada y formaría de mano en mano la estrategia completa.
Tenía la primera ronda ganada.
Pero la segunda su contrincante se la había llevado, aunque eso aún él no lo sabía.
Shawn lo aprovecharía y remendaría sus errores.
Ya no tenía tiempo para equivocaciones.
El tiempo corría en su contra y lo sentía pisandole los talones.
Su primer error había sido tomar una carta apresuradamente cual niño pequeño con una paleta.
No llevaba consigo una planeación anticipada por lo que esto automáticamente traía consecuencias.
Lo que ahora lo tenía ahí.
Con la cabeza hecha un desastre, días sin dormir, migraña y un poco de ira.
Las últimas 48 horas la había pasado sentado frente a la habitación de Camila pensando, imaginando e idealizando todo aquello que pudo haber sido.
Nunca había cruzado por su cabeza ese tipo de pensamientos ya que era casi imposible de que sucediera, aún así solo de tenerlos todo el día y toda la noche navegando por la cabeza ya lo habían vuelto una total mierda
Reconocía que no era su mejor día ya que aunque ni siquiera fueran daños físicos además de las noches sin dormir y el cansancio, la forma en la que todo había salido, ese pequeño pero casi indescriptible error lo habían tomado por sorpresa.
Casi sin saber que hacer.
Quería sentirse bien y dar el tema por finalizado pero había algo que lo inquietaba y lo hacía sentir muy mal.

Camila.

¿Cómo lo tomaría?

Claramente mal, muy mal se atrevería a decir ya que por la gravedad y lo que conlleva el asunto sería un fuerte golpe del que no estaba preparada.

Shawn no podía hacer ni decir nada, solo observar y mantener la calma.
Respiro profundo y se dió la libertad de imaginar los posibles escenarios en un mundo paralelo.
Una risa amarga salió de sus labios solo de imaginarlo.
Por los pasados dos días que había estado sentado la mayoría del tiempo lo pensó, imaginó y descartó.
En ese entonces un escalofríos le había recorrido de punta a punta el cuerpo completo
Era lo más absurdo y estúpido que pudiera existir, pero aquello que le intrigaba era lo extraño que lo hacía sentir.
La sensación no le resultó agradable así que dejó de lado todo aquello y se paró justo en frente mirandola fijamente unos segundos tratando de encontrar la broma en su cara, algún rastro de que todo era mentira y había sido engañado.
Pero no había absolutamente nada que le respondiera lo que quería escuchar.

Frustrado reposó su espalda en el marco de la puerta de la habitación que era de ella.
Miró su cabellera castaña larga que reposaba sobre sus hombros en ondas brillantes, sus labios se encontraban entreabiertos y sus párpados cerrados protegidos por unas largas pestañas oscuras.
Su gesto vulnerable, retraído e inocente, con ese aspecto de ser el ser humano más bueno del mundo.
La inconsistencia la hacía verse con un pan de Dios.
Pero Shawn sabía que era una fachada, desde el principio. Todo era una farsa, una estrategia bien armada por Camila, sintiendo sospecha trato de indagar más en su rostro como si este le fuera a revelar la verdad.
Las faltas de dormir lo estaban volviendo un paranoico.
Llevo sus manos a su rostro y las paso tratando de acabar con esa frustración que estaba a nada de comerle la cabeza.
Volvió a mirarla.
Desde ese estrecho ángulo pudo notarlo.
Inconsciente se revelaba una paz casi poco creíble. Una respiración tranquila y un muy profundo sueño.
No tenía ganas de lidiar con un torrente de emociones ante lo que se aproximaba.
Las emociones no eran sus partes favoritas de una persona. Fueran buenas o malas las evitaba.
Pero era inevitable, podría sentirlas hasta en la piel solo de pensarlo y ver la reacción de  Camila.
Eso acabaría muy mal.

SeñoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora